La tarea de reflejar la identidad para que no se pierda

Actualizado
  • 17/05/2024 00:00
Creado
  • 16/05/2024 18:32
El artista Silfrido Ibarra refleja en su más reciente exposición ‘Identidad perdida’, que se puede ver en NG Art Gallery, las cosas que hacen único al ser humano y su entorno, que están en peligro de extinción

La identidad es un elemento imprescindible e intrínseco del ser humano, y varias de las cosas que forman parte de la construcción de la identidad son aquellas que están relacionadas con el ambiente en el que uno se desenvuelve, así como de la realidad que le rodea.

Ese es el concepto que el artista Silfrido Ibarra ilustra a través de su más reciente exposición artística ‘Identidad perdida’ que se podrá ver hasta el próximo 22 de junio en la galería de arte NG Art Gallery, en la que reflexiona sobre la cuestión ancestral de la identidad latinoamericana bajo un punto de vista pictórico desde los sellos identitarios primitivos e indiscutibles que residen en aspectos relacionados a cómo viven los pueblos y, especialmente, cómo se construyen las identidades individuales a partir de la colectividad diversa característica del país.

Ibarra conversó con La Estrella de Panamá al respecto y aseguró que quiso develar varios aspectos relacionados con la identidad en esta muestra artística. Uno de ellos va ligado a la exuberante naturaleza que se expresa en algunas de las obras de esta serie y que se remontan a un lugar atesorado en la infancia de Ibarra, que transcurrió en el distrito de Gualaca, provincia de Chiriquí.

Otras de las obras, en cambio, reflejan el sentido apacible de la vida tranquila que transcurre en los pueblos que no solo se ubican en esta localidad del oriente chiricano, sino que también se replica en los distintos pueblos que existen en el interior del país en el que sus vecinos se conocen entre sí y tienen un alto sentido de fraternidad y solidaridad si alguno de ellos pasa por un momento difícil. Un ritmo de vida que dista mucho de la frenética metrópoli que es la ciudad de Panamá.

Estas dos cosas, las selvas y los pueblos del interior que tienen unas características y una idiosincrasia únicas, están en peligro de extinción, según el artista. Lo que hace que estos elementos que forman identidad pronto se vean desvanecidos en el olvido, lo que le sume en una gran preocupación.

“Las costumbres, la sociedad y la cultura cambian a medida que va avanzando el tiempo. En el caso mío, en el de la exposición ‘Identidad perdida’ fue porque siempre he buscado retomar el aspecto de las selvas porque sé que algunas se están perdiendo, y sé que algunos de los lugares que he pintado han desaparecido. Lo mismo con los pueblos. Para reflejar los pueblos, me trasladé a la memoria de cuando yo era muy joven, y ya los pueblos no existen ni esas casas que yo he representado en mis obras. Esto se refiere más que nada a la identidad perdida, e inclusive se puede dar que cada persona puede ir perdiendo su identidad”, expresó.

La artista mexicana Frida Kahlo solía decir que “nada hay absoluto, todo cambia, todo se mueve, todo revoluciona, todo vuela y va”. Ibarra coincide con esta idea y afirma que hasta las piedras se mueven.

“Todo cambia y no es que todo sea malo. La vida es así y debe ser así. Yo lo veo como una parte normal de la vida y es mejor que haya cambios. Pero en el caso de la cultura, las tradiciones y el folclor, estas se deben mantener siempre porque eso es lo que nos forma como país. Perder las tradiciones y el folclor, así como algunos detalles que son característicos de nuestra arquitectura, nos hace perder esa identidad y hace que nosotros no seamos reales ante el mundo. Cada pueblo tiene su identidad y eso es muy importante”, agregó el artista.

