El buen trato en casa y una vida sin violencia son algunos mensajes incluidos en las letras de las ‘Chiquicoplas’, una versión de las tradicionales coplas...


- 12/03/2025 00:00
- 11/03/2025 17:12
Estados Unidos y Puerto Rico se han colado en el ADN de Elizabeth Grimaldo (Panamá, 1995) desde los últimos años. Aun así, Colón, la tierra que la vio crecer, obtiene un papel protagónico en su corazón, porque como le dijo a La Estrella de Panamá, “uno puede salir de Colón, pero Colón nunca sale de uno”.
Espontánea, carismática y con una voz que arrulla, la cantautora panameña se dio a conocer en un concurso musical nacional y desde entonces no ha parado de dedicarse a esa pasión que obtuvo desde chiquita. En esta ocasión, llega a este diario para conversar sobre su nuevo sencillo, “Dos pies izquierdos”, una pieza que enseña a tomar de la mano a aquellos que amas y bailar sin importar la perfección o los comentarios ajenos.
La panameña ha trabajado arduamente para cumplir sus metas e incluso ha incursionado como actriz en historias como Sueños de verano, Algo azul, Al otro lado del muro y Un sueño mortal. A pesar de ello, recuerda a su pequeño Colón con tanto amor, ese lugar que la ha visto crecer y formarse en lo que tanto ama.
Dice mi mamá que canto desde estaba en su barriga. Me contó que cuando tenía tres añitos fui a una pizzería con ella y me monté en la mesa a cantar sin ninguna pena. Ella se sorprendió y con mi papá me pusieron en clases de canto en el Washington de Colón.
Estuve ahí por muchos años e hice mis primeras obras de teatro y musicales. Recuerdo que mi primer rol fue María Magdalena en Jesucristo Superestrella y también participé en actuaciones del colegio. Luego ingresé a un concurso de canto y ahí es donde todo comienza de verdad.
Estaba muy asustada. Tenía doce años y pararte frente a un jurado no es fácil. También entendía lo importante que era porque no estaba cantándole a mi mamá, mis tías o mi abuela, sino a personas extrañas. Estaba cantándole a todo un país que viera televisión nacional.
Por alguna razón, en medio de todos mis nervios y miedos, me sentía cómoda. Cantar me hacía sentirme más valiente.
Sin mis padres no hubiese podido. Me ayudaron en cada faceta. Mis primeras canciones las hice con mi mamá cuando todavía no sabía componer o conocía la teoría de la escritura musical. Mi mamá siempre tuvo ese don de la poesía sin siquiera saberlo. Además, mi papá toca piano, entonces siempre estuve rodeada de música.
Mis primeras canciones salieron posterior a mi primera novela, Sueños de verano. Siento que en la vida siempre he tenido muchos ángeles que me tomaron de la mano y me ayudaron a caminar.
Siempre he sido muy “baladista”. Me gusta mucho el pop/rock. De chiquita escuché a Isabel Pantoja, Julio Iglesias, Luis Miguel [...] Las letras románticas siempre han sido lo mío. Ahora estoy cantando una bachata. Me dejo llevar por la inspiración y me estoy atreviendo a cosas nuevas.
Kany García, Natalia Jiménez, Ednita Nazario, Luis Miguel y últimamente disfruto a Lizzy McAlpine. Escucho de todo un poco. Le he tomado el gusto a la salsa y es curioso, porque cuando llego a Puerto Rico, doy a conocer esta bachata que compuse. Uno se va empapando de esa cultura que lo arropa.
Sale de la nada [ríe]. No tengo ninguna explicación precisa. Siempre he dicho que las canciones están en el aire y son cosas de Dios y el universo. Uno tiene que llevar el corazón abierto a escuchar y entender tu propósito.
Pasé por un momento en el que no podía escribir y me costaba expresarme en todos los sentidos. Poco a poco, empecé a aceptar quién soy y a dónde voy. Llegué a Puerto Rico y compuse muchas canciones. Esta isla me ha regalado cosas muy lindas, y también actuar me ha permitido ponerme en los zapatos de los demás desde otra piel.
Te colocas en los zapatos de los demás y absorbes sus sentimientos como los tuyos. Mis primeras composiciones no se trataban de mí, sino de mi mamá, mis amigas o mis tías. Ahí es donde observo el mundo de una forma distinta.
Pasé por un momento en que me costó expresarme y no estaba escribiendo canciones. Me di cuenta de que estaba siendo muy dura conmigo misma y que a veces quiero ser perfeccionista. Aprendí que eso no te lleva a ningún lado, y a atreverme a hacer cosas diferentes a pesar de que me salgan mal. Me reté a caerme, levantarme y bailar como si nada. Esa es la metáfora de esta canción.
Es mensaje de resiliencia y de valentía. Cuando llegué al estudio a trabajar con el productor Marco Sánchez y le mostré la canción, me dijo: “Muy linda, pero uno en la vida no baila solo”.
“Para crear bases fuertes y un amor que perdure toda la vida, hay que hacerlo en conjunto, ya sea en el amor o al nivel que desees”, continuó.
Qué bonito es poder cumplir tus sueños de la mano de alguien. Así que ahí fue donde realmente Dos pies izquierdos cobró ese sentido.
Liz baila con alguien, muy feliz [ríe nerviosa]. Ahí vamos con los pies izquierdos, pero bailamos bien, aunque no parezca.
Este tema es el inicio de un proyecto muy importante para mí sobre una joven que vive una ruptura. Cuando pasas por ese tipo de situaciones, donde te rompen el corazón, hay un camino que en días sientes que va fácil y en otros sientes que el mundo se te acaba.
Hay días que sientes que te tienes que morir para volver a renacer y es un constante sube y baja de conocerte, de sanar. Van a escuchar la historia de esta chica en mi EP Garabatos, que saldrá en mayo, y Dos pies izquierdos es una etapa por la que ella atraviesa.
Todavía viviendo de la música felizmente. Me encantaría poderte decir que en unos años estoy en Atlapa en un escenario donde la gente paga un boleto para verme. Feliz, sana, pero siempre viviendo de lo que me gusta.
Cada vez creciendo más. Definitivamente aquí hay demasiado talento. En Panamá hay mucha música, mucho cantautor y es importante que siempre haya periodistas que estén ahí para apoyarnos a contar nuestra historia. Detrás de cada canción y de cada video hay tanto trabajo.
Uno siempre está trabajando para su país también. Eso uno lo lleva con orgullo, por lo menos es lo que intento yo: siempre trabajar con mi bandera en el corazón. Hay que apoyar a los artistas locales. Necesitamos mucho apoyo.
A mí me encanta. Tengo un personaje que se llama la Mirna, y me fascina interpretar. Lo utilizo para componer canciones. Incluso, es lo que me ayudó a componer, a desarrollar ese músculo mucho más rápido: el estudiar a la gente desde esa empatía, desde eso crudo. Cada cabeza es un mundo que me fascina explorar.
Espero que sí. Puse en pausa la actuación ya que cuando sale un proyecto, requiere de mucho tiempo. Llegué a Puerto Rico porque estaba filmando una serie musical juvenil en 2023 y fueron cuatro o cinco meses de trabajo fuerte.
Tuve un momento de catarsis y me dije: “Yo soy cantautora, voy a respetar el don que Dios me dio y voy a dedicarle el tiempo que necesite”. Decidí poner en pausa mis audiciones para enfocarme como Dios manda, porque es una industria de mucha resistencia, paciencia y disciplina.
Si voy a un proyecto que toma 4 meses, no puedo escribir canciones, Así que estoy enfocada en la música al 100 % por ahora.