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La detección temprana, clave para tratar el autismo
- 05/04/2022 00:00
- 05/04/2022 00:00
El correcto abordaje del autismo precisa un conocimiento cabal sobre los signos de la condición. La neuróloga del Hospital del Niño Noris Moreno de Flagge informó que entre los síntomas que puede presentar un infante con trastorno del espectro autista (TEA) se encuentran, la falta de contacto visual desde los cuatro meses, la falta de respuesta con una sonrisa a los seis meses y que no balbucea al primer año.
Otras señales que los menores con autismo presentan son: poco interés de jugar con niños de su edad, hacen más “rabietas” de lo usual, no saben jugar con otros niños, tienen movimientos repetitivos como el aleteo, puede molestarles la luz, ciertos sonidos o texturas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe el TEA como un grupo de afecciones diversas que “se caracterizan por algún grado de dificultad en la interacción social y la comunicación”.
“Es importante saber que no es igual para cada niño y que debe consultar a su médico. A medida que van creciendo, los signos van cambiando y en algunos disminuyendo, pero persiste el problema de la comunicación en mayor o menor grado”, explicó Moreno a La Estrella de Panamá.
De acuerdo con la especialista, hay varios “grados o niveles de autismo , de allí el nombre de trastorno del espectro autista. Se clasifican de acuerdo con su gravedad en nivel uno o leve que requiere poca asistencia, a moderado nivel dos o severo que requiere mucha asistencia”.
Moreno expuso que el tratamiento debe ser dirigido por un profesional de la salud que conozca bien el tema para que coordine la terapia conductual, la terapia de lenguaje y la terapia ocupacional. “La intervención debe ser individualizada de acuerdo con las necesidades del individuo ya sea niño o adulto”, remarcó la también creadora de la Fundación para el Desarrollo Integral del Niño y Adolescente.
“El TEA es una condición tratable. La clave está en una detección e intervención temprana con las técnicas adecuadas. No es una condición de la niñez solamente y debemos crear más lugares de atención y esparcimiento para adolescentes y adultos con TEA, dándoles oportunidad de expresarse de acuerdo con sus posibilidades, incluirlos en la educación superior y crearles puestos de trabajo”, planteó Moreno.
El Centro Ann Sullivan Panamá (Caspan) es una entidad pública y social que ofrece recursos, servicios y apoyo a la población con condición de autismo y otras condiciones de discapacidad cognitiva y a sus familias.
“Para nosotros es muy importante decir que trabajamos con la familia y no solo con el niño, porque lo que buscamos es que esos conocimientos y esas herramientas ofrecidas por nuestros especialistas las utilicen los padres para que puedan reproducir esa misma técnica en la vida diaria, desde sus hogares”, resaltó el director de Caspan, Aníbal Miranda.
En el centro Caspan cada viernes se evalúa al paciente para hacer el registro de los avances individuales, porque “es muy importante medirlos constantemente”, remarcó Miranda a este medio.
Caspan ofrece programas en donde se les enseña a los niños con TEA a lavarse las manos, vestirse y comer de manera autónoma. “Dependiendo de la edad del chico y del nivel de autismo se construye un programa individualizado de educación”.
“También tenemos el programa de entrenamiento laboral para los adultos. El año pasado logramos la inclusión laboral de nuestro primer alumno mayor de edad a un trabajo regular, y se ha mantenido en su empleo durante toda la pandemia”, destacó.
La directora de Soy Capaz, Dabaiba de Nilipour, comentó que esta fundación se creó para “sensibilizar sobre el autismo y también para resaltar las habilidades de las personas con esta condición dentro de los programas”.
Soy Capaz tiene actualmente 40 estudiantes a los que se les brindan talleres para aumentar su independencia y su autonomía, además de talleres de cocina, costura y arte.
De acuerdo con Nilipour, los familiares de niños con TEA enfrentan importantes desafíos “porque cuando se inicia la escolaridad no hay suficientes escuelas donde estos chicos puedan incluirse, también está el tema económico porque los chicos necesitan de muchas terapias que los padres no pueden afrontar ni pueden pagarlas a nivel del Estado”.
Una de las tres psicólogas de Soy Capaz, Andrea Palacios, coincidió con la neuróloga Moreno en la necesidad de contar con equipos interdisciplinarios para evaluar a cada paciente. “Si hay un mejor diagnóstico también existirá una mejora en la calidad de vida de personas con autismo”.
De acuerdo con la OMS, aproximadamente uno de cada 160 niños tiene TEA. “Esta estimación representa una cifra media, pues la prevalencia observada varía considerablemente entre los distintos estudios. No obstante, en algunos estudios bien controlados se han registrado cifras notablemente mayores. La prevalencia de TEA en muchos países de ingresos bajos y medios es hasta ahora desconocida”.
La OMS informa que las personas con TEA sufren estigmatización, discriminación y violaciones de los derechos humanos.
El Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE) tiene un programa de autismo en el que brinda atención a 118 estudiantes en la sede de Betania.
Luis Fernando Tejera es un chico con autismo que trabaja de lunes a sábado en una de las sucursales de McDonald's, en ciudad de Panamá, y aunque ha enfrentado muchos retos en su vida, en su trabajo se siente “aceptado y respetado por el personal de recursos humanos al momento de pasar por el proceso de selección”.
La gerente de la compañía, Dayra Jiménez, destacó la labor del joven dentro del local. “El desempeño de Luis Fernando es verdaderamente increíble, su condición no lo limita en lo absoluto al realizar sus rutinas diarias. Incluso nos enseña a ser mejores personas celebrando cada tarea culminada y a sentirnos felices por lo que hace”.
Tejera señaló que el mayor reto que enfrenta la población con autismo “es la falta de conocimiento sobre la condición. Hay estigmas sobre el trastorno y nuestro comportamiento. A nosotros no se nos deben poner límites sobre a dónde podemos llegar. Merecemos tener espacios y oportunidades para tener una vida normal, en donde podamos estudiar, trabajar y convivir como todos los ciudadanos”, expuso a este medio.
Para Tatiana Ramos, madre de Tejera, el primer reto al que se enfrentó fue “encontrar el diagnóstico exacto, ya que al principio se pensaba que tenía otro padecimiento; además del tema económico, encontrar maestros que tuvieran la disposición de integrarlo a las aulas con el resto de sus compañeros; y los estudiantes, que por falta de conocimientos sobre el TEA, no lo trataban de forma adecuada”.
Sin embargo, “Luis Fernando ha sido capaz de crear su propio círculo de amigos y socializar con sus compañeros de trabajo de forma normal”, destacó.
Ramos recomendó a los padres “aceptar el diagnóstico y aprender a vivir con ello; lo que los padres interioricen será el primer paso hacia el éxito. Además, es importante buscar ayuda profesional con los programas del Estado o del sector privado e integrar la familia a la situación”.