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Morosidad en tarjetas de crédito de 10,8% alarma a expertos en la materia
- 25/12/2024 00:00
- 24/12/2024 15:42
Karen Álvarez era una joven profesional a la que le gustaba vestir a la moda y tenía una modesta cuenta de ahorros para darse sus gustos. Por su buen historial de pago de un préstamo de auto de segunda ingresó a la lista de colocadores de tarjetas de crédito, la llamaron de varias instituciones financieras, aceptó emocionada sin entender su uso y cuando tuvo problemas económicos se excedió con las tarjetas. Su vida se volvió un infierno por el terrible acoso de sus acreedores y las acciones legales, al punto de casi llegar a prostituirse.
Su historia plasmada en el libro “Karen no te rindas”, del escritor bocatoreño Gabriel J. Perea, basada en hechos reales, puede ser la de buena parte de los panameños que actualmente están sobreendeudados principalmente con este instrumento crediticio. El libro cuenta los abusos de las entidades financieras ante los indefensos cuentahabientes, según narra Perea.
Precisamente, de todos los instrumentos crediticios, las tarjetas de crédito son el producto bancario que presenta el mayor porcentaje de morosidad a 61 días con un 10.8%, según las cifras a noviembre pasado registradas en el centro de información crediticia: APC Experian.
El saldo de estas deudas es de $2.740 millones lo que representa un aumento de 8,4% respecto a ligual periodo de 2023, con 802.541 tarjetas registradas y un saldo promedio de $3.415.
Se trata de una situación que se viene registrando en los últimos tres meses y que antes no se reflejaba en los números que analiza este buró de crédito, que al mes pasado tenía 2,3 millones de personas con 5 millones de referencias activas.
“Karen ya estaba cumpliendo sesenta días de no pagar, cada día que pasaba era una angustia, se había saltado los pagos y no veía remedio a su situación financiera. Las llamadas de los bancos para cobrar comenzaron a ser más frecuentes. Al negarse a contestarlas comenzaron a recibirlas personas que había suministrado de referencias bancarias”. La presión siguió aumentando, un día se apersonó un cobrador a su trabajo causándole bochorno ante todos en la empresa”, cita el libro.
Morosidad en cifras
Aunque esta historia fue publicada en 2019 la realidad al día de hoy no solo es similar sino peor, debido a que cinco años después la situación económica que enfrenta el país ha empeorado y la mitad de los ciudadanos se encuentra en la economía informal, reflejo de un desempleo que aumentó a 9,5% a octubre pasado.
Para el cierre del año 2024 “vemos algunos indicadores preocupantes”, dijo Giovanna Cardellicchio, gerente de APC Experian. El aumento en la morosidad a 61 días de todos los créditos bancarios es de 5,4% cuando el año pasado era de 4,91%. Las tarjetas de crédito tiene la morosidad más alta y las hipotecas con 4,48% lo que según Cardellicchio puede estar relacionado con el aumento del desempleo ya que la mayoría de las hipotecas tienen el descuento directo como forma de pago.
Precisamente, para la época de fin de año es común incurrir en grandes gastos como pintar la casa, comprar muebles, regalos y para ello se utilizan los ahorros anuales o todo el crédito disponible en las tarjetas de crédito, un “mal hábito” de consumo en el que se gasta más de lo que se puede pagar, señaló la Superintendencia de Bancos a través de su programa de educación financiera.
“La tarjeta de crédito no es una extensión de nuestro sueldo, y no debe nunca tomarse en cuenta como un ingreso” sino un medio de financiamiento a corto plazo por lo que lo ideal es pagar en su totalidad todas las compras que realicemos cada mes para evitar los intereses del financiamiento, recalca la autoridad bancaria.
En un supermercado de la localidad, César Cedeño se disponía a pagar las compras de la quincena navideña cuando después de varios intentos la cajera le informó que la tarjeta de crédito “está bloqueada”, pudo apreciar La Estrella de Panamá.
Solo se le ocurrió decir que “de seguro era un error”, mientras miraba la carretilla llena de productos que esta vez no se llevaría a casa. Al llamar al banco, según dijo, le informaron que había excedido su límite de crédito y que los pagos no eran suficientes.
