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- 10/04/2024 00:00
- 09/04/2024 17:14
Cuando se habla de invertir tiempo para dedicarlo a la preservación de la información sensible, ya sea de carácter personal o profesional, el concepto en sí podría parecer tedioso una vez nos lo propongan. Sin embargo, esta acción es necesaria y fundamental porque un evento inesperado –como puede ser un incendio o un robo o, más complejo aún, un ataque informático malicioso tipo ransomware– podría poner en peligro aquellos datos que tendrían un valor incalculable para las personas o empresas que los puedan poseer.
Situados en este contexto, hay dos factores que hay que tener en cuenta para preservar la información sensible que esté en los dispositivos: clasificar debidamente la información que realmente debería ser considerada de alto valor y que no debería desaparecer bajo ningún concepto, y adquirir dispositivos para poder almacenarla (ya sea en un disco rígido, un USB exclusivo para respaldos o en una nube virtual).
Mario Micucci, analista de ESET, hizo hincapié en este primer punto y destacó que hay que implementar una práctica de “higiene de datos” en la que se puedan optimizar al máximo los medios que se van a utilizar para llevar a cabo dicho respaldo, antes siquiera de considerar qué dispositivo es el más adecuado para esta tarea.
“Lo que debemos tener en cuenta a la hora de adquirir estos dispositivos es que solamente cumplan el rol de respaldo. No deben ser dispositivos con los que nos vamos a conectar todo el tiempo o vamos a mover continuamente información con ellos. Es importante recalcar que no se le puede dar uso diario a estos dispositivos, para evitar desgastarlos, ya que estaríamos poniendo en riesgo la información que contienen. Esto nos dará la virtud de que, en caso de pérdida, podamos tener la disponibilidad de los datos”, resumió.
Micucci señaló que una ventaja de mantener un soporte físico –como un disco rígido– es poder tener más accesibilidad a la información respecto a la nube, la cual pertenece a un tercero.
“Una contra sería que el hecho de utilizar un disco en nuestro hogar tiene que ser protegido sí o sí, ante la posibilidad de que haya un incendio u otro accidente doméstico que podría poner en peligro la vida útil de ese disco, y eso puede ser un problema. Esa es una ventaja hacia la nube, en la que básicamente le delegamos esa tarea de la posesión de datos”, explicó.
En cuanto a los servicios de almacenamiento de información en las nubes virtuales, tales como el iCloud de Apple y el Cloud de Google, Micucci dijo que si bien estas aplicaciones podrían ser útiles, también hay que tener en cuenta los términos y condiciones para mantener aquella información, relacionada con las condiciones de seguridad y otros factores como la capacidad de almacenamiento que tienen estas nubes virtuales.
Por su parte, el experto en tecnología Alex Neuman añadió que lo que más deben tener en cuenta los usuarios de estos servicios, sobre todo los que sean corporativos o de instituciones gubernamentales, es el cumplimiento de todos los marcos regulatorios, tanto nacionales como internacionales, en cuanto al tratamiento de esa información y, de ser posible, que esa información sea grabada de manera cifrada.
“Cierto es que los proveedores de información toman muchísimo cuidado en preservar la seguridad y la privacidad de los datos de los usuarios, pero en el caso de un error por parte de alguno de esos proveedores, por muy poco probable que sea, no está de más que el usuario también tome sus propias medidas y almacene la información de manera cifrada. Así podría dificultarse el acceso a esa información sensible ante posibles filtraciones”, agregó.
De igual forma, Neuman recalcó la importancia de educarse ante la diferencia entre almacenar la información en un soporte físico y tenerla en una nube.
“Hay un desconocimiento de la funcionalidad que tienen los diferentes servicios de nubes de Google, Microsoft y Apple. Los servicios de nube replican lo que nosotros hacemos en nuestros dispositivos en el almacenamiento que está en los centros de datos del proveedor. Esto significa que si hacemos cualquier cambio, en caso de tener falta de conectividad adecuada, esto se va a replicar en el almacenamiento remoto, pero también significa que si nosotros eliminamos información y esta se elimina de cualquier tipo de papelera o cualquier otro almacenamiento temporal, no hay manera de recuperarla porque eso se pierde”, explicó.
Neuman resaltó también la importancia de estar consciente de los precios de estos proveedores de almacenamiento, ya que los usuarios pagan estos servicios por desconocimiento, porque el espacio del proveedor se les llena y entonces el sistema les pide que paguen más dinero para poder almacenar más datos.
“Mucha gente no paga o ignora estas advertencias y ve que no puede recuperar esa información o, peor aún, gasta dinero de manera innecesaria para guardar fotos, como las del sticker que le mandó la tía para desearle un feliz martes en el grupo de WhatsApp. Lamentablemente esto hace que la gente no tenga un respaldo adecuado de su información”, advirtió.
Por todas estas situaciones, Neuman recomienda utilizar unidades externas, tales como las tarjetas micro SD en caso de cualquier percance, mientras que Micucci recomienda algo así como hacer un “respaldo del respaldo”, en cualquier otro dispositivo dependiendo de la sensibilidad de la información que se esté almacenando.
Micucci manifestó, por otro lado, que la seguridad en un 100% no existe. “Esto quiere decir que si hackean la nube, mejor tener esa información en un disco en la casa y, en realidad, la respuesta es sí y no, porque también hay riesgos en casa. Quizá no me van a hackear como hackean a un servicio en la nube, pero sí voy a tener tal vez problemas domésticos que puedan causar el daño de ese disco. Así que lo importante es tener en cuenta la clasificación de esos datos y, a partir de eso, elegir el medio en el que los vamos a almacenar”, dijo.
Neuman agregó que “la única forma de asegurar al 100% nuestros datos, sin importar si son digitales o anotados en papel, es no tenerlos”.
“Siempre que existan, hay una posibilidad por muy pequeña que sea de que esos datos se pierdan o puedan caer en manos de terceros. Es parte de la educación que deben tener los usuarios en cuanto a la protección de datos, que también deberían planificar adecuadamente cómo almacenan estos datos en caso de que ese respaldo no funcione. La resiliencia no es ser inmune ante los problemas, sino saber el día que vengan estos problemas que aunque se ha hecho todo lo posible, esa información perdida se puede reponer rápidamente”, destacó.