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- 01/03/2020 06:00
- 01/03/2020 06:00
Con miles de millones de piezas de plástico en los océanos, la dinámica de los entornos marinos está cambiando de una manera aún indescifrable. Con el tiempo, los plásticos desechados, como las bolsas para emparedados y las chanclas se han degradado en pequeñas partículas llamadas microplásticos, que tienen menos de 5 mm de largo.
Kassandra Dudek, exbecaria del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y estudiante de doctorado en la Universidad Estatal de Arizona, observó cómo las comunidades microbianas marinas colonizan los microplásticos en Panamá.
Tomó los seis tipos de plásticos comunes que se encuentran en la mayoría de los artículos para el hogar, como botellas de agua o cartones de leche, y los cortó en trozos pequeños antes de sumergirlos en las aguas tropicales de la bahía de Almirante, en la Estación de Investigación del Instituto de Investigaciones Tropicales de Panamá, en Bocas del Toro.
Dado que Panamá actúa como una cuenca de captura de desechos marinos en el Caribe debido a su geografía e interacción con las corrientes oceánicas, es un lugar privilegiado para el estudio de la contaminación plástica.
“El objetivo principal del estudio era evaluar las diferencias entre los tipos de plástico, y quería asegurarme del impacto de los plásticos también para el medio ambiente”, comentó Dudek.
“Los artículos de consumo que se encuentran en los hogares son los plásticos que contaminan nuestras playas y océanos. Se estima que aproximadamente de 4.8 millones a 12.7 millones de toneladas de plástico ingresan anualmente al medio marino”, agregó.
Después de un mes y medio notó que las bacterias marinas no eran exigentes con las superficies donde decidieron asentarse. Formaron biopelículas (acumulaciones de bacterias) en todos los tipos de plástico, usándolos como arrecifes artificiales y creando “plastisferas”, un tipo de ecosistema que se encuentra en ambientes plásticos hechos por el hombre.
Sin embargo, algunas diatomeas, que son microalgas fotosintéticas, mostraron preferencia por el tipo de plástico.
La investigación ha demostrado que las bacterias que degradan los hidrocarburos, o las bacterias que pueden degradar los plásticos, pueden asociarse con las diatomeas. Esta dinámica puede resultar conveniente en última instancia, ya que podría promover la degradación de los microplásticos.
“Deseo explorar más a fondo esta relación entre las bacterias degradantes de hidrocarburos y la diatomea, y evaluar si las diatomeas ayudan a reclutar bacterias degradantes de hidrocarburos en la superficie de los plásticos”, comentó Dudek.
Dudek especuló con la posibilidad de que los microplásticos puedan servir como vehículo para organismos tóxicos y causantes de enfermedades. Estos microplásticos contaminados podrían ser arrastrados de las costas a los océanos abiertos a través de las corrientes, para ser tragados por peces o sumideros y afectar a las comunidades bentónicas en el fondo del océano, pero aún queda mucha investigación sobre el papel que juegan los microplásticos en el transporte de patógenos.
Solo alrededor del 1% de los desechos plásticos marinos se recuperan en la superficie del océano, lo que significa que el otro 99% probablemente se hunde o es consumido por organismos marinos.
“Actualmente estoy explorando el papel que desempeñan las biopelículas de microplásticos en la degradación y capacidad de hundimiento de un microplástico en diferentes ambientes marinos”, dijo la científica.
Los microplásticos son partículas pequeñas de menos de cinco milímetros que resultan de la desintegración de los desechos de plásticos. Incluso pueden llegar a ser más pequeñas y alcanzar las 0.1 micras (más pequeño que el diámetro de un cabello), son nanopartículas. “Se estima que por lo menos 51 millones de partículas de microplástico se encuentran en los océanos”, explicó Jessica Young, gerente de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“Los plásticos no se biodegradan, sino que se fotodegradan con la luz solar, desintegrándose en trozos cada vez más pequeños hasta convertirse en microplásticos”, indicó Young .
Cuando hay fuertes lluvias, en Panamá, los plásticos van directamente a las costas y mares procedentes de los ríos.