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Las dunas griegas, transformadas en pistas de carreras que amenazan el ecosistema local
- 13/07/2024 00:00
- 12/07/2024 17:42
Las dunas del parque nacional de Kotychi-Strofyliá, un área protegida que alberga cientos de especies de aves y donde anidan tortugas marinas, se transforman cada fin de semana en pistas para motos y todoterrenos que ponen en grave riesgo el ecosistema local.
Decenas de aficionados a las carreras y bañistas que aparcan sus coches en áreas prohibidas cerca de la orilla, invaden este parque nacional de 14.300 hectáreas, situado en la costa noroccidental de la península del Peloponeso, a unos 250 kilómetros al oeste de Atenas.
La situación ha sido denunciada por ciudadanos y autoridades medioambientales, entre ellas, el Organismo de Medio Ambiente y Cambio Climático de Grecia (OFIPEKA).
Según declara a EFE Yeorguía Karaberu, miembro del OFIPEKA, la circulación de vehículos por estas dunas de arena daña significativamente la vegetación y la fauna de la región.
“En la zona, donde hay nidos de pájaros y de tortugas marinas, todos estos vehículos pueden dañar los lechos que aún no hemos localizado, así como los huevos (depositados por las tortugas)”, explica Karaberu.
El parque nacional cuenta con 261 especies de pájaros, unos 80 de los cuales están bajo peligro de extinción, como el cernícalo primilla (Falco naumanni) o el porrón pardo (Aythya nyroca).
El ecosistema costero alberga también bosques de pinos, ríos y lagos salados, además de un tipo específico de dunas de arena protegidas bajo la directiva de la Unión Europea (UE).
Las dunas sirven de barrera natural contra las inundaciones de agua salada, previenen la erosión de la zona y protegen el bosque de Strofyliá de los fuertes vientos que soplan desde el mar Jónico.
A pesar de que el organismo coloca pancartas para señalar la prohibición de acceso con coches o motos, turistas y residentes las dañan o arrancan a la fuerza.
Según señalan los medios griegos, este fenómeno va en aumento con griegos y turistas que acuden con vehículos 4x4 sin matrícula, y que se desplazan desde el parque a otras zonas de esta región de la península del Peloponeso.
Esta no es la única zona en Grecia donde las actividades humanas y el turismo dañan el ecosistema litoral.
El año pasado, en la playa de Plaka en la isla de Naxos, un empresario retiró placas de piedra que actuaban de rompeolas para que sus clientes pudieran entrar al agua con mayor facilidad, lo que provocó una disminución de la orilla.
Este mayo, en la misma playa, un desconocido alisó la arena con un tractor durante el período de reproducción de las tortugas marinas.
Tanto en estos casos como en el del parque nacional Kotychi-Strofyliá existe una falta de personal encargado de inspeccionar e impedir que se registren infracciones, sostiene Karaberu.
El OFIPEKA cuenta con solo cinco guardas para inspeccionar en este parque y otras áreas protegidas del oeste de la península del Peloponeso, como la zona costera del Golfo de Ciparisia, más al sur, de unos 55 kilómetros de longitud.
“Es obvio que cinco guardias no pueden estar al mismo tiempo en toda la zona de nuestra responsabilidad”, lamenta la experta.
Ante esta situación, el organismo propone acciones específicas para proteger de manera más eficaz el parque, como colocar vallas y otros obstáculos con el fin de impedir el acceso de vehículos a playas específicas de alta importancia medioambiental.