La propaganda en tiempo de guerra y elecciones

Actualizado
  • 14/07/2024 00:00
Creado
  • 13/07/2024 17:13
Los expertos en la materia estudian las estructuras, el funcionamiento y los modos de manipular. Es decir, tienen o deben tener muy clara la relación que hay entre la biosfera, la naturaleza humana y la cultura para entender la conducta social

Los emergentes politólogos y expertos en “psicología social”, tanto los que operan en el centro como en la periferia del sistema-mundo, son cada vez más eficientes en la aplicación de las técnicas, normativas y métodos de manipulación de los instintos y las emociones humanas, a tal punto lo son que pueden bloquear la inteligencia individual y colectiva e inducir a vastos sectores de la población a escoger a sus némesis para que los gobiernen. Es, entre otros, por supuesto, uno de los propósitos de la propaganda.

Los expertos en la materia estudian las estructuras, el funcionamiento y los modos de manipular los neurotransmisores dada su relación inmanente con el instinto de supervivencia y las emociones en los entornos biopsicosocioculturales específicos. Es decir, tienen o deben tener muy clara la relación que hay entre la biosfera, la naturaleza humana y la cultura para entender la conducta social, tanto la considerada normal como las consideradas convencionalmente aberradas.

Las leyes del caos y la teoría de la propaganda

En el ejercicio de precisar la manipulación del instinto y las emociones en escenarios políticos y geopolíticos es de suma importancia considerar los niveles de caosidad holística y permanente de la guerra infinita, sobre todo en las fases de crisis extremas, de mutaciones geopolíticas, comparables, hoy, a las prevalentes cuando Hitler, Mussolini, Francisco Franco y otros de la misma camada emergían como líderes supra protagónicos en los prolegómenos de la nomenclaturada segunda guerra mundial.

Estos personajes se tomaron el poder en sus respectivos hábitats [países, reinos, estados, naciones] porque manipularon con eficacia el instinto de supervivencia en escenarios de servidumbres, incertidumbres y disputas territoriales.

En materia de manipulación y propaganda hay que destacar el papel que jugó el sobrino de Sigmund Freud, Edward Bernays, considerado el “padre del consumismo” y de la Teoría de la propaganda” autor del libro Propaganda, allá por los años 20 del siglo pasado, apoyándose en el psicoanálisis. Su trabajo nos remite a la experticia en la manipulación de opiniones, conductas, gustos, sentimientos, odios, modas, devociones electoreras y demás, con propósitos persuasivos.

La fama le vino al psicoanalista Bernays porque logró con imágenes convertir a las mujeres estadunidenses, supuestamente recatadas, en fumadoras compulsivas.

¿Qué hizo? Pues, nada, puso a circular en periódicos y revistas imágenes de mujeres sensuales, idílicas, displicentes, liberadas, con pitillos humeando entre los labios. Además de circular anuncios en periódicos y revistas empapeló las paredes de los edificios con afiches y enormes carteles. Echó mano de los novedosos recursos tecnológicos de la época, radiofónicos y cinematográficos. ¿Y, qué paso? Las tabacaleras duplicaron sus ganancias y fumar en público se convirtió en causa de los movimientos de liberación feminista.

Estas técnicas y procedimientos se generalizaron muy pronto, constituyéndose en la herramienta sobre la que se asienta y mundializa la sociedad de consumo, acentuando el carácter de mercancía a todo cuanto es o existe. El hombre dejó de ser medida de todas las cosas, ahora el mercado lo es.

El homo mercancía

La técnica en la que se basó Bernays era muy sencilla, no ha dejado de usarse, se trata simple y llanamente de investigar qué es lo que quieren los destinatarios del mensaje, a que temen y lo que debe hacerse para inducirlos a necesitar lo que no necesitan, lo que nos remite al apotegma goebeliano: “la mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.

