La humanidad en cinco cauces

La vegetariana (Random House) es inquietante, perturbadora, sobrecogedora y genial. Desde la ficción, Han Kang (Premio Nobel de Literatura 2024) disecciona cómo hay diversos actos de resistencia ante una longeva enfermedad social tan macabra como lo es el machismo.

Su libro sigue de cerca el convivir de dos hermanas y sus respectivos esposos. Ambas cocinan, atienden, alimentan y visten a sus compañeros de vida como el patriarcado ordena. Ellos le retribuyen tantos cuidados como solo los machos saben hacer: con humillaciones, indiferencias o degradación.

En un acto de legítima defensa, la más desprotegida de las dos hermanas, la de clase trabajadora y de formación más precaria, un buen día deja de comer carne, luego pierde el sueño e ingresa a una dimensión etérea. Esta decisión la lleva a un cambio de actitud ante todos los convencionalismos, y le modifica su forma de entender y relacionarse con su entorno, tanto el público como el privado.

Toda la familia -incluyendo a sus padres, y su propia hermana, qué decir del marido de la vegetariana- cree que se ha vuelto una desquiciada sin remedio. Nadie entiende que su nuevo comportamiento es su manera pacífica y consciente, aunque dolorosa en lo físico y en lo emocional, de plantar un hasta aquí a los malos tratos, aunque ese proceder de protesta conlleve a su deterioro integral.

Ella es la que sufre desde hace años, pero todos, tanto los hombres como las mujeres de su familia, le piden disculpas al esposo por lo ocurrido. Todos la reprenden con dureza por no hacer feliz a su “compañero de vida” y por no darle lo que él “merece”.

La vegetariana es sobre aquellos que ofenden y degradan a los demás por su género (aplicable para los que desprecian a los otros por su color de piel, su ideología o su religión, etc.). Su ritmo y su atmósfera pertenecen tanto al drama familiar como al thriller de suspenso. Brillante.

La muerte de su madre, un divorcio doloroso y la herida de perder la custodia de su niño de 8 años. Tantos quebrantos del alma juntos la sumergen en el silencio y en el insomnio.

Nadie entiende su mutismo arraigado, nadie la reconforta por estas ni por sus otras heridas, aunque todos la ignoran o la evaden como castigo. Por lo que ella aprendió a conversar con los ojos.

Un joven comienza, de a poco, a perder la vista. La ceguera prematura es un destino seguro mucho antes de que sus cabellos se pueblen de canas. Vive entre sombras que se hacen cada vez más espesas e impenetrables. Él aprendió a ver al mundo desde los ojos de su alma.

Ninguno de los dos quiere recibir una compasión falsa. Ambos viven desde esos linderos a los que están sometidos sin remedio.

¿Qué la salva a ella de esa condición de no poder emitir palabras? Una lengua tan ajena a la suya como lo es el griego. ¿Qué evita que se hunda más en ese tanque de agua fría que la aprisiona por dentro? Aprender en un salón de clases la lengua en la que escribieron Homero, Platón y Heródoto.

¿Qué lo salva a él de esas sombras que cada día lo acompañan más y más? El amor de una chica que no le corresponde sus besos, ni sus cariños. ¿Qué hizo para estar lejos de ese sentimiento que lo libera y lo aprisiona al mismo tiempo? Irse a otro país, lejos, a Europa, donde imparte clases de griego elemental, pero la distancia no ha servido de nada, ya que la sigue recordando sin remedio.

Esos son los personajes centrales de la impactante La clase de griego (Random House), una novela tétrica y desoladora de Han Kang, quien regresa a mostrarnos el aprisionamiento al que están sometidos los corazones rotos. Impecable.

En Por qué recordamos, la nueva ciencia de la memoria (Paidós), Charan Ranganath se concentra más en lo que se queda registrado en nuestra mente y menos en lo que vamos olvidando con el andar de los días.

Desde la psicología, la neurociencia y el psicoanálisis, Ranganath estudia los intrincados mecanismos que componen, mejoran o degeneran a la memoria humana.

