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- 02/04/2021 00:00
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El concepto de biofilia, según la plataforma Biolaboro, hace alusión etimológicamente a las palabras “bio” y “filia”. La palabra biofilia la componen 'bio' y 'filia'. En el diccionario de la Real Academia Española, 'bio' está asociado a una vida u organismo vivo y al respeto al medio ambiente y 'filia' está asociada a la afición o amor a algo.
Edward O. Wilson elaboró este concepto en mayor detalle y sugiere que los humanos sienten una afinidad innata por todo lo viviente. Wilson, biólogo estadounidense nacido en 1929, profesor emérito de la Universidad de Harvard, es también coautor del concepto de biodiversidad.
Bettina Bolten y Giuseppe Barbiero definen en su publicación 'Diseño biofílico: cómo mejorar la salud y el bienestar físico y psicológico en nuestros entornos construidos' a la biofilia como, la afiliación emocional innata de los seres humanos a otros organismos vivos. Los autores indican que la biofilia abarca una variedad de actitudes, emociones y valores que, en conjunto, constituyen nuestra relación con la naturaleza y concepto que crea el diseño biofílico.
El diseño biofílico se considera como una ciencia aplicada, orientada a planificar espacios artificiales que reflejen la biofilia, para con ello, lograr la generación de espacios que reducen el estrés, estimulan la creatividad y el pensamiento claro, al igual que mejoran el bienestar físico y psicológico de quienes los visitan.
El objetivo del diseño biofílico es simple y busca la experiencia directa de la naturaleza y la experiencia del espacio y el lugar, es decir, el diseño al incorporar la afinidad humana con la naturaleza en el entorno construido. Si se usa de manera apropiada y específica, se puede construir en una serie de opciones para usar el diseño biofílico de manera efectiva.
La aplicación del diseño biofílico, según el arquitecto Cristian Bastidas, influye en la relación directa hacia la experiencia saludable del desarrollo del bienestar.
Bastidas ha planteado en su trabajo de investigación denominado 'La biofilia en arquitectura, un entorno para el bienestar' que “la biofilia habla del vínculo que tiene el ser humano con la naturaleza y cómo la relación directa o indirecta con ella ofrece beneficios que implican obtener el bienestar perdido, por medio de sensaciones de tranquilidad, de vida, de ambientes saludables, de espacios que reflejan que la conexión que hubo en tiempos primitivos sigue en el interior de la persona y se hace indispensable para un desarrollo de vida pleno, más aún en quebrantos de salud, que ayudan a una recuperación más rápida y a disminuir el dolor en el proceso”.
También agrega que “de esta manera una relación entre lo construido y lo natural puede potenciar el bienestar de la persona en el día a día y mejorar su rendimiento en todos los aspectos, mediante un diseño arquitectónico que permita involucrar la naturaleza en espacios interiores y complementarlos en los exteriores”.
Bastidas hace hincapié en que la teoría del diseño biofílico ha buscado categorizar los enfoques que abarca en tres categorías.
La primera, la naturaleza del espacio. La segunda, analogías naturales. La tercera, naturaleza en el espacio.
En el caso del diseño de edificaciones como hospitales, centros educativos y centros de cuidados como guarderías, esta última categoría se refiere a la presencia directa, física y efímera de la naturaleza en un espacio o lugar. Los factores en esta categoría son principalmente sensoriales y de conexión visual que tienen una relación directa con elementos naturales, así como conexión no visual que se da por medio de olores, sonido y textura.
La presencia de luz natural controlada, cuerpos de agua, variaciones térmicas y corrientes de aire tienen una relación con la variabilidad de la naturaleza y que generan dinámica y relajación.
Los elementos del diseño biofílico dependen de sus escalas de aplicación. Siendo posibles las escalas de edificios, cuadras o manzanas, calles, vecindarios o barrios, comunidades y regiones.
En el caso de los edificios, los elementos biofílicos que logran la naturaleza del espacio son las azoteas verdes, jardines verticales, muros verdes y jardines de interior.
En relación con la escala de cuadras o manzanas, los elementos biofílicos son los patios verdes, viviendas agrupadas en torno a un área verde, jardines y plantas nativas.
En la escala de calles, son aquellas con elementos biofílicos de calles arboladas, jardines de bancas, arbolado urbano, huertos urbanos que aportan alto grado de permeabilidad al entorno.
Los elementos biofílicos de la escala de vecindarios o barrios incluyen la restauración de las quebradas, riachuelos, los bosques urbanos, parques ecológicos, jardines comunales, parques de bolsillo –como el de Starbucks en calle 50–, elementos que reverdecen las áreas con alto porcentaje de construcciones e infraestructuras civiles grises.
En cuanto a la escala de comunidad, los elementos biofílicos con los arroyos urbanos y áreas cercanas a las orillas (riberas) de los ríos, afluentes o riachuelos, las redes ecológicas urbanas, las escuelas verdes, el dosel del arbolado urbano, los bosques comunitarios, huertos urbanos y corredores verdes.
Los elementos de la escala de región incluyen sistemas fluviales y llanuras de inundación, sistemas ribereños y corredores biológicos principales.
Los autores Lanza, K., Alcázar, M., Hoelscher, DM y col, realizaron la investigación científica sobre los efectos de los árboles, jardines y senderos naturales sobre el índice de calor y la salud infantil para diseñar la metodología basada en elementos biofílicos del 'Proyecto Green Schoolyards', un centro educativo para niños.
Durante dos semanas de septiembre (temperatura alta) y una semana de noviembre (temperatura moderada), en 2019, examinaron tres parques de escuelas primarias de uso conjunto en el centro de Texas, Estados Unidos, que atienden principalmente a familias latinas de bajos ingresos. Para desarrollar perfiles térmicos para cada parque, instalaron sensores de temperatura y humedad relativa del aire por parque, seleccionando sitios según la cobertura del suelo, el uso del suelo e incluso la cobertura espacial.
Midieron las características ecológicas dentro de un sistema de información geográfica, registraron datos mediante observación sobre el juego y la recreación para evaluar los niveles de actividad física de los niños y sus interacciones con las características verdes.
Estudiaron el movimiento de los estudiantes de tercer y cuarto grado en una muestra de 30 alumnos por escuela durante el recreo, con acelerómetros y dispositivos del Sistema de Posicionamiento Global y encuestaron a estos estudiantes sobre su conexión con la naturaleza.
Como resultado, los investigadores obtuvieron que bajo el dosel de los árboles el índice de calor era menor que en patios de recreo sin sombra, por lo que concluyeron que había condiciones de calor extremo en varios sitios dentro de los parques y, que los niños se colocaban debajo de los árboles durante los períodos de alto índice de calor.
Esta investigación realza el valor del diseño biofílico, dado que una vez que se han determinado los sitios con altos puntos de calor, es posible diseñar elementos que apoyen en la disminución de este, a través de sombras creadas por jardines verticales, muros verdes o parques de bolsillo que eleven la humedad del sitio y disminuyan la temperatura de estas áreas de recreo.
Los autores concluyen que estos métodos pueden ser utilizados por investigadores y profesionales de la salud pública para informar el rediseño de espacios verdes frente al cambio climático y las inequidades en salud ambiental.
La autora es investigadora científica en recursos hídricos e ingeniera civil. También es doctora en ingeniería agrícola con mención en recursos hídricos en la agricultura (Chile).