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- 31/03/2024 00:00
- 30/03/2024 14:26
Domingo de resurrección o de Pascua. Último día de la semana santa. Me amanezco, que no es poco. Atravieso por mi siempre improvisada oficina, más parecida a una tienda de campaña, o a un bazar de objetos nunca reclamados. De camino, tropiezo con varias bolas de papel arrugado; me embisten como cangrejos de playa mientras simulan esperar a una ola que demora. Al fin, pulso el botón de la cafetera que, como de costumbre, dejé preparada la noche anterior justo antes de acostarme. Quién sabe, a lo peor amanece y no hay agua. Enseguida, se ilumina una diminuta pero terca luz verde anhelo. Mi mente se despereza y apenas despierta entre bocanadas de aire denso, pringoso, casi inocente en su extravío. Me agacho para recoger una de “esas” bolas, aparentemente hojas caducas, de papel estrujado con irregular firmeza, pero indudable eficiencia.
Entretanto, descubro la ausencia de mundo que ni siquiera se aproxima al dolor de mundo: Weltschmerz, mientras abro, desarrugo, estiro, plancho “esos” papeles con las propias manos, como si ahí se conjugara el mapa de mis horas perdidas. Ni siquiera busco... o ¿qué busco? De repente, un simulacro de titular me escopetea y asalta en pleno rostro, busco las gafas ¡caramba!, qué inoportuno. La cafetera borbotea: el burbujeo habitual se enlaza con un efluvio intenso y persuasivo. Todo en orden. Mi gata, plenamente suya, me observa en la distancia corta. No ronronea, no maúlla, solo me observa. De nuevo, el mundo se detiene.
Me desmorono en el sofá —es domingo, de Pascua—, alcanzo mi taza de café y leo el contenido de la primera bola de papel: A propósito de la reciente celebración del día de la etnia china en Panamá, así como de la crucial importancia que ha cobrado China, al igual que en el resto del continente americano, o del planeta, quizá convendría comenzar matizando que China es un país multiétnico con 56 etnias, aunque el grupo étnico mayoritario sea el han. Otro tanto, sucede en Panamá como reflejo de las distintas migraciones al istmo desde hace ya 170 años —se dice pronto—, aunque aquí con una representación mucho más reducida de esa enorme y rica diversidad étnica y, por tanto, cultural.
Como señala el Ministerio de Gobierno panameño, a propósito de tan señalada efeméride: “por medio de la Ley 14 del 30 de marzo de 2004, en su Artículo 3, expresa que los centros educativos oficiales y particulares, así como las instituciones públicas, autónomas, semiautónomas y municipales, desarrollarán durante ese día actividades culturales orientadas a resaltar el aporte científico, cultural, económico, laboral y social de la etnia china en Panamá”.
A partir de esta fecha se conmemora el arribo de los primeros chinos para poner de relieve su enorme contribución al país y, sin lugar a dudas, revisando sus huellas, legado y trayectoria la deuda histórica de Panamá para con esta comunidad es, a todas luces, innegable.
No abundaré aquí en los muchos e importantes aportes que ha traído China a Panamá pues, a estas alturas, son sobradamente conocidos. En cambio, me limitaré a mencionar algunos otros, más allá de los fuegos artificiales, el dim sum, costumbres como el fiáo o la ñapa... Por ejemplo, artes marciales como el kung-fu y el tai chi, la medicina china, la acupuntura, el feng shui, la filosofía del Tao Te Ching, fiestas tradicionales como la del bote de dragón que es patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco, la fiesta de la primavera o año nuevo chino... Tampoco me detendré a disertar sobre la vistosidad y elegancia de los abanicos de seda y de los pañuelos, o la espectacularidad de la danza del león como algunos rituales de celebración de tan emblemático día para China y Panamá.
Además, y justamente como una de las muchas muestras de riqueza cultural y contribuciones de “la etnia china”, el festival de la primavera, o celebración del año nuevo chino, se ha convertido desde hace ya tres años en evento nacional. Incluso la propia ONU, a partir de este 2024, la ha incluido oficialmente como día feriado en su calendario de conferencias y reuniones.
