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Senderismo sobre 500 años de historia en el Parque Nacional Camino de Cruces
- 10/02/2024 00:00
- 09/02/2024 17:26
Más de cuatro mil hectáreas de bosque húmedo, muy húmedo y parte de selva conforman el Parque Nacional Camino de Cruces. Un espacio con más de 500 años de historia que ofrece a los visitantes, entre muchas cosas, momentos de conexión con la naturaleza.
Es un corredor biológico que conecta su vegetación con el Parque Soberanía y con el Parque Metropolitano. Colinda con comunidades como Kuna Nega, Mocambo y parte de la Vía La Amistad. Es una de las seis áreas protegidas de la Cuenca del Canal, creada mediante la Ley 30 de diciembre de 1992.
Para llegar en carro se toma la Vía Centenario y a pocos metros de Merca Panamá, se encuentra la entrada del parque, en aplicaciones como Waze o Google Maps se puede colocar la dirección. Sin embargo, debe estar atento a la entrada, pues el tamaño del cartel que tiene el nombre del parque no es muy llamativo.
Para llegar en transporte público se puede tomar el bus de la ruta C970 (Albrook – Merca Panamá), en la Bahía D de la terminal de Albrook, bajarse en la parada de Merca Panamá y caminar hasta la entrada del parque. Aunque debe tener cuidado al cruzar por la autopista. También puede movilizarse en transporte privado. Una aplicación móvil cobra unos $5 dólares desde la sede de La Estrella de Panamá, el monto puede variar dependiendo de la distancia, pero deja al cliente dentro del parque.
Al pasar la entrada, un camino de tierra conduce a la recepción. Un guía y un guardaparques reciben a los visitantes. Hay estacionamientos, sillas y baños disponibles. Tiene tres senderos: El Pescador, El Camarón y Camino de Cruces. También hay un circuito llamado Circuito Camino de Cruces.
El camino está claramente formado, por lo que no hay riesgo de perderse aunque las rutas no tengan una señalización visible. Además, hay buena señal telefónica, a pesar de que en dos o tres sectores del camino dicha señal se torna intermitente.
Según relata Jackeline González, guía turística del parque, han marcado algunas de las orillas de los senderos con materiales que reciclan de grandes construcciones.
Hace 500 años el lugar era conocido como Camino Real de Cruces. Fue una vía de tránsito muy importante para los españoles. De acuerdo con la investigación de Azael Barrera ‘El Camino de Cruces: La Primera Ruta Multimodal de las Américas’ publicada en el 2011, este fue el “primer ejemplo de ruta de transporte marítima, fluvial y terrestre de las Américas, que constituyó el eje que construyó al país”.
Luis Alfonso Puleio en su libro Caminos Coloniales de Panamá relata que el Camino de Cruces adquirió ese nombre porque servía para cruzar de un mar a otro. Fue forjado con fondos de los españoles y era la ruta administrativa que “movía mercancía de España a Panamá o hacia Sudamérica y viceversa”.
Actualmente cumple una función estratégica para la supervivencia de especies silvestres y fomentar la educación ambiental, la interpretación de la naturaleza y el conocimiento de los recursos históricos-culturales de la región.
La extensión total del parque es de 4,691 hectáreas. En él nacen varios ríos, como el Pedro Miguel y el Caimitillo que son muy importantes para los reservorios del Canal de Panamá.
A medida que se recorren los senderos, se encuentran restos de caimito, “una fruta que le encanta a los monos aulladores”, dice la guía. También se observan vestigios de las familias afroantillanas que llegaron a Panamá en la época de la construcción del Canal y dejaron algunas vasijas, regaderas para las plantas, platones y hasta una bacinilla.
González muestra un cartel que fue parte de un proyecto que realizó un estudiante. Está desprendido del piso y recostado de un árbol, la impresión, desteñida y raspada no permite ver la información dispuesta. “El joven enfermó y no pudo continuarlo, consistía en colocar un código de QR y mediante un app los visitantes podían conocer información de los árboles”. El que la guía muestra era de un árbol Espavé.
Uno de los visitantes se percata de un olor peculiar al pasar por parte del sendero. González detiene al grupo y expresa: “Cuando uno ingresa a un sendero, debe vivir toda la experiencia, hasta los olores son importantes, cuando empezamos no estaba este olor, lo sentimos desde ese pedacito hasta aquí (señala el espacio)”.
Añade que “normalmente vamos caminando pendientes de cuánto falta para terminar el camino y a veces puede ser el olor de una serpiente o un saíno, hay muchos olores. Hay que ir pendientes de lo que estamos viviendo para llevarnos una buena experiencia. Algunos tenemos la práctica otros no, pero sí hay mucha diferencia, en el camino va a oler a flores, a hojas secas, plantas...”.
En el parque hay un área habilitada para acampar. Cuenta con mesas, espacios para ubicar las tiendas de campaña y área para fogatas. Realizar la actividad no tiene costo, queda a disposición del visitante si hace algún donativo.
“Es para quien le guste la experiencia de acampar dentro de un bosque o de un área protegida. Se deben tener los conocimientos básicos de cómo acampar, tener cuidado de no provocar incendios, no dejar basura, no utilizar materiales que contaminen el entorno. Como lo encuentran lo deben dejar. Siempre se le da al visitante las reglas de cómo debe usar el espacio”, aclara González.
La guía detalla que esa zona de acampar “es para un tipo de visitante que todavía no tiene la experiencia de acampar; es decir, para principiantes. Ahí ya se van conectando con la naturaleza, aprenden qué deben traer y que no, qué deben hacer y que no. Nos ha funcionado durante los más de tres años que tiene el espacio habilitado,. Siempre vienen familias, grupos de amigos, universidades y realizan su camping de un día para otro”.
Las actividades son gratuitas, excepto si se trata de alguna filmación profesional. “No hay costo para ingresar ni para acampar. Los grupos que acampan a veces realizan donaciones, en especial productos de higiene que pueden aprovechar los otros visitantes”.
“Cuando las personas llegan lo primero que hacemos es explicar las medidas de seguridad que deben tener. Traer las vestimenta adecuada, buenas zapatillas, no traer colonia, traer linterna, un kit de primeros auxilios. En la noche nosotros venimos, revisamos, damos el apoyo si van a encender fogatas, hay un área delimitada y exclusiva para eso, nosotros controlamos que se haga cómo se debe”.
Área protegida que se mantiene con donaciones
La entrada al parque no tiene ningún costo. “Las instalaciones se mantienen con donaciones que reciben de instituciones privadas. Desde hace 12 años no recibimos un fondo económico a pesar de que está establecido por Ley”, asegura González.
La Ley 30 de 1992, que crea el Parque Nacional Camino de Cruces, en su artículo 10 establece que “el Ministerio de Planificación y Política Económica (actual Ministerio de Economía y Finanzas), a fin de poder dar cumplimiento a los objetivos de esta Ley, deberá incluir la partida correspondiente en el Presupuesto General del Estado, para la protección y manejo efectivo del Parque Nacional Camino de Cruces”.
En el presupuesto de Estado aprobado el 29 de diciembre de 2023, para la vigencia fiscal de 2024, en el articulo 26 asigna recursos para la ejecución de los programas de funcionamiento e inversión del Ministerio de Ambiente. Para el funcionamiento de áreas protegidas y biodiversidad se aprobó un monto de $7,269,990; y para inversión en las misma el monto es de $4,863,682.
El Parque Nacional Camino de Cruces forma parte del Sistema Nacional de áreas protegidas administradas por el Ministerio de Ambiente.