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Panamá continúa en la lucha contra el VIH y la tuberculosis
- 21/07/2021 00:00
- 21/07/2021 00:00
Más de 2 millones de personas viven con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en América Latina y el Caribe, y más de 30,000 mueren anualmente por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). Y es que el número de contagios del virus aumentó en un 21% de 2010 a 2019, según cifras recientes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En cuanto a Panamá, para el primer semestre de 2020 el departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa) registró 287 nuevos casos de VIH, de los cuales, 237 eran hombres y 74 mujeres. Mientras que en 2019 a nivel nacional las estadísticas de VIH finalizaron con un total de 1,460 nuevos casos, de los cuales 1,163 correspondían al sexo masculino y 297 al femenino. El rango de edad con mayor número fue el de 20 a 39 años con 1,055 personas positivas con VIH.
A fin de brindar respuestas efectivas para erradicar el VIH y la tuberculosis en el país, se han desarrollado programas con organismos internacionales y los sistemas de salud pública. Recientemente se llevó a cabo el foro de alto nivel para la respuesta al VIH y la tuberculosis, en el que participó como invitado el ministro de Salud de Panamá, Luis Francisco Sucre.
Durante su ponencia el galeno manifestó: “Hemos aumentado nuestra capacidad de responder al VIH en las dimensiones que permiten comprender a cada ser humano en su contexto; esto nos invita a la inclusión como la mejor forma de asegurar la respuesta del sistema de manera ordenada, eficiente y orientada a la preservación de su vida”.
De acuerdo con Sucre, en 2020 alrededor de 16 mil personas estaban en tratamiento y la mortalidad era de 10,79%, una importante disminución en comparación con años anteriores. “En materia de tuberculosis, Panamá planea ponerle fin a la enfermedad para el año 2028. En 2020 la tasa de incidencia fue reducida considerablemente” destacó el ministro.
Panamá se mantiene en la batalla contra el VIH y la tuberculosis. Durante los últimos años el país ha sido beneficiado con recursos financieros por parte del Fondo Mundial de lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria, gracias al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
De acuerdo con el organismo “este apoyo no reembolsable termina en diciembre de 2021, por lo que a partir del año 2022 le corresponderá al país asumir íntegramente la respuesta ante ambas enfermedades”.
Aleida Ferreyra, representante residente del PNUD en Panamá, explicó en un video institucional que este momento representa un reto para el país en su necesidad de contar con herramientas, diagnósticos y estrategias que permitan identificar las buenas prácticas y continuar con los programas e iniciativas con un enfoque en la equidad, igualdad de género y atención a las poblaciones de prioridad, conforme a los estándares internacionales relativos a los derechos humanos establecidas desde que se implementó el programa en el país.
Ferreyra añadió que en el PNUD siempre estarán en la disposición de apoyar las iniciativas nacionales que surjan luego de que culmine el programa.
A través del proyecto, el PNUD se aseguró de que las metas de prevención de VIH entre las poblaciones clave (HSH, transgénero y trabajadoras sexuales) fueran alcanzadas, fortaleciendo las capacidades de las oenegés y grupos comunitarios, y brindándoles las herramientas necesarias para alcanzar las poblaciones marginadas y vincularlas a los servicios sanitarios de prevención del VIH, pruebas y tratamiento.
Con la meta de prevenir y tratar la tuberculosis, el PNUD apoyó la creación de redes de agentes comunitarios de divulgación que buscarán casos de tuberculosis entre las poblaciones clave en áreas indígenas y áreas urbanas marginadas para vincularlas a los servicios sanitarios.
De acuerdo con un comunicado oficial, el PNUD también apoya con el fortalecimiento de los sistemas de salud para reducir el estigma y la discriminación del VIH, así como mejorar su capacidad de brindar cuidados a poblaciones clave tanto para VIH como para tuberculosis.
Amador Goodridge, presidente del Mecanismo Coordinador de Panamá (MCdP) y de la Organización Panameña Antituberculosa, añadió que con este trabajo de los actores en el entorno nacional, “proponemos un nuevo modelo de respuesta integrada contra el VIH y la tuberculosis. Este nuevo modelo está basado en la participación activa de todos los niveles y actores clave de forma coordinada y estratégica que permita disminuir rápidamente los nuevos casos de ambas enfermedades”, dijo.
Eduardo Leblanc González, Defensor del Pueblo de Panamá, remarcó durante el foro virtual 'Solidaridad Mundial, Responsabilidad Compartida 2020', donde se analizó la situación actual del VIH/Sida Panamá, que es trascendental que todos los sectores trabajen en equipo para cumplir los compromisos adquiridos en la agenda 2030, realizando campañas de prevención en aras de disminuir las cifras del virus y reivindicar los derechos de las personas que viven con VIH/sida.
“En cuanto a los derechos humanos de esta población, se debe trabajar el estigma y discriminación, prevención, tratamiento y mapeo de grupos con mayor vulnerabilidad a contraer infecciones de transmisión sexual (ITS); VIH/sida”, acotó.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, hay indicios de que desde el inicio de la pandemia el número de personas que se han realizado la prueba para detectar la infección por el VIH disminuyó drásticamente tanto en el Caribe como en América Latina.
En el primer semestre de 2020 se realizaron aproximadamente 4,000 diagnósticos menos de infección por el VIH que en los primeros seis meses de 2019 en ocho países de América Latina y el Caribe: Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Perú, República Dominicana y Santa Lucía.
Por otra parte, las personas sin diagnóstico de la infección por el VIH no tienen acceso al tratamiento antirretroviral, por lo que corren el riesgo de perder la vida y pueden seguir exponiendo a otros a la infección.
“La covid-19 plantea un desafío para la prevención, las pruebas, el tratamiento y los servicios de atención de salud para pacientes con VIH. Cualquier desaceleración en la prestación de estos servicios dejará a muchos grupos particularmente vulnerables en mayor riesgo de infección por el VIH o muerte relacionada con el sida”, advirtió César Núñez, director regional de Onusida.
Según el experto, hay estrategias para responder a esos desafíos, entre las que se incluyen las pruebas autoadministradas y la entrega de varios meses de medicación de una vez, lo que reduce el número de veces que los pacientes deben ir a consulta.
“Sin embargo, debemos asegurarnos de que estas estrategias se estén aplicando”, dijo.
De acuerdo con Onusida, el número de casos nuevos pasó de 100,000 en 2010 a 120,000 el año pasado. En ese mismo periodo, el número de muertes anuales relacionadas con la enfermedad ha descendido, pero levemente, pasando de 41,000 a 37,000 fallecidos por sida.
“Estos datos señalan que sin duda la infección por el VIH todavía representa un grave problema de salud pública en América Latina, y que debemos hacer frente a las desigualdades, el estigma y la discriminación para asegurarnos de que nadie se quede atrás”, afirmó en un comunicado la directora de la OPS, la doctora Carissa F. Etienne.
Etienne advirtió que se prevé que la covid-19 exacerbe esta situación debido a su impacto en los servicios esenciales de salud, especialmente en los países con sistemas de salud frágiles.
“Por estas razones, debemos intensificar nuestros esfuerzos para proteger estos servicios y mantenernos centrados en nuestra meta final de eliminar el sida, causante de un terrible sufrimiento”, añadió.
Según la OPS, el estigma que todavía existe en torno al VIH y el sida, así como la desigualdad de acceso a los servicios de salud, también impiden el progreso hacia la eliminación de la enfermedad.