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La basura marina es un desafío de la gestión de los residuos
- 08/07/2022 00:00
- 08/07/2022 00:00
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a través de la 'Guía para inventarios de basura marina y microplásticos' define la basura marina “como cualquier material sólido, de origen antropogénico, manufacturado o procesado, independientemente de su tamaño, descartado, desechado o abandonado en el medio marino, incluyendo todos los materiales descartados en el mar, o la costa, o llevados indirectamente al mar por medio de ríos, alcantarillado, aguas pluviales o vientos”.
Estos materiales llegan al mar como resultado del manejo deficiente de los desechos, lo que, según la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés), ocurre de forma frecuente debido a que los bienes de consumo como productos desechables de un solo uso, son desechados o manejados de manera inadecuada por la caresía de sistemas de gestión de residuos adecuados.
La EPA señala que los sistemas de gestión, además de ser diseñados de acuerdo con el tipo de actividad, deben contar con procesos de implementación que a la vez cuenten con programas de monitoreo que aseguren la disposición adecuada de estos desechos.
Según el PNUD, las playas reciben y alojan distintos tipos de basura marina, que varía entre maderas, desechos orgánicos vegetales, papel, cartón, vidrio, metal, cerámicas, materiales de construcción y plásticos.
En los registros de la EPA se indica que el 80% de la basura acuática que se encuentra en las playas durante las limpiezas y los sondeos son de origen terrestre; De este 80%, entre el 27% y el 54% consiste en empaques plásticos, desechables y de un solo uso de productos relacionados con alimentos y bebidas, y servicios, como vasos, botellas, carrizos, utensilios para la alimentación y mezcladores.
El 20% restante de la basura marina es residuos descargados en alta mar, de manera accidental o intencional de embarcaciones que circulan por los océanos, y de equipos y trampas que se pierden o dejan abandonados.
En relación con esto, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, (Pnuma, por sus siglas en inglés), señala en su publicación, 'De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos', que “los plásticos son el cúmulo más grande, dañino y persistente de la basura marina, y representa al menos el 85% del total de la basura marina”.
En esta evaluación el Pnuma revela que la basura marina y la contaminación plástica están impactando directamente en el medio ambiente, lo que trae consecuencias sobre la salud de los ecosistemas, la vida silvestre y los seres humanos.
Adicionalmente, el informe demuestra que existe una amenaza creciente por la basura marina y la contaminación por plásticos en todos los ecosistemas, impactando con esto el avance de objetivo de vida acuática que forma parte del desarrollo sostenible de la agenda 2030.
La EPA considera que el análisis de los desechos plásticos que están en el medioambiente, que surgen de sondeos de la limpieza de las playas, proporciona datos que se limitan a tendencias generales y elementos grandes, no obstante, a fin de obtener una evaluación precisa y significativa de los plásticos y su influencia, es necesario realizar un control a gran escala y prolongado en los países y medioambientes, que incluye el lecho marino, y de una amplia variedad de tamaños de basura,
En cuanto a los buques que descargan en alta mar, la Organización Marítima Internacional (OMI), a través del Comité de protección del medio marino (MEPC), adoptó en 2021 su estrategia para abordar el problema de la basura plástica marina “procedente de los buques, que establece las ambiciones para la reducción de la basura plástica marina generada o recuperada por buques pesqueros; la reducción de la contribución del transporte marítimo a la basura plástica marina; y la mejora de la eficacia de las instalaciones portuarias de recepción y las instalaciones de tratamiento para reducir la basura plástica marina”.
Para alcanzar los objetivos de la estrategia, la OMI separa la basura marina en dos categorías, “los macroplásticos, que son artículos de plástico grandes, como las bolsas de plástico, las botellas de agua y los artes de pesca; y los microplásticos, definidos como las partículas plásticas pequeñas, generalmente de un tamaño igual o inferior a 5 mm que persisten en el medio marino y dan lugar a efectos perjudiciales para la vida, la biodiversidad marina, y la salud humana”.
En cuanto a cifras, ONU Medio Ambiente estima que el 15% de la basura marina flota en la superficie del mar, otro 15% se localiza en la columna de agua y el 70% permanece en el fondo marino, es decir los microplásticos.
Así, señala la ONU que 5,25 millones de partículas de plástico, 268.940 toneladas en total, se encuentran flotando en los océanos del mundo.
La OMI define que los plásticos microscópicos o microplásticos son pequeñas partículas de plástico o fibra que se encuentran cada vez con más frecuencia en el océano y que pueden ser el resultado de procesos de fragmentación de productos más grandes, especialmente cuando se exponen a la luz solar.
El desafío del manejo de los microplásticos es que pueden acumularse en lugares remotos, tales como giros en medio del océano, así como cerca de los centros poblados, las rutas de navegación y otras fuentes principales, lo que dificulta su remoción, porque están distribuidos a lo largo de los océanos, litorales, aguas superficiales y en los sedimentos del fondo marino, del Ártico al Antártico.
La vida marina, como peces y moluscos, han ingerido microplásticos, encontrándose estos dentro de varias especies comerciales en distintos puntos de venta.
Esto supone una atención especial a la investigación científica en estos temas, dado que es urgente determinar si los microplásticos suponen un riesgo para la inocuidad de los alimentos, y potencialmente la seguridad alimentaria.
La manera más efectiva de prevenir la basura marina y acuática es evitar la generación de desechos, lo que permite reducir desde el origen de la basura, lo que se traduce en acciones de prevención de la contaminación.
Además, se pueden reducir los desechos al tener en cuenta que el empaque de compra del producto es reutilizable, lo que da la opción de utilizar más de una vez los envases en que vienen empacados los productos que consumimos.
Otra forma es llevar cubiertos y vasos o tazas al trabajo en lugar de usar desechables de un solo uso, lo que aumenta el volumen de desechos del lugar donde estamos.
La EPA sugiere otras medidas para reciclar, como eliminar los componentes tóxicos, usar menos materiales, procurar que las bolsas y cajas para retiro de mercancía de supermercados u otros provean al consumidor de embalajes reutilizables, usar más contenido reciclado y facilitar la capacidad de reciclaje.
Con estas acciones generamos consciencia, lo que incrementa el número de personas interesadas en evitar generar basura marina.