Algunos otros ejemplos que muestran la magnitud de la influencia de “la etnia china” son: la existencia de El Barrio Chino y El Dorado conocidos como el antiguo y el nuevo Chinatown en la capital, cuando lo habitual es que en las grandes ciudades exista solo un barrio chino. Cabe añadir que, como señala la antropóloga Siu (2004): “Otro de los principales aportes de los chinos ha sido su talento empresarial aplicado a la expansión del sector de los pequeños negocios. La mano de obra china, sus destrezas y su conocimiento cultural aplicado a la creación de redes locales y transnacionales de distribución, así como a levantar los cimientos de este sector del mercado le han proporcionado a Panamá un amplio sistema de comercio y servicios”. En suma, siguiendo a la referida autora: “las prácticas económicas y culturales chinas han enriquecido la cultura y la sociedad panameñas”.
Por otro lado, el multiculturalismo comprende la percepción de la diversidad cultural de un país como factor positivo y deseable. En este sentido, conviene tener presente que el modelo multicultural se opone al modelo de asimilación. Es decir, en el modelo asimilacionista se espera que las minorías abandonen sus tradiciones y valores culturales y, en su lugar, prevalezcan los de la población hegemónica o mayoritaria, mientras que la visión multicultural promueve y estimula la práctica de las diversas tradiciones étnico-culturales. De manera que la celebración nacional del día de la etnia china contribuye y pone también de manifiesto la multiculturalidad panameña.
En el ámbito demográfico se estima que una tercera parte de la población panameña tiene un antepasado chino. Y así podría seguir largo y tendido porque, para ponerlo en perspectiva, estamos hablando de una cultura milenaria que abarca más de 5.000 años de historia. E inventos tan revolucionarios como la pólvora, el papel, la imprenta o la brújula, la seda...
Punto y aparte. Es inútil pretender tapar el sol con un dedo ante semejante hazaña. Pero, tras esta introducción, es momento de continuar por otros derroteros menos transitados como parte de la reflexión surgida a partir de la reciente celebración del día de “la etnia china” en Panamá. Fast Forward. Adelantamos con el botón virtual FF ...
Para una primera aproximación a la complejidad sociocultural de “la etnia china” en Panamá hay que considerar las diversas migraciones que la han hecho posible hasta nuestros días. Así, la migración transnacional china al istmo ha ido gestando y modelando nuevos paisajes demográficos en sus barrios, y nuevas geografías humanas a la par de los constantes procesos identitarios derivados de la interacción social. A su vez, la migración serial china, a través de las distintas décadas, no puede entenderse lejos de una memoria de desarrollo tecnológico como la representada por dos hitos: el ferrocarril transístmico y el canal interoceánico.
Justo aquí, culminando mi primer café, decido continuar con la siguiente bola. Leo el texto de la segunda bola de papel:
Tony Jiang, presidente de la asociación de beneficencia china Fa Yen y representante de la comunidad chino panameña me comenta que: “Hoy en día en Panamá existen más de cuarenta asociaciones chinas en todo el país. Una de las más antiguas y más grandes es la nuestra que se fundó en 1917. La mayoría de los que vinieron casi terminando el siglo XIX vinieron de Guangdong (Cantón) y son de etnia han”, detalla. Los aportes chinos a Panamá desde 1852 llegaron para la construcción del ferrocarril, después, en la segunda oleada por la construcción del Canal, hubo muchas discriminaciones contra todos los grupos étnicos.
“Hoy día nosotros somos fuente de empleo y generadores de impuestos a nivel nacional. Hoy día el 75% de los permisos de construcción en la capital de la República vienen de la comunidad china, según la Alcaldía. En el interior es más, en la Panamericana, todo lo que está alrededor tiene un 95 a 98% de permisos de construcción de los paisanos chinos, de la comunidad china”. El empresario destaca que lo que se genera de esos negocios se queda para desarrollar al país. “Por eso digo, somos fuente de empleo, generador de impuestos; impuesto municipal, de inmueble, sobre la renta... todos”, agrega.
Hoy en día vamos por la séptima generación, usted por ejemplo, va a un hospital y se encuentra a un doctor chino, es un paisano chino. Estamos también en el área de deportes, en béisbol, Bruce Chen, que fue jugador en las grandes ligas. También en las instituciones hay cargos muy importantes y que son servidores públicos. Hoy en día todo ha cambiado, antes venían por los trabajos, ahora son empresarios que construyen el país, activan la economía. Un aporte muy importante para esta nación” afirma Jiang.
El arribo a Panamá de grandes empresas como Huawei le dan la razón. “Si usted sale por El Dorado todo son comercios chinos, muchos reparan o venden aparatos de tecnología que vienen de Shenzen, Cantón. El túnel por debajo del Canal para la nueva línea del Metro lo opera una empresa china, porque no hay nadie mejor que China abriendo túneles, tienen una tuneladora enorme. Los aportes de China ya no son como antaño, en mano de obra, sino como inversionistas”, sostiene.
