El refugio del Hotel Señorial, inmortalizado en el arte

Actualizado
  • 20/06/2024 23:00
Creado
  • 20/06/2024 16:43
La artista colombiana Remedios explora en la galería Mateo Sariel hasta el próximo 17 de julio esa conexión que tiene con ese lugar mágico en el que vivió los momentos que la marcaron definitivamente

Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida. Así reza la frase de la obra que preside la entrada de la galería Mateo Sariel donde en estos