La investigación de campo en término intermultidisciplinario, la experticia en el manejo los algoritmos y multimedios, así como la constante renovación de las tecnologías pertinentes, permiten a los manejadores de publicidad trazar estrategias acertadas o equivocas. Sin duda, el azar es el protagonista inasible, pero, no se trata de magia, ni de pensamiento mágico, sino de visionar científicamente.

La bifurcación dura de la propaganda a la que me refiero, aquella que convierte en mercancía todo lo que toca, así como con total impunidad promociona y vende el cáncer envuelto en nicotina y humo, con la complicidad de gobiernos de los 8 vientos de la brújula terrestre, de una u otra manera, medra y promociona la destrucción de la biosfera terrestre. Así como suena.

La prensa escrita, las industrias audiovisuales [cine, radio, televisión, redes, juegos electrónicos y digitales] apologizan la cultura de la muerte, la guerra, el crimen organizado, la corrupción, etc. hasta con el pretexto de combatirlas. Subliminalmente siembran en el subconsciente de los seres humanos la idea de que el crimen si paga y que los conflictos armados, por ejemplo, son necesarios para salvar a los buenos y castigar a los malos. ¿Es necesario que se les diga que países son los buenos y qué países son los malos? ¡Vamos, hombre, no te hagas!

Engendros de la manipulación

Nadie en el mundo, está inmunizado contra el mercadeo de los instintos y las emociones atávicas. Mucho macho es el machito que va por la vida con una Magnum al cinturón. Bellos son los automóviles sobre cuyo capó una mujer posa con las nalgas al aire. No digas que no te sobrecogió un sentimiento de terror cuando viste al apache apuntar con su desguañangado rifle a John Wayne. O cuando un vietnamita le cortó el cuello al extranjero que vino del otro lado del mundo a despojarlo de su hogar. ¿Somos o no somos producto de la manipulación?

En los procesos que lo meritan, asuntos electorales y de gobernanza, por ejemplo, generalmente se involucran equipos multinterdisciplinarios. En ellos lógicamente deberían participar psicólogos sociales, marqueteros, sociólogos, economistas, lingüistas, periodistas, publicistas, estadísticos, informáticos, encuestadores, incluyendo, psico-neurólogos. Es posible que no sea posible armar semejantes equipos. Pero, en el mercado de la información e informática hay estudiosos de estas especificidades, pragmáticos, capacitados para asumir la diversidad de roles.

Estos especialistas, además de la naturaleza humana [instintividad, emocionalidad e inteligencia] estudian el perfil psicológico y cultural de los ciudadanos del país donde operan, con especial atención las fortalezas y debilidades, tanto de los candidatos contratantes como de adversarios, algunos llegan al punto de conocer más a los contratantes, a los que sirven, que lo que se conocen ellos mismos.

De manera que los Trump, los Bolsonaro, los Milei [menciono solo algunas figuras emblemáticas de reciente consagración], no son producto del azar, ni hijos de la divina pomada sino expresiones de la enajenación metastática encriptada siglo tras siglo en la supraestructura, en el complejo y secular sistema enseñanza-aprendizaje que abarca desde la familia secular, los sistemas académicos, los medios de comunicación de masas, las instituciones motoras del pensamiento mágico, del entretenimiento, de la apología del crimen organizado, de la corrupción sistémica, de la delincuencia, de la violencia, de las guerras imperiales... y los genocidios.

Demás está decir que estos conocimientos y técnicas de manipulación masiva se adaptan perfeccionan constantemente con apego a los cambios de contextos históricos y sociales, a saber, desarrollo de las fuerzas y relaciones de producción, saltos cuantitativos y cualitativos en materia de la estratificación social, ideologización del consumismo, modificación de los entornos culturales, movilidad social, aburguesamiento sindical, pérdida de perspectiva histórica. En fin, en este tiempo, más que en cualquier otro, las reglas del sistema-mundo inciden en la psique colectiva no importa cuán recónditos sean los vertederos humanos.

El autor es historiador. Varias veces Premio Ricardo Miró. Ensayista, poeta, cuentista y cineasta. Miembro de Número de la Academia Panameña de la Lengua

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