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- 28/05/2020 00:00
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La labor de ser padres nunca ha sido una tarea sencilla. La crianza y la guía desde el hogar juegan un papel fundamental, ya que pueden repercutir de forma positiva o negativa en el futuro de los hijos.
En este sentido, la comunicación es esencial cuando se trata de abordar la sexualidad. Hoy los adolescentes cuentan con mayor acceso a dispositivos tecnológicos, y en medio de este proceso por descubrir su anatomía, si no cuentan con información oportuna de padres o expertos podrían distorsionar la realidad en torno al tema.
El estudio de 'Relaciones afectivas y sexualidad' en la adolescencia realizado en 2013 por la Liga Española de la Educación concluyó que siete de cada diez jóvenes afirmaron sentir temor a hablar de sexualidad; el 47% confirmó que ninguno de los dos padres le había aconsejado evitar las relaciones sexuales, y el 28% confesó que tampoco le habían recomendado llevar siempre un preservativo, según reseñó el diario El Tiempo.
Pedro Rondón Navas, psicólogo especialista en sexualidad, comparte algunos consejos para establecer diálogos asertivos con los niños durante su formación.
La edad ideal para dialogar con los niños sobre sexo es a los 3 años. Por ejemplo, cuando un padre está bañando a su hijo, le puede hablar sobre su cuerpo sin omitir la parte de sus genitales. Se deben nombrar las partes del cuerpo de manera correcta porque es la mejor forma de que ellos se den cuenta de que la sexualidad es algo natural del ser humano. Además, se les debe enseñar que nadie puede tocar sus partes íntimas. Con esto se le está inculcando que se proteja del acoso y el abuso cuando alguien quiere violar su intimidad; incluso hay que educarlo para que respete el cuerpo de otros niños. A la edad de 3 o 4 años ya se les pueden facilitar rompecabezas del cuerpo humano para que sepan armar las piezas, y en estos materiales deben incluir la zona genital y también dejar que jueguen con muñecos que sean anatómicamente correctos.
No, en absoluto, porque si le pones un apodo los niños van a pensar que algo malo ocurre con los genitales, lo asocian que tiene que ocultarse y lo miran como un tema tabú.
Si los padres hablan con los hijos de sexo, lo más probable es que no busquen información en internet, pero cuando no dialogan sobre los temas que a ellos les interesa conocer, entonces es ahí cuando buscan en sus celulares la palabra sexo y les salen páginas pornográficas. Los padres deben tener presente que si hablan de sexo, están evitando que ellos busquen información en páginas que no son para niños. Es necesario establecer control parental en las computadoras y colocar las laptops en zonas de uso común, por ejemplo, la sala. Los niños a los seis y siete años no deberían tener celular y tampoco deberían tener computadoras en su cuarto. En el caso de los jóvenes, hay que estar alertas porque los pedófilos saben que después de las 9:00 de la noche, es el momento donde pueden atacar a los chicos porque están lejos de los padres. Ahí es donde empieza el grooming, que es cuando un adulto se hace pasar por adolescente para manipularlo.
Para hablar con los hijos sobre sexo no es necesario ser un experto, pero sí se debe buscar información oportuna sobre sexualidad. Hay que abordar los temas como algo común y corriente. Lo importante es inculcarles normas de convivencia, por ejemplo, que toquen la puerta antes de entrar al cuarto, no porque los padres estén teniendo relaciones, sino porque la privacidad hay que respetarla, igual los padres deben tocar la puerta antes de ingresar al cuarto de sus hijos para que ellos internalicen ese valor de la privacidad. Si hablan con ellos sobre sexo no van a tener curiosidad malsana, pero es necesario tener límites con los niños, por ejemplo, no besarlos en la boca para que no vayan a preescolar y hagan lo mismo con sus compañeros, porque pueden llegar a pensar que esa es la forma adecuada de mostrar afecto, cuando no es así. Otro punto importante es establecer una relación de confianza con los hijos desde temprana edad. Un padre le puede decir a su hijo: 'si alguien te toca tus partes íntimas, tú ven y dímelo que yo te voy a creer'; este canal de comunicación es esencial para que los niños denuncien en caso de que estén siendo abusados.
El tabú nace por la información que les dan los padres a los hijos. Mientras más sepa el adolescente de información sexual que tenga que ver con valores, toma de decisiones, anatomía, conocimiento del cuerpo y que es placentera, es mejor. Cuando los niños se tocan sus genitales, saben que les gusta, pero no lo hacen con un fin erótico y es como tocarse la oreja o las manos. Hay que explicarles que saben que les genera placer, pero solo deben hacerlo en su cuarto, no delante de otras personas. Cuando se habla con ellos de sexo inician su actividad más tarde, porque saben todo lo que implica y las consecuencias que tiene si no se cuidan.