El propio Jiang asegura mantener a más de 200 familias panameñas, con las plazas de trabajo que genera y con el aporte de sus impuestos. “Eso es un apoyo a la economía panameña. Contrato 100% mano de obra panameña. Hay paisanos que tienen mil empleados, quinientos, seiscientos empleados, o sea, cualquier cantidad”.
En los últimos tres años, apunta Jiang, el gobierno nacional tomó como evento país el año nuevo chino , por lo que se siente muy agradecido. “En realidad, el año nuevo chino se ha celebrado en Panamá desde el siglo XIX, pero entonces era una celebración familiar. En las últimas décadas se ha dado a conocer al público general, y no solamente aquí en Panamá sino en el mundo. Por donde existe una comunidad china hay una celebración de año nuevo chino”.
Jiang resalta el hecho de que Panamá es el primer país a nivel internacional que tomó el año nuevo chino como evento país. Además destaca que “con la danza de los leones Fa Yen para el día de la etnia china en Panamá, nosotros visitamos colegios privados y públicos para darnos a conocer a los niños desde pequeña edad, para que conozcan la cultura chino panameña”.
La danza de los leones Fa Yen cuenta casi con sesenta años de fundación. “Yo le digo que la danza de los leones es ya una cultura chino panameña porque los integrantes actuales, la mayoría son panameños; los que tocan, los que bailan son panameños”, remarca.
Otro significativo aporte es el de los botes de dragón, una tradición milenaria china, originaria de Cantón y cuya celebración en Panamá ha sido muy exitosa. “Nosotros somos patrocinadores de ese evento. El año pasado el campeonato panamericano se hizo aquí en Panamá...”, informa.
Para concluir resalta que “en este caso, soy más panameño que chino, le digo de esa manera, aunque sí, nací en China, pero viví más tiempo aquí en Panamá”.
La última frase de Tony Jiang pone de relieve cómo las migraciones chinas al país han jugado un papel fundamental en su formación como sujetos pero, principalmente, su comprensión de quiénes son pasa por la combinación de los distintos encuentros culturales a través del tiempo y los lugares así como de sus desplazamientos e itinerarios.
Por tanto, su identidad se constituye no como un simple retorno a las raíces, o a partir de su relación con la tradición misma, sino con una aceptación de sus rumbos o trayectorias. Surge así la posibilidad de ser chino, chino panameño o panameño (de origen chino). Estas formas de ser, habitar y representarse se relacionan y evidencian a partir de la identidad étnica y también de la identidad cultural.
El sentido de pertenencia es fundamental en la (re)creación de esas identidades, también lo es el dinámico funcionamiento del circuito de “la cultura” en esas representaciones, discursos y prácticas. No son planos ni mucho menos estáticos todos estos procesos sociales que apenas esbozo aquí pero que, sin embargo, conviene tener en el horizonte con el fin de lograr una comprensión más amplia a la luz del día de “la etnia china” en Panamá, pues la cultura que la moldea es su poderoso software de transformación social.
Ya para finalizar y respecto al papel desempeñado por las distintas migraciones chinas para la construcción de su identidad cultural o incluso la noción de hogar, en la investigación realizada por Siu (2005) sobre la comunidad china en Panamá concluye que: “la identidad de la diáspora china no puede reducirse a las influencias de una única nación o etnia, sino que está muy determinada por los recuerdos y la práctica continuada de cruzar fronteras”. Sugiere, por tanto, y en la misma línea esbozada anteriormente, abordar la migración como un proceso de producción de significados y como elemento clave del sincretismo cultural.
A modo de epílogo, y como destacó el presidente de China, Xi JinPing; “Si no hubiera 5.000 años de civilización china, ¿de dónde vendrían las ‘peculiaridades chinas’?”.
No quedan ya más bolas de papel. Decido encender mi celular para releer en La Estrella de Panamá las palabras vertidas en esas —otrora— semiesferas de papel que, ni siquiera ambicionaron ser papiroflexia o zhezhi; por cierto, otro invento chino. Ahora sí, finalmente, puedo leer el texto completo y a color, como corresponde a la edición dominical, así sea en versión digital. Mi gata que, como dije, es completa y felizmente suya, ya no me observa en la distancia corta.
La autora es periodista, escritora y antropóloga.