Rosa Montezuma, la Señorita Panamá que aboga por rol de la mujer y tecnología

Actualizado
  • 01/11/2018 21:06
Creado
  • 01/11/2018 21:06
Su perfil de activista brilla por si solo, a sus 25 años su amplia experiencia le ha hecho embajadora de la Cultura Ngäbe Buglé desde 2017, señorita Comarcas 2018 y directiva del Campamento de Niños de la región Muná 2015-2019.

Centrar los cambios sociales dentro de un espacio que permita a mujeres compartir sabiduría, liderar proyectos y salvaguardar valores combinados con el uso correcto de la tecnología son las claves que la Señorita Panamá 2018, Rosa Iveth Montezuma, impulsa para concretar un camino de igualdad, que impacte a su vez a niños y jóvenes.

Esta bandera idealista que busca dar un giro positivo al rostro de las comunidades de su país es un tanto difícil, pero confía que puede materializarla a futuro, declaró en una entrevista a Efe la representante de las comarcas indígenas y primera beldad de origen Ngäbe Buglé escogida la más bella de su país.

Su perfil de activista brilla por si solo, a sus 25 años su amplia experiencia le ha hecho embajadora de la Cultura Ngäbe Buglé desde 2017, señorita Comarcas 2018 y directiva del Campamento de Niños de la región Muná 2015-2019.

"En los últimos tiempos, la mujer logró escalar, hoy son capaces de ocupar importantes posiciones, pero también somos una biblioteca andante, en el sentido que transmitimos de generación en generación nuestras enseñanzas, principios y valores", señaló Montezuma, quien es la primera indígena de Panamá que va a un Miss Universo.

Rosa expuso recientemente su experiencia como mujer y líder en la ONU y la Organización de Estados Americanos, de donde logró sacar varios proyectos para ejecutar en los pueblos indígenas, su principal eje impulsor.

Nacida, criada y residente de la Comarca Ngäbe Buglé, en la comunidad de Alto Caballero, distrito de Muná, en el oeste del país, vivió recientemente un trago amargo por las campañas de odio y discriminación en redes sociales, que cree fueron provocadas por ser una aborigen y romper el molde del canon de belleza acostumbrado.

Lo que "más dolor e indignación" le generó a ella y a una gran parte de la población fue que se le acusó de no ser indígena y tener padres de origen europeo, incluso tuvo que acudir al Tribunal Electoral de Panamá para corroborar su identidad.

"La tecnología es buena si la sabemos utilizar a nuestro favor, y mala si la utilizamos para perjudicar a otros. Las críticas siempre van a estar, las productivas se toman para crecimiento personal, y las destructivas, simplemente se desechan", afirmó Montezuma, que también es licenciada en Ciencias y Tecnología de los Alimentos.

La joven indígena, de 25 años, sostuvo que su mayor soporte lo recibió de su familia, pero su fortaleza para seguir es Dios, dado que para ella es "fundamental en su vida".

Montezuma que resalta por su piel cobriza, ojos oblicuos y una larga melena negra, contó que casi queda fuera del certamen local, ya que vivía en un lugar lejano y no tenia Internet.

Irónicamente, ella aspiraba a llegar a ocupar cualquiera de las cuatro coronas que se dan en el certamen de la marca Señorita Panamá, sin embargo, la más deseada para ir al Miss Universo le fue dada en una emotiva ceremonia en la que su madre lloró junto a ella.

Esta "meri nuäre", que en el idioma ngäbe significa mujer bonita, no descartó o afirmó que tenga aspiraciones políticas a largo plazo, sostiene que tiene muchos planes y sueños que le gustaría ejecutar, si es posible, con la ayuda del sector público y privado.

"Todos tenemos derechos y oportunidades, solo hay que aprovecharlas, pero quisiera hacer más para mantener las costumbres y tradiciones de mis pueblos indígenas, ya que sin ellas dejamos de existir", mencionó.

Ahora Montezuma se prepara para competir por la corona de la 67 edición del certamen que se celebrará en diciembre en Bangkok, Tailandia, y asegura que su principal herramienta será su cultura e intelecto, mismas que tendrá que usar por la competencia que se le avecina.

"Espero en el certamen dar a conocer a nuestra gente panameña, las costumbres y tradiciones, además de ser la voz de las 5 comarcas locales y de los 370 millones de habitantes indígenas del mundo, y así ser incluidos con oportunidades y derechos como cualquier otro ciudadano del planeta", puntualizó desde el Peñón, una comunidad empobrecida unos 300 kilómetros al oeste de Ciudad de Panamá.

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