Las principales matanzas de universidades del mundo

Actualizado
  • 08/01/2024 16:56
Creado
  • 28/12/2023 09:36

La masacre de Praga, en la República Checa, donde murieron 14 personas y unas 25 personas resultaron heridas, ocurrió el pasado 21 de diciembre previo a la celebración de la Navidad; no obstante, en otras universidades de Europa, Asia y Centroamérica se han desarrollado otros actos mortíferos. Entre ellos podemos destacar cinco:

• El Virginia Tech, Estados Unidos (2007)

El 16 de abril de 2007, el surcoreano Cho Seung-Hui, de 23 años, perpetró una masacre en el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia o comúnmente conocida Virginia Tech, en Estados Unidos.

En el lugar murieron 32 personas y otras 29 resultaron heridas con arma de fuego. El agresor disparó cerca de 200 balas, matando a 27 estudiantes, entre ellos su novia, y cinco profesores. Uso dos armas de fuego semiautomáticas, una de 9 y 5 milímetros. No obstante, se suicidó de un tiro en la cabeza, luego de dos horas de iniciar el tiroteo.

Cho, quien planificó el ataque dos semanas antes, cursaba el último año de Literatura Inglesa en el Virginia Tech. Ya era adulto cuando le diagnosticaron autismo severo.

Aunque migró de Seúl, Corea del Sur, desde los 8 años, el joven no dominaba el inglés y era objeto de burla de sus compañeros, quienes lo consideraban “raro” y en el momento las autoridades, no descartaron que Cho sufriera de maltrato y abuso sexual por parte de su familia.

Luego de la matanza se conoció que el atacante ingresó a una institución mental en 2005 tras diagnosticarle esquizofrenia paranoide, trastorno bipolar, psicopatía y otros desórdenes metales.

Un año después, en junio de 2008, un juez determinó que los sobrevivientes y las familias de las víctimas recibirían una compensación de $11 millones. Se trató de un acuerdo extrajudicial con el estado de Virginia para evitar demandas posteriores.

• La Universidad Estatal de Perm, Rusia (2021)

En Rusia, específicamente en la ciudad de Perm, en los Urales —la parte europea del país—, el 20 de septiembre de 2021, en las instalaciones de la Universidad Estatal de Perm murieron seis personas y otras 47 resultaron heridas de impactos de armas de fuego. Entre las víctimas había cinco mujeres y un hombre, con edades entre los 18 y los 66 años.

El atacante fue identificado como Timur Bekmansurov, un estudiante ruso de 18 años, quien cursaba el primer año de Derecho de esa universidad. El agresor fue herido y arrestado por la policía en el recinto. Fue declarado culpable por un tribunal ruso y condenado a cadena perpetua.

El hombre perpetró el ataque cuatro meses después de una masacre escolar donde nueve personas murieron, y a raíz de ello, el país elevó la edad legal para adquirir armas de fuego de 18 a 21 años. No obstante, la nueva normativa no había entrado a regir cuando Bekmansurov realizó el tiroteo. Tras esta última masacre, además de elevar la edad, introdujeron exámenes médicos reforzados

Previo al ataque, Bekmansurov publicó en la red social VK, fotos de él portando una escopeta, casco y municiones. Allí expresó declaraciones de odio y aclaró que no se trataba de un ataque terrorista, ni pertenecía a organizaciones extremistas, religiosos ni de interés político.

• Universidad de Heidelberg, Alemania (2022)

En Alemania, el 24 de enero de 2022, la Universidad de Heidelberg, ubicada en el estado de Baden-Württemberg, durante una clase magistral, en la Facultad de Medicina, el estudiante de 18 años, Nikolai G., abrió fuego en contra de una multitud matando a una estudiante de 23 años e hiriendo a otros tres, dos mujeres y un hombre.

En la clase magistral sobre Química Orgánica participaban 30 estudiantes de primer año.

Antes del ataque, el perpetrador, quien cursaba la carrera de Biología y, aparentemente, no daba indicios de problemas mentales, envió un mensaje por WhatsApp a su padre donde le manifestó su intensión de castigar a las personas, y allí mismo comentó su deseo de recibir un entierro en el mar.

Las armas utilizadas en el atentado fueron adquiridas por joven ilegalmente en Viena, Austria. Se trató de una escopeta de dos cañones y de un rifle de palanca. Además, no contaba con el permiso de posesión de arma de fuego bajo la ley alemana.

También portaba en su mochila 150 rondas de municiones. El tirador huyó del auditorio y su cadáver fue encontrado en las inmediaciones del Jardín Botánico de la universidad, donde aparentemente cometió suicidio.

Según los informes policiales, Nikolai G. no tenía antecedente penal, pero estuvo involucrado en una pelea en 2017, y cuando tenía 14 años junto a un amigo agredieron con golpes a otro menor.

