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- 03/04/2012 02:00
El zumbido crece y como que se acerca. El calor avisa de la inminencia de los aguaceros y un canto que generalmente se oye desde las quebradas y riachuelos, se hace presente.

Como todos los años, las cigarras irrumpen en el silencio de la tarde campestre y zumban en un frenético coro, que popularmente se relaciona con Semana Santa. Josefina Sánchez, tras siete décadas de escuchar a las cigarras, ya lo tiene claro. ‘Las lluvias llegarán pronto’, afirma la mujer de 72 años, de orígenes campesinos y residente en el sector oeste de la provincia de Panamá.
Ofelina De León es una católica empedernida, una mujer de fe como para recorrer iglesias a los 65 años de edad. Ella no habla de lluvias ni de calor. Para Ofelina, los cantos de la cigarra, son una especie de rezo que le recuerdan ‘la Muerte y Resurrección de Cristo’ .
LA VERSIÓN CIENTÍFICA
Jorge Morales, científico del Smithsonian, no acepta este razonamiento. Él explica lo que sucede. El macho de la cigarra canta para anunciarle a la hembra que está listo para reproducirse. Con él coincide el biólogo Alfredo Lanuza. ‘Esta es su forma de cortejo. Ellas nacieron para reproducirse’, afirmó el especialista en insectos.
En realidad la cigarra es un parásito. Su fase de ninfa dura entre 13 y 17 años. Ese tiempo viven pegadas en las raíces de los árboles y se alimentan de sabia. Una vez alcanzan la madurez sexual, salen a cantar asidas de las hojas de los árboles. En Panamá, por ser parte del trópico, la época del canto erótico coincide con el final de la estación seca y con la Semana Santa.
CÓMO LO HACEN
El sonido se logra emitir al agitar un órgano estridente en el abdomen una y otra vez, como si fuera el movimiento de un tambor ‘um, um, um, um, es como cuando vibra un celular’, dice Lanuza.
REPRODUCCIÓN
Las hembras de estos insectos ponen entre 20 y 40 huevos en las ramas de los árboles y en pedazos de troncos. Sólo entre 4 y 5 se convierten en ninfas 60 días después. Ya en forma de gusanos se entierran en las raíces de los árboles a comer, refugiarse de los depredadores y esperar la madurez sexual. Cuando llega ese momento rompen el cascarón y vuelan hasta las hojas y ¡a zumbar se ha dicho!
El um, um, um anuncia también el final de sus días. Y es que el apareamiento parece tan intenso como la vibración de su canto, después del acto sexual solo duran un mes, no llegan a ver sus críos.
Así que la próxima vez que escuche el canto de una cigarra, sepa que quien zumba es un parásito agonizante.