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- 26/08/2020 00:00
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Los árboles son imprescindibles para el planeta. Aportan oxígeno, absorben malos olores y agentes contaminantes, son fuente de alimento para los seres humanos, los animales, y otros organismos vivos, colaboran en refrescar los veranos, nos protegen del sol y por ende de las enfermedades que este provoca, filtran y reducen la velocidad del viento, son fuente de recursos económicos, y permiten la obtención de materias primas fundamentales como la madera y el papel.
Aunque Panamá cuenta con una gran diversidad de bosques, en los últimos años han sufrido un fuerte proceso de deforestación a fin de incrementar la producción ganadera, sembradíos agrícolas o titulación de tierras.
En ese sentido, científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), como parte del proyecto 'Agua Salud' de 700 hectáreas, el mayor experimento de reforestación de su tipo, plantaron 30 hectáreas de teca en 2008.
Las evaluaciones de 2013 y 2016 confirmaron que la teca no funcionó bien en los suelos arcillosos y pobres en nutrientes de Panamá central.
Para mejorar la rentabilidad y los servicios ambientales de la plantación, los científicos plantaron plántulas de cocobolo (Dalbergia retusa) y amarillo (Terminalia amazonia) entre los árboles de teca en 2015.
Aunque los investigadores agregaron un puñado de materia orgánica y un puñado de fertilizante NPK a cada plántula a medida que se plantaba, se necesitó mucho menos tiempo y menos mano de obra que en el establecimiento de la plantación de teca. Midieron las plántulas en 2016 y nuevamente en 2017.
Prácticamente todas las plántulas de cocobolo sobrevivieron en todo el sitio, a pesar de varios eventos del fenómeno El Niño que hicieron de este el período más seco registrado desde 1925. Las plántulas de cocobolo parecen superar inicialmente a las plántulas de amarillo, pero se prevé que los árboles alcancen y superen al cocobolo con el paso del tiempo, basado en experimentos previos, comentó Katherine Sinacore, becaria postdoctoral que trabaja con esta especie en STRI.
“El amarillo terminará siendo más alto que el cocobolo, pero debido a su increíble valor monetario, el cocobolo más pequeño superará con creces al amarillo en términos de rendimiento financiero. La idea de que lo más pequeño es mejor, o en este caso mucho más valioso, puede ser contradictoria”, resaltó Sinacore.
Junto con el potencial para proteger mejor a los jaguares, aves migratorias y otros animales al aumentar la diversidad en esta encrucijada continental, es probable que este tipo de plantaciones mejore la gestión del agua, fundamental para la operación del Canal de Panamá, porque tanto las inundaciones como la sequía amenazan la infraestructura del Canal y el transporte bienes.
“Si bien la teca cultivada sola puede no aumentar el 'efecto esponja', o la capacidad de los suelos para absorber más agua durante las tormentas y liberarla durante los períodos secos, plantar la teca con especies de árboles nativos puede aumentar este valioso servicio del ecosistema”, reconoció la experta.
Jefferson Hall, científico de STRI y director del proyecto 'Agua Salud', añadió que la investigación forestal es a menudo un juego de espera. “Debido a que los árboles tardan mucho en crecer, los investigadores plantan árboles y luego esperan muchos años para obtener resultados. Nos encantó descubrir que el palo de rosa y el amarillo están creciendo y sobreviviendo tan bien aquí a los dos años como en las plantaciones abiertas”, explicó.
En el futuro, los investigadores también evaluarán los experimentos establecidos para comprender mejor cómo los factores subterráneos, como la disponibilidad de nutrientes y agua, contribuyen al éxito de la intercalación con árboles nativos.
“Las especies exóticas como la teca dominan las plantaciones de madera en Panamá y los trópicos en todo el mundo”, comentó Abigail Marshall, autora principal y estudiante de postgrado de la Universidad de Montana, en un comunicado de prensa.
“Nuestra esperanza es que el éxito inicial de la plantación de cocobolo y amarillo intercalados en la plantación de teca del proyecto 'Agua Salud' contribuirá a la evidencia creciente de una estrategia para aumentar el uso de especies de árboles nativos en la región y en general”, admitió.
Originaria de la India, la teca es la especie de referencia para la reforestación en América Central. Pero la teca a menudo tiene un rendimiento inferior en los suelos pobres en nutrientes que dominan los paisajes tropicales.
Según los científicos, los árboles nativos están bien adaptados a las condiciones ambientales locales, resistiendo enfermedades y plagas de insectos.
En el caso del cocobolo se vende típicamente a fabricantes de instrumentos y artesanos por un precio más alto que el de la teca. Los árboles de cocobolo también mejoran el suelo al extraer el nitrógeno del aire y convertirlo en fertilizante para sí mismo y para los árboles vecinos. A pesar de su valor de madera, el cocobolo rara vez se cultiva y con mayor frecuencia se extrae ilegalmente de las áreas protegidas.
Aunque el amarillo es muy valorado en Panamá como un árbol de madera dura que crece rápido y recto en condiciones de plantación convencionales, incluso a pleno sol, nunca se ha probado formalmente en mezclas con teca y cocobolo.
Estudios anteriores predijeron que otras especies de árboles podrían no crecer entre los árboles de teca, porque la teca necesita mucha agua y las raíces producen sustancias químicas que pueden impedir el crecimiento de otras plantas.
Sinacore enfatizó que el Instituto promueve la comprensión de la naturaleza tropical y su importancia para el bienestar de la humanidad, capacita estudiantes para llevar a cabo investigaciones en los trópicos, y fomenta la conservación mediante la concienciación pública sobre la belleza e importancia de los ecosistemas tropicales.
Actualmente la superficie de Centroamérica cultivada con teca, se estima en casi 133,000 hectáreas, de las cuales 55,000 están sembradas en Panamá. La teca representa el 76 por ciento de las plantaciones establecidas en Panamá entre 1992 y el 2000, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).