'Hacer vino es un arte, los productores de vino son artistas'

Lydia Richards se dedica a la enseñanza y comunicaciones en un mundo que le apasiona y le ha dado grandes satisfacciones: el mundo del vino. Desde Nueva York, la panameña impulsa su emprendimiento, Vino Concierge
'Hacer vino es un arte, los productores de vino son artistas'

Lydia Richards tenía sus metas puestas en la moda. Había completado sus estudios de administración de negocios enfocados en el Instituto Marangoni en Londres. Pero antes de dejar el viejo mundo, decidió pasarse un tiempo en Francia. “Mi plan era conocer el país, aprender francés, vivir en París; podía parar un tiempo allá, mi visa me lo permitía, tenía amigos con los que me había graduado y a través de ellos me di cuenta de lo inmersos que están en la cultura del vino, es parte de su día a día”, recuerda.

Una de sus amigas, que vivía en el sur de Francia, le mostró que el vino es mucho más que una bebida, “tiene mucha historia; además, está ligado con cosas muy importantes en su estilo de vida; impone hasta de respeto”, detalla. Estando allá conoció la región de La Provence, donde la especialidad son los vinos rosé y Perpignan, donde se producen vinos tintos con mucho cuerpo. “Conocí los viñedos, todas las personas relacionadas con ellos y sentí que a través del lenguaje del vino podía comunicarme mejor con la gente”, asegura. “Después de esa experiencia y comprender lo que significa el vino para los europeos, sobre todo para los franceses, creció mi hambre por aprender más, más, más porque es una forma de explorar el mundo”, agrega.

Con una especialización en moda, Richards buscó empleo en una plaza de trabajo que le permitiera desarrollarse. “Panamá era un mercado pequeño para el tipo de trabajo que estaba buscando y tuve la oportunidad de irme para Nueva York. Allí trabajé para Harpers Bazaar y otras publicaciones; fue una gran experiencia, pero sentía que me faltaba algo”, relata. A la par del trabajo, Richards aprovechó para aprender sobre el vino, tomó cursos de vinos y maridaje y de a poco sus prioridades fueron cambiando. “Decidí entrenarme de manera formal y me inscribí en una escuela de sommeliers. Ya llevo un par de años en eso”, dice.

De la moda al vino se podría decir que hay mucho trecho, aunque “tienen cosas en común, cierto savoir faire. Además, son actividades por las que se genera un culto”, analiza. “Hacer vino es un arte, los productores de vino son artistas, al igual que quienes trabajan en moda”.

Bienvenida al mundo del vino

Lydia se estrenó en el mundo del vino trabajando para Wine Cellerage, una empresa asociada con Christies y Sotheby's, las principales casas de subasta, que ofrece vinos finos, básicamente para coleccionistas.

“Fue una grandiosa experiencia sobre todo de catar esos vinos tan importantes, conocer los jugadores más importantes en esta actividad y las preferencias del público en ciertas añadas y regiones”, detalla.

Los vinos franceses son los que más demanda tienen, sobre todo de las regiones de Burdeos y Borgoña, con uvas como la pinot noir y la chardonnay. Apelaciones como Chassagne Montrachet son muy reconocidas, al igual que las champagnes de añadas específicas de las casas Louis Roederer que produce Cristal y Möet, que produce Dom Perignon. Pero fuera de Francia hay productores muy renombrados como Vega Sicilia en Ribera del Duero (España) y los de la denominación Barolo en Italia.

Actualmente la sommelier divide su tiempo trabajando para Colangelo & Partners, una firma de relaciones públicas especializada en empresas de vino. “Las compañías extranjeras que quieren hacer algún tipo de promoción en Estados Unidos nos contactan y nosotros les creamos un programa de comunicación. Más que productores específicos o marcas, se trabaja con clientes institucionales como consorcios o denominaciones de origen. Ahora estoy trabajando con vinos de España, ellos nos han pedido que les hagamos un programa de comunicaciones válido para toda España en el que promocionamos los diversos vinos que se producen en determinadas denominaciones de origen. Un trabajo muy grande, pero sumamente divertido porque no solo tengo la oportunidad de viajar a España y llevar a clientes conmigo, sino también de participar en ferias alrededor de Estados Unidos y ver lo que la gente realmente le gusta y qué conocimiento hace falta; conocer el mercado básicamente”, cuenta.

Su entrenamiento le ha permitido llegar a ser la principal educadora en la firma.

Esta actividad la comparte con su emprendimiento, Vino Concierge, que nació hace unos tres años.

Vino Concierge

En Vino Concierge, Richards ofrece seminarios y cursos específicos sobre vino, en español. “Todo nace de la posibilidad de comunicar el conocimiento del vino a hispanohablantes en Estados Unidos. En Nueva York hay muchísimos sommeliers, es un mercado bien competitivo, pero vi una oportunidad en un grupo de profesionales hispanohablantes, entre ellos amigos y conocidos que querían conocer más sobre vinos sin la necesidad de estudiar para una certificación de sommelier, ya fuese por interés personal o para que les diera más oportunidades a la hora de postularse a un cargo más elevado en su trabajo”, explica.

Richards empezó a hacer catas pequeñas, en español, en las cuales los asistentes podían adquirir conocimientos básicos. “La percepción es que si conoces de vinos eres una persona educada, culta. Esa percepción siempre ha estado allí. Poder emitir comentarios, escoger un vino de una lista ha sido algo que les ha ayudado a poder establecer una mejor relación con sus clientes”, sostiene.

Esto reforzó la idea de que ella podía crear su propio negocio, hacer estos encuentros de manera más profesional. “Ahora ofrezco seminarios y catas hasta 'uno a uno'; puedes atender clientes que no pueden pagar una agencia porque les resulta muy costosa. Te da la oportunidad de hacer programas a la medida”, destaca.

'Sommelier'

Un sommelier es un especialista en el servicio del vino. “Puede trabajar en un restaurante, un hotel o un bar y guía a las personas para escoger el tipo de vino que es más conveniente en una ocasión, tomando en cuenta lo que van a comer… también puede trabajar para un importador de vinos, en ventas o relaciones públicas. Depende de en qué parte de la industria quieres incursionar o te interesa más”, detalla.

Pero para ello es muy importante la educación, sobre todo en un mercado tan especializado y competitivo como Nueva York. Lo más conveniente, de acuerdo con la experta, es tener una certificación con el Court of Masters Sommeliers de Inglaterra o el Wine & Spirits Education Trust de Estados Unidos. “No todo el mundo tiene que alcanzar el grado de master sommelier o master of wine, pero eso en verdad te da peso si quieres que te consideren como un sommelier serio, un profesional”, asegura.

Y es que en el mercado en el que te encuentres, no es una industria sencilla. “Para los conocimientos que debes tener, no necesariamente paga tan bien. Es muy duro. Debes dominar los procesos de producción, conocer todos los tipos diferentes de uvas que crecen en todos los países, comprender los conceptos de maridaje y cómo explicar esta información tan compleja a un consumidor. No es sencillo. En mi experiencia personal, la gente me ha tomado más en serio y me toman como una autoridad cuando les enseño mis certificaciones. Eso me ha abierto las puertas inmensamente”, afirma.

Para cualquier inmigrante es más difícil hacerse un hueco en el mercado y aunque algunas personas cuentan con una experiencia que vale por muchos diplomas, las certificaciones son un aval, incluso en Panamá, donde no es tan sencillo obtener certificaciones oficiales. “Eso está cambiando, el mercado se ha estado profesionalizando y cada vez hay gente más curiosa en cuanto a conocer sobre el mundo del vino”, reconoce.

Panamá

Vino Concierge lleva ya tres años en el mercado neoyorkino, y aunque Richards no contempla por el momento volver a Panamá, sí tiene en mente hacer algunos proyectos que involucren el mercado panameño.

“En Nueva York puedo conseguir un vino de Rumania, o un vino de Eslovenia para poder catar, ese es el gran beneficio de estar aquí, y claro, también las relaciones, es una de las razones que me han hecho permanecer en NuevaYork, pero me encantaría poder hacer algo en Panamá, ser un centro de educación para las personas interesadas en aprender un poco más del negocio y quién sabe, ser el enlace con estudiantes o sommeliers que necesita un vino de Eslovenia, de Rumania para que lo puedan obtener...”, comenta. “Mi plan es dar a conocer el mundo del vino en Panamá y no solo los grandes productores sino bodegas de familia, de mujeres que producen vinos, vinos orgánicos”, concluye.

CONSEJOS DE LYDIA RICHARDS

¿Quieres conocer más sobre el mundo del vino?

Probar y probar. Recomiendo a todo el mundo que se aventure, que si no conoce algo trate de catarlo porque esa es la única forma de conocerlo. Ve a lo desconocido. Si ves una botella de un lugar que no conoces como Nueva Zelanda o Sudáfrica, pruébala, de repente te va a encantar.

Internet. Si no tienes la oportunidad de tomar un curso, busca Wine Folly es una página web excelente, todo te lo presentan de manera muy gráfica, visual y es muy fácil de comprender aunque no tenga smucho conocimiento técnico.

Un libro. 'The Wine Bible' de Karen MacNeil, creo que está disponible en español; el libro es un poco técnico pero una fuente de información increíble. Lo uso mucho para prepararme antes de dar un curso , sobre las regiones.

Redes Sociales. También puedes seguir un par de cuentas por instagram. hay un montón de conocimiento allí, si buscas ciertos hashtags como #wine connaiseur hay muchas fuentes de información, la verdad. Es cuestión de buscar, de explorar.

Viaja. Si tienes la oportunidad de viajar, pues ni se diga, trata de hacer un viaje y visitar una región vinícola entenderás más cómo se producen y los estilos que se producen, por qué se producen, los cambios climáticos, qué afecta la región y pro qué ellos producen esos estilos. es una forma increíble de conocer.

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