“Me excedí, pensé que el dinero que utilizaba era mío, se me olvidó que solo me lo habían prestado”, afirma. Cedeño es uno de los 17.307 panameños con nuevas tarjetas de crédito a octubre de 2024, instrumento que el financista José Abbo califica como la “cocaína plástica” y un veneno que está asfixiando la economía panameña.
A juicio de Aboo estas tarjetas se están presentando como “las llaves mágicas” del bienestar económico y están destruyendo las finanzas de los ciudadanos de bajos recursos porque los bancos se están aprovechando de la vulnerabilidad de económica de una población desinformada, pues no se enseña de su uso adecuado en las escuelas ni en las universidades.
“Las estadísticas de morosidad en tarjetas de crédito en Panamá revelan una crisis financiera de proporciones alarmantes”. La cifra representa más de $350 millones en deuda vencida y la realidad no es simplemente un número, sino un reflejo dramático de la descomposición del tejido económico nacional, advirtió Abbo en una reciente publicación en su red profesional.
El financista de profesión hizo un llamado a la Superintendencia de Bancos a no ser un “mero espectador” o a limitarse a la “simple regulación: debe convertirse en un escudo protector contra las prácticas predatorias que han llevado a miles de familias panameñas al borde de la ruina financiera”.
La Decana intentó conocer las quejas y detalles por parte de la Superintendencia de Bancos, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta. Según la página web de esta institución durante este año cuatro bancos fueron sancionados por un suma total de $90 mil. Se abrieron cinco procesos contra Banco Delta, Banistmo, dos contra Banesco y el Banco Internacional de Costa Rica por violaciones a la ley bancaria, aunque no se precisa si esto guarda relación con tarjetas crediticias.
En tanto, para esta época los comercios esperan recuperarse del año pasado cuando las ventas bajaron en un 70%, indicó Erick Zamora, presidente de la Asociación Panameña de Centros Comerciales, quien explicó que hay una tendencia a usar mucho el dinero plástico así como también medios electrónicos.
De igual manera, un reciente informe de VISA detalló que entre los países del Caribe y Centroamérica, Panamá tiene el mayor porcentaje, con 87%, de preferencia para hacer los pagos con tarjeta y sin contacto.
“El consumidor tiene que saber que el uso de tarjeta implica que estás comprometiendo ingresos futuros. Lo primero es que no abuse de los tarjetazos porque el sistema te ofrece, te enamora y te convence de usar la tarjeta de crédito, el asunto es que la decisión y responsabilidad es tuya al final del camino”, dijo Pedro Acosta, representante de la Union de Nacional de Consumidores de la República de Panamá.
Por ejemplo, añadió Acosta, esta tarjeta se puede usar bien en una emergencia de salud, pero no hay que abusar del crédito. “El mundo no se acaba el 31 de diciembre, y ya desde agosto y septiembre se adquirieron obligaciones a través de las ventas por catálogos enganchados con las tarjetas de crédito, recalcó.
De la mano con la recomendación de los consumidores, los datos de APC Experian advierten que la mayor morosidad en las tarjetas de crédito se da en las que ofrecen los almacenes como estrategia de fidelización de sus clientes, “altísima con 64,6%”, dijo Cardellicchio a este medio.
Para hacer un uso adecuado de este instrumento crediticio la APC Experian recomienda cotizar la anualidad y tasas de interés en diversas entidades para así evaluar la más conveniente.
Anotar y tener presente la fecha de corte y pago para evitar incumplir con las obligaciones y evitar recargos.
Verificar si los programas de premios que ofrecen algunas tarjetas se ajustan a sus necesidades y comportamiento de compra, porque este tipo de producto tiene una membresía más alta.
Pagar el gasto previo a la fecha de corte para evitar generar intereses, así como pagar siempre más del mínimo requerido y en caso de efectuar compras que no se pueden cancelar automáticamente, programarse para que el plazo de pago no sea mayor a la vida útil del bien adquirido.
Por ejemplo, el supermercado, pagarlo con un máximo plazo de un mes;la ropa y accesorios entre 6 a 12 meses; las vacaciones a 12 meses; celulares y computadores, a un máximo de 24 meses.