La educación en la familia es lo más importante. Los temas que generalmente exponen son las enfermedades de transmisión sexual y métodos anticonceptivos, pero no hablan de lo placentera que es la sexualidad. Lo que quieren saber los jóvenes sobre sexo no tiene relación con lo que le enseñan en el colegio y con los que los padres quieren que ellos sepan. Hay una discrepancia entre lo que ellos quieren saber y lo que los padres están dispuestos hablar, y como no lo hacen, acuden a internet. La educadora de los jóvenes hoy es la pornografía y lo que los amigos dicen. Hay que tener presente que, si no se conversa de sexo con jóvenes y niños, ellos van a buscar otras fuentes de información.
La peor de todas es la pornografía, porque les da una distorsión de lo que es la realidad.
A esa edad algunos maduran y otros maduran después. En los varones es importante que sepan qué son las poluciones nocturnas (cuando eyaculan en la noche), tienen que conocer los cambios físicos que se producirán en su cuerpo, deben tener conocimiento de los cambios que tendrán en el carácter.
Hay que hablarles cada cierto tiempo sobre los temas que les causan inquietud. Lo que pasa es que a muchos padres les incomoda charlar sobre sexo y los niños se percatan de esas cosas. Los padres deben revisar sus principios y valores sobre la sexualidad, porque si ellos creen que este acto es tabú, probablemente los hijos vivan una sexualidad igual y quizá de grande tenga disfunciones sexuales.
Si observan que el niño no quiere darle un beso a alguien, no tienen que obligarlo, los niños odian eso porque sienten que su cuerpo no les pertenece; porque les obligan a hacer algo que no quieren hacer. Hay muchos adultos que se sientan los niños en las piernas, y si el niño no quiere, no hay que dejarle que lo haga. También se le debe prestar atención a lo que está pasando en el entorno con los hijos, porque puede ser que ese adulto que lo carga, lo haga con una segunda intención que no sea buena.
He dado charlas en muchos colegios. Hacemos encuestas a padres y les preguntamos qué les gustaría que sus hijos sepan sobre sexualidad; y a los adolescentes les preguntamos qué quieren saber sobre sexualidad, y las respuestas no tienen relación entre sí. Los padres quieren que sus hijas no salgan embarazadas, que sus hijos no adquieran una enfermedad de transmisión sexual, y los jóvenes quieren saber cómo es la primera vez, si el tamaño de su pene es normal, cómo ser bueno en la intimidad, cuánto dura un coito, con qué frecuencia deben tener sexo, y si sangran la primera vez.
Cada vez los jóvenes ven pornografía más temprano porque la tienen a su alcance. La mayoría de los hombres cree que ha aprendido sobre sexo mediante la pornografía, y no es así; hay que hacerles saber a los jóvenes que todo acto que ocurre en ese video, no es real. En cuanto a la masturbación es importante que los chicos tengan su espacio para hacerlo, porque a través de esto conocen sus zonas erógenas. Más tarde, cuando tengan su pareja, se lo pueden manifestar.
Hay un tabú. La mayoría de las veces les dicen que deben usarlo, pero no les explican cómo deben colocárselo. Por ejemplo, se les puede instruir colocando el preservativo en un plátano, también hay que indicarles a los chicos la forma correcta de guardarlo. Enseñarles educación sexual a los hijos no quiere decir que el padre le está diciendo vaya y tenga relaciones sexuales. Se le debe recordar que aún está chico para llevar a cabo este acto y que se les está enseñando para que esté preparado cuando llegue ese momento.
Si la mamá ha hablado de sexualidad con su hija, ella le dirá el momento en que se siente preparada para hacerlo, y lo ideal es que busquen un ginecólogo para que él le aconseje el método que mejor le convenga. Los métodos anticonceptivos no deben ser recomendados por los padres.
Muchos adolescentes creen que si tienen relaciones de pie, la chica no quedará embarazada. Otro de los mitos es que creen que si tienen coito la primera vez, no tendrán un embarazo; también si se hacen una ducha vaginal no tendrán un bebé. Todos estos pensamientos surgen por falta de información sexual.
Es fundamental, porque hay avidez por saber de parte de los chicos. Hay universitarios que desconocen el ciclo menstrual, los métodos anticonceptivos, y no han escuchado hablar del condón femenino. Estos temas deben ser abordados en los colegios, pero hay grupos en países de América que no quieren que haya educación sexual, porque la familia es la que se encarga; pero ese colectivo no protesta cuando abusan de los niños, pero si algún experto quiere conversar con los chicos sobre este tema, se opone.