Otra de las cosas que Ibarra trata de reflejar en su obra es la abundancia natural de las selvas, que se vería en peligro si no se toman acciones concretas para salvar esa biodiversidad. “Si no abordamos esto, más temprano que tarde tendremos problemas para rescatar la naturaleza. La verdad esta situación me da mucha tristeza y los artistas somos muy sensibles cuando se trata de estos aspectos. Para mí, la naturaleza es lo máximo porque yo soy del campo y tengo vivos los recuerdos de la infancia cuando pasé el tiempo en una finca ubicada en el distrito de Gualaca”, expresó.

La manera en que las obras reflejan diversos paisajes hace que el espectador se vea envuelto en la obra misma, como una especie de máquina del tiempo en la que se debe ingresar de vez en cuando para saber siempre de dónde uno viene y cuáles son las piezas del rompecabezas de esa identidad.

La memoria fotográfica, producto de los recuerdos de la niñez de Ibarra, facilitan que el artista pueda explicar con minucioso detalle cómo se vive en los pueblos del interior del país.

“Según he podido observar y vivir porque mis tíos y mis abuelos llevaban una vida no solamente tranquila sino feliz, como no hay comunicación con el resto de la ciudad y no son todos los que pueden viajar hacia la ciudad capital. Esa felicidad se nota en su rostro y su carácter es diferente al de aquellos que habitan en la ciudad. Eso también está originado en que ya es una costumbre hacer lo mismo todos los días en una rutina que implica, por ejemplo, respirar el aire puro todos los días. Esto también se refleja en la solidaridad y en la convivencia de los vecinos. Todo ello forma parte de ese espacio existencial y eso ya peligró porque ya cambió. A medida que va creciendo la población y como no hay ningún programa de conservación que considere a estos pueblos como un patrimonio nacional que debe ser preservado, pero lamentablemente no se pensó en ello. No se sentía la necesidad de eso. Conforme las personas van teniendo más recursos económicos, piensan que lo otro es mejor porque no hay alguien o una institución que precisamente valore eso y se encargue de restaurar aquella vivienda que debe ser restaurada, por ejemplo”, dijo.

En la exposición ‘Identidad perdida’, Ibarra también cuenta las historias de aquellos habitantes de la ciudad de la noche que la sociedad decidió marginar, tal es el caso de las trabajadoras sexuales, haciendo ver que no existen.

“Yo soy amante de la libertad y parte de esa libertad está en poder pintar lo que yo quiero. No tengo ese complejo de buscar el reconocimiento del público a través de estar pintando hojas toda la vida. En ese sentido, me considero muy libre porque he pintado personajes que he visto en varias ciudades que he estado tanto en la ciudad de Panamá como en La Habana, Cuba, y Buenos Aires, Argentina, y he decidido retratar a los habitantes de la noche. Para pintar estas cosas, tienes que haber ido tú mismo al lugar. Yo retrato el color de la noche así como a los personajes que forman parte de ella y sus rostros dicen mucho. La sociedad decide hacer la vista gorda ante personas como las trabajadores sexuales o los indigentes por el espejismo en el que vivimos. Entonces, algunos dicen que eso no existe porque no quieren mirar lo que está pasando, y lo entiendo porque esa es una problemática social pero que existe”, dijo.

Ibarra cree que los artistas tienen además la función de retratar las problemáticas sociales a través de sus obras. Uno de los artistas que solía desnudar la realidad, y que sirve como una de las grandes inspiraciones para Ibarra, es el pintor impresionista francés Henri de Toulouse-Lautrec, quien retrató el submundo de París.

Para Ibarra, la identidad forma parte de cualquier trabajo que realiza un artista al tiempo que refleja su actitud ante la vida.

“El artista debe tener el principio de fortalecer esa identidad, de la manera en que no haga un cambio espontáneo, sino que sea algo que uno siempre tenga y que siempre lo esté desarrollando”, concluyó.

Silfrido Ibarra
Artista
El artista debe tener el principio de fortalecer esa identidad, de la manera en que no haga un cambio espontáneo, sino que sea algo que uno siempre tenga y que siempre lo esté desarrollando”

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