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París se rinde al color en Elie Saab, Rahul Mishra y Véronique Léroy
- 03/03/2018 16:56
- 03/03/2018 16:56
Elie Saab, Rahul Mishra y Véronique Leroy renunciaron hoy en París al riguroso negro habitual de la capital para presentar colecciones llenas de color, estampados y lentejuelas.
La belga Véronique Leroy citó a sus invitados en el cine Le Balzac, en los Campos Elíseos, donde no hubo desfile, sino una proyección, en un deseo personal de la creadora de salir de la rutina y abandonar el habitual formato de pasarela.
Un vídeo de apenas ocho minutos en el que algunos estilismos se presentaban en alternancia con imágenes de un paisaje campestre, en un paralelismo a las texturas de los tejidos y las de la propia naturaleza. "Creo que viendo a la chica moviéndose comprendemos los tejidos y vemos las semejanzas, como la hierba fresca y la muselina", dijo Leroy al final del corto.
Tan solo se vieron seis "looks", con el verde y el marrón como tonos predominantes, en tejidos más gruesos como el "tweed" inglés, lanas austríacas y algunos detalles de encajes o textiles más deportivos como el nailon.
En una chaqueta tipo plumón, el blanco y el verde crean un estampado casi impresionista, un jersey marrón mezcla hilos anaranjados consiguiendo un efecto similar a la tierra mojada. Un formato original que no permitió el acceso a fotógrafos, ni la contemplación en directo de las prendas hasta el final, expuestas en un perchero, aunque la creadora defendió su método que ha requerido un trabajo de reflexión sobre cómo grabar las prendas para que se apreciara el movimiento, la caída de las telas y las texturas.
El juego de tejidos fue igualmente significativo en el desfile de Elie Saab, con sus "Buqués de Invierno", nombre que hacía presagiar una colección floreada y con tintes coloristas. En realidad, el libanés enfrentó sus estampados con negro en encajes, bordados, flecos y plumas que pusieron el volumen y realzaron el trabajo de costura en cada prenda. Una línea que bebió del imaginario romántico, con vestidos de cuello alto o escotes barco, cargados de volantes y con detalles en piel como corsés y anchos cinturones.
En los accesorios destacaron los sombreros de copa y accesorios muy diurnos pese a la sofisticación de las prendas, más preparadas para la noche, con botines de piel y bolsos medianos decorados con tachuelas.
Tampoco será un invierno oscuro para el indio Rahul Mishra, uno de los creadores que más reivindica la artesanía de sus colecciones, elaboradas en su país con un equipo de 700 personas, según detalló él mismo en el "backstage".
Varias personas han trabajado en la elaboración de cada prenda, donde las lentejuelas recubren chaquetas y faldas creando paisajes de edificios, atardeceres y, en general, recuerdos de infancia de Mishra.
Los vestidos de noche se transforman al ser confeccionados en "tweed" y otros textiles popularmente británicos, por debajo de una gabardina de lentejuelas, el "Kinkhab", un brocado indio de seda con hilos dorados o plateados, se reproduce en chaquetas o en el forro de los trajes de pana.
"Es el contraste de lo que he vivido de pequeño, con los trajes de mi madre o mi abuela y otros que fui descubriendo después en otros países y en las grandes ciudades", explicó Mishra, poco conocido del gran público, pero seguido muy de cerca por los críticos de la industria, que lo perfilan como un "tesoro nacional".
La cazadora "bomber" se lleva larga, combinada con falda de tubo y tacón, mientras que una gabardina hasta los pies cubre los vestidos de noche. Tonos celestes, naranjas y rosados evocan los colores del cielo frente a un par de estampados gráficos en blanco y negro para largas faldas con volante, en un estilo que conjunta el folclore indio con la sastrería occidental.