VIH perinatal: Panamá no logra disminuir los casos

Actualizado
  • 01/12/2022 00:00
Creado
  • 01/12/2022 00:00
El peligro de la transmisión de madres a hijos sigue siendo un reto por resolver. En el Día Mundial de la Lucha contra el Sida se ahonda en diferentes aristas de esta realidad
3 millones de niños en el mundo padecen de VIH.

Miles de niños en el mundo nunca podrán celebrar su cumpleaños número cinco. Aunque parezca una cifra pequeña, de todos los casos del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), el 4,4% se presenta en niños menores de 14 años, es decir, 3 millones de infantes viven con el virus en la actualidad.

De estos, solo la mitad tiene acceso a la terapia antirretroviral, necesaria para llevar una vida sana aun padeciendo esta enfermedad y con la que tienen una expectativa de vida más allá de los cinco años.

El 30% de los niños con VIH es infectado de manera vertical, es decir, desde el vientre de la madre –a quien se le debió detectar el virus entre el primer y tercer mes de gestación–, el momento del parto o la etapa de lactancia.

Como en años anteriores, Panamá mantiene una tasa de transmisión de madre a hijo del 5%, aun cuando la meta propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en cuanto a transmisión vertical es del 2% o menos, siendo la detección y tratamiento del virus en las futuras madres la raíz del problema.

En Panamá, el reto más grande contra la transmisión vertical es la detección y disminución de los casos.

La doctora Ana Belén Araúz, infectóloga experta en VIH y subdirectora del hospital Santo Tomás, explica que llegar al objetivo propuesto por la OMS siempre ha representado un problema para el país. La poca accesibilidad a los controles prenatales y pruebas requeridas que por ley se debe realizar a mujeres embarazadas dificultan la tarea de superar la situación.

“Uno de los grandes retos para nosotros es el de las mujeres en las comarcas, a veces no tienen forma de acceso a los controles, o por aspectos culturales no se realizan de la forma adecuada, y por eso nos toca educar (a las pacientes) y buscar culturalmente cómo llegarle a esta población”, explicó la especialista a La Estrella de Panamá.

Prejuicios mortales

Uno de los grandes obstáculos que sucede en la detección temprana del VIH en mujeres embarazadas es el estigma que existe alrededor de la enfermedad, lo que dificulta la búsqueda de un diagnóstico.

Hoy por hoy, las mujeres con VIH controlado pueden tener partos sin riesgo de transmisión vertical.

Desde que surgió la pandemia por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) en la década de 1980, el virus ha sido relacionado con suposiciones negativas y prejuicios como el creer que solo ciertos grupos de la población se pueden ver afectados por la enfermedad o realizar juicios morales sobre las acciones de las personas que tienen VIH, cuando se ha comprobado que el virus puede infectar a cualquiera sin importar raza, género, condición socioeconómica u orientación sexual.

El psicólogo español Iván Garrido, quien también es paciente de VIH por transmisión vertical, ahondó con La Estrella de Panamá sobre el tema.

“Todos tenemos una concepción del virus, si la perspectiva que tienes es informada, el impacto (del estigma) será mucho menor. Lamentablemente la información que tenemos es muy limitada y casi siempre está sesgada por titulares muy viscerales o amarillistas. Entonces, hay veces en que las personas no aceptan nunca su diagnóstico pese a la clínica tan favorable a nivel farmacológico, a nivel de adherencia de tratamientos y de calidad de vida”.

Con esta línea de pensamiento concuerda la doctora Araúz, quien explica que al momento de identificarse la enfermedad en las mujeres embarazadas, muchas deciden no tratarse o realizarse los chequeos reglamentarios debido a los prejuicios contra el virus. Tiempo después, estas mismas mujeres vuelven a quedar encinta sin controlar la enfermedad o llegan a los hospitales con un estado avanzado donde solo es posible aplicar cuidados paliativos.

¿Y los niños?

Esta cadena de arrastre solo resulta en más recién nacidos con VIH sin un tratamiento adecuado, que al final si no llegan a tener la ayuda necesaria pueden volverse un número más en las cifras de defunciones por el virus.

La realidad de los niños que padecen la enfermedad es que vienen de hogares desestructurados: familias incompletas por la pérdida de la madre debido al VIH o por razones socioeconómicas.

En la mayoría de los casos, el cuidado recae en sus abuelos, tíos o familiares más cercanos, quienes al igual que los niños necesitan un gran apoyo psicológico. La subdirectora médica del hospital Santo Tomás hace hincapié en la importancia de que estos niños cuenten con las herramientas emocionales necesarias y apoyo psicológico para llevar una vida exitosa.

“Me costó (sobrellevar la enfermedad) más en la adolescencia, no era tanto en concreto por el VIH, porque todavía no entendía muy bien qué ocurría, pero sí por un poco de rebeldía. Pensaba: '¿Por qué mi vida es diferente al resto? ¿Por qué paso tanto tiempo en el hospital?, ¿Por qué tengo que tomar tantas pastillas?'. En la actualidad, la farmacología ha avanzado muchísimo, pero en mi época eran decenas de pastillas cada día, entonces no podías hacer una vida normal y siempre había que estar pendiente de estos tratamientos”, explicó desde su experiencia Iván Garrido.

También añadió desde el punto de vista psicológico que los niños que padecen VIH infantil, al igual que los adultos, tienen un 85% más de probabilidades de padecer problemas de salud mental debido a la exclusión y estigmas del entorno hacia su enfermedad.

La realidad actual

Actualmente, tanto los niños como las mujeres embarazadas con VIH pueden llevar una vida normal, a pesar de que en décadas anteriores controlar un embarazo con el virus o adaptar los medicamentos a dosis para infantes y embarazadas era problemático.

En 2022 las mujeres con VIH pueden dar a luz sin transmitir el virus al feto, siempre y cuando se realicen los controles necesarios y la carga viral de las gestantes sea de 100 o menor; a su vez, ya hay dosis de medicaciones especialmente para niños y mujeres encinta, con el fin de no afectar el desarrollo del feto o el niño y que puedan llegar a ser seropositivos.

“Actualmente contamos con terapias muy seguras para la mujer embarazada, Las posibilidades de algún tipo de malformación (en el feto) son similares a las de la población que no está tomando antirretrovirales, así que es importante tomar la medicación”, dijo a este medio la doctora Ana Belén Araúz.

También señaló la importancia de la detección temprana durante el embarazo con las pruebas realizadas al primer y tercer mes de gestación, las cuales son totalmente gratis en todo Panamá. A su vez, reiteró que para erradicar la transmisión del VIH de manera vertical, la educación y eliminación de los estigmas es fundamental.

“La clave son los controles prenatales. Estos son fundamentales, y es necesario eliminar la discriminación para que todo el mundo se sienta libre de hacerse la prueba (de VIH). asistir a los sitios donde puede recibir atención y mantener esa atención una vez terminado el embarazo, para tener una vida bastante sana”.

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