Con un lenguaje accesible y con una forma amena, nos comparte el por qué alguien memoriza más que otras personas; el porqué de los que están inundados por los despistes; lo antiguo y lo premonitorio que encierra la sensación del déja vu y la relación que hay entre la realidad y la imaginación cuando nuestro cerebro reconstruye una escena del pasado.

¿Recordar es un registro literal del pasado? ¿La memoria se corrompe? ¿Hay recuerdos reprimidos? ¿Los errores nos ayudan a recordar en mayor o menor medida? ¿Qué ocurre si asimilamos información errónea que nos envían los sectores que siembran las noticias falsas?

Interesantes preguntas a las que intenta contestar Charan Ranganath. ¿Por qué digo intenta? Porque nos recuerda que en ciencias no hay razones únicas ni definitivas. Eso sí, brinda explicaciones desde un lenguaje profundo, aunque a la par sencillo de entender para los que no somos expertos, echando manos de una impresionante bibliografía que nos deja boquiabiertos. Fabuloso.

Aquel día de junio de 1944

Como su nombre lo indica, El Día D de Churchill (Crítica) es un libro que desglosa el peso histórico que tuvo el primer ministro del Reino Unido durante aquel 6 de junio de 1944.

Ese día desembarcaron en cinco playas de Normandía más de cinco mil naves con 133 mil efectivos aliados, con el apoyo de 14,674 salidas aéreas y una aportación impresionante de la artillería naval.

En esa jornada decisiva, las tropas aliadas desembarcaron en Normandía (Francia) para acabar con la barbarie nazi. Ese fue el principio del fin de los alemanes bajo el temible liderazgo de Adolfo Hitler y de paso contuvo la expansión del Ejército Rojo en Europa.

Si bien Dwight D. Eisenhower tenía el control de las operaciones militares, Churchill supervisó la entrega de los elementos imprescindibles para que la famosa operación fuera posible.

Churchill también participó de manera activa en el desarrollo de las nuevas tecnologías que serían necesarias para poner en práctica el triunfo en las costas normandas. Para entender mejor la Segunda Guerra Mundial hay que leer esta obra.

En El camaleón, la invención de Donald Trump (Planeta), Maggie Haberman describe a Donald Trump como un vendedor dispuesto a decir lo que su cliente (reemplace por la palabra electorado) quiere escuchar, siempre y cuando compre su producto (en este contexto llámese voto).

Haberman plantea que Trump ha vivido en constantes altibajos empresariales, personales y políticos. Por lo que tiene la capacidad de caer, decir que se resbaló, levantarse y buscar luego acabar con su contrincante.

Trump, de acuerdo a Haberman, tiene la habilidad de adaptar pensamientos y declaraciones de otros para su beneficio. Mensajes, anota la autora, que le permiten opinar de una manera tan ambigua que nadie sabe a ciencia cierta si está a favor o en contra de algo.

Impulsivo, dado a reacciones más que a ser productivo. Todo es para él una transacción. Una máxima que aplica en las finanzas, el entretenimiento y la política, opina Haberman.

Para obtener el beneplácito de un sector de la sociedad estadounidense utiliza de forma consciente un discurso directo, divertido e irreverente, indica.

Haberman opina que los medios de comunicación en Estados Unidos han cometido desde hace años lo que considera un error garrafal: cubrir a Trump y dejarlo en evidencia, pensando que al hacerlo el público que lo apoya aprenderá que es un maestro de la manipulación. Agrega que ayer, y aún hoy, la prensa de su país no está preparada para cubrir a un político que miente “tan libremente como Trump”.

Haberman lo describe como alguien a quien le inquieta estar solo; que es de tener pocos amigos y que es incapaz de reconocer ningún error suyo.

Todo lo que hacen en su contra lo califica de ilegal, racista o inmoral. Le gusta tanto el poder como su necesidad de gustarle a la gente, ya que su filosofía es que las personas deben saber quién eres, ya que no basta con ser rico, comenta Maggie Haberman. El abc de ciertos políticos.

Estos cinco libros pueden adquirirlos en todas las sucursales de la librería El Hombre de la Mancha.