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- 10/11/2024 00:00
- 09/11/2024 16:11
Existen muchas razones para legalizar el aborto, mencionaré algunas de estas razones:
Para iniciar podemos mencionar el hecho de que existen múltiples investigaciones (ver los informes de la OMS- 2022), que han demostrado que cuando se prohíbe o se restringe el aborto, la cantidad de estos no disminuye. Se recurre a los abortos clandestinos que carecen de condiciones médicas básicas de higiene y sanidad, lo que los hace riesgosos para la salud y vida de miles de mujeres, incrementando la morbilidad y mortalidad de las mujeres.
Aunque el aborto terapéutico se debe realizar cuando el embarazo es resultado de una violación o incesto, en la realidad se obliga a miles de niñas y adolescentes a parir, puesto que se les niega el aborto, imponiéndoles así una revictimización. Como ejemplo, tenemos el caso de la niña de 8 años, quien fue forzada a parir, luego de ser violada. Ahora esa niña será juzgada, y señalada toda su vida.
Las mujeres panameñas no tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo ni de ser informadas adecuadamente, puesto que por muchos años no existió una ley de educación sexual integral que les hubiese permitido conocer los métodos anticonceptivos y saber un poco de planificación familiar.
Según nuestra constitución y acuerdos internacionales, las personas tienen derecho ala privacidad, a controlar su propia vida; sin embargo, a la mujer se le priva de este derecho a su privacidad, a decidir sobre su propio cuerpo, y al ejercicio de la autonomía reproductiva, para volverla un mero receptáculo del deseo de otros.
Así, el embarazo no deseado puede implicar riesgos para la salud mental y física de la mujer, incluida la angustia severa y el riesgo de suicidio, si la persona ha vivido agresiones múltiples, violaciones, incesto, o violencia doméstica repetida.
En realidad, la penalización del aborto incrementa la inequidad entre quienes viven en la pobreza económica, jóvenes, negras, indígenas, quienes son las únicas que son castigadas por este delito, porque las mujeres con poder adquisitivo tienen la posibilidad de viajar al extranjero para practicarse un aborto y lo hacen.
Todo esto lo que crea es un estigma social negativo, basado en la culpabilidad, derivada de las creencias religiosas, lo que conduce a críticas y malos tratos de parte del personal médico y de la comunidad en general. Además, se coarta la libertad de conciencia, de pensamiento y de credo, puesto que los argumentos para el aborto son religiosos y excluyen a todos los que creen que sólo se es persona en el momento del nacimiento, como los ateos, agnósticos, judíos, etc.
La vida no se inicia con la fertilización o concepción; lo único que hace es activar una multiplicación celular, que todavía tiene que implantarse adecuadamente, ya que muchos terminan en abortos espontáneos.
En general, la interrupción del embarazo o aborto se practica durante o a finales del primer trimestre, cuando el producto es un blastocisto o embrión, que mide unos 10 cm, o sea que es del tamaño de un lápiz de labio. El producto, blastocisto o embrión, no tiene la capacidad de sentir, pensar, ni tener conciencia; no tiene derechos ni obligaciones, no es viable fuera del cuerpo de la madre, ya que carece de corteza cerebral durante el primer trimestre.
Según la Constitución y la Ley, el Estado tiene la obligación de respetar, proteger y hacer realidad los derechos humanos, incluidos los relativos a la salud sexual y reproductiva, a la privacidad y a la libertad de conciencia, pero todo esto es una mera ilusión.
Así es que, por ejemplo, en el papel tenemos el derecho al aborto terapéutico en los siguientes casos. Primero, se debe interrumpir el embarazo en caso de malformación fetal grave, cuando el producto o feto no es viable, por carecer de órganos internos, de cerebro, etc. Segundo, en caso de que está en riesgo la salud o la vida de la mujer, debido a infecciones, anomalías genéticas, cromosómicas, uterinas, enfermedad crónica, genética, exposición a tratamientos o productos tóxicos, etc. Tercero, en caso de violación o incesto. Sin embargo, en la realidad en la Comisión que decide ponen a personas que son fundamentalistas religiosos que dilatan el proceso, que de por sí ya es largo y tedioso.
La maternidad no debe ser obligatoria, porque no es el objetivo o deseo de todas las mujeres. Cada una tiene derecho a decidir si será madre o no. La maternidad debe ser una opción para todas las mujeres, no un mandato u obligación. La legalización del aborto no obliga a nadie a abortar, sólo posibilita el poder hacerlo en condiciones médicas adecuadas, para salvaguardar la salud y vida de las mujeres.