• La Universidad de Texas, en Austin, Estados Unidos (1966)

El 1 de agosto de 1966, en la Universidad de Texas, en Austin, Estados Unidos. Charles Joseph Whitman, un hombre de 25 años, estudiante de dos ingenierías en esa universidad y ex-marine, llevó al cabo un mortífero ataque en contra de varias personas. Mató a 15 e hirió a otras 32 personas.

El francotirador consumía anfetaminas. En su diario escribió que padecía de “tremendos” dolores de cabeza y experimentaba pensamientos extraños y no controlaba su creciente agresividad. Creció bajo maltrató emocional y físico. Fue juzgado en un corte marcial como marine por caso de juego y usura; y fracasó en la Universidad de Texas. Además, padecía de estrés por el divorcio de sus padres tras 25 años.

Antes de llegar a la universidad, el perpetrador escribió la nota de suicidio donde indicó que había decido asesinar a su esposa y a su madre, y en ella, autorizó a su padre para que le practicaran una necropsia, ya que sabía que algo no andaba bien en él.

Su esposa, Kathy Whitman, murió de tres puñaladas en el corazón mientras dormía; mientras que Margaret, su madre, quedó inconsciente antes de también recibir puñaladas en el corazón. En ambos casos, el criminal dejó notas junto a los cuerpos donde describió que no entendía la razón que lo llevaron a redactar, pero que por alguna vaga razón lo hizo. Expresó su amor por ambas, pero sus pensamientos lo llevaron a asesinarlas, ya que sentirían “vergüenza” por las acciones del él.

Para el ataque en la Universidad, Whitman adquirió una carabina semiautomática M1 —arma estándar del Ejército de Estados Unidos— explicando su intensión de cazar jabalíes. Compró una escopeta semiautomática, tenía una Remington 700, una Remington M 141 calibre 35, un revólver Smith & Wesson M19 calibre 357 Magnum, una pistola Lunger de 9 milímetros, y otra pistola pequeña, que fue identificada como una Galesi-Brescia calibre 6,35 milímetros.

Una vez en la Universidad de Texas, el atacante se atrincheró debajo del reloj de la torre. Allí disparó contra las personas que estaban en el edificio principal, matando a 15 personas, entre ellos a un niño por nacer, e hirió a otras 32 personas.

Mientras subía la torre, Whitman mató a tres personas, y a 12 más disparando desde el mirador de la torre. Dos de los heridos fallecieron al mes en el hospital, por lo que en total causó la muerte de 17 personas.

Whitman fue neutralizado por unidades de la Policía de Austin en la torre. Recibió dos tiros en la cabeza y cuello. Una vez revelada la necropsia de Whitman, los doctores encontraron un tumor sobre la amígdala, que no estaba conectado a ningún nervio sensorial, pero que pudo contribuir a los impulsos de agresividad previo al ataque.

• La Universidad Centroamericana, El Salvador (1989)

El 16 de noviembre de 1989, la Universidad Centroamericana (UCA) fue irrumpida por soldados del batallón anti-insurgencia Atlácatl, cobrando la vida de ocho personas. Entre ellos seis padres jesuitas, de ellos cinco españoles, uno salvadoreño y dos salvadoreñas.

El batallón entrenado en Estados Unidos llevó las acciones en medio de la guerra civil del país, la cual se extendió entre los años 1980 y 1992.

Los mártires fueron el rector de la UCA, Ignacio Ellacuría, además de los jesuitas Ignacio Martín Baro, Segundo Montes, Amando López, Juan Ramón Moreno; el salvadoreño, Joaquín López y las mujeres eran, la cocinera Elba Julia Ramos y su hija de 15 años, Celina Mariceth Ramos.

Los causantes del asalto fueron procesados en 1991, entre ellos, un coronel, dos tenientes, un subteniente y cinco soldados del batallón. Siete de ellos fueron absueltos, dos condenados (el coronel Guillermo Benavides y el teniente Yusshy Mendoza) a 30 años de prisión. No obstante, los dos condenados se beneficiaron de una amnistía decretada en 1993 por el presidente de turno, Alfredo Cristiani (1989-1994).

La amnistía fue dada a los militares horas antes de que se revelará un informe de la Comisión de la Verdad de la ONU, donde le atribuían la responsabilidad del ataque.

Tras archivar el caso por la amnistía, el caso volvió a la palestra pública en 2009, veinte años después de la masacre, por una denuncia presentada en España por la Asociación Pro Derechos Humanos ibérica y por la organización estadounidense Center For Justice & Accountability, y las que exigen que se esclarezcan los hechos y las responsabilidades de la masacre.

El 16 de agosto de 2023, el presidente Daniel Ortega, incautó los bienes de la UCA acusándola de “terrorismo”. El centro de estudios superiores privado, que data de 1960, durante la protesta de 2018, sirvió de refugio, para los heridos y quienes escapaban de la represión de la policía, ya que repudiaban la reforma social impulsada por el gobierno, y que ese momento había cobrado la vida de 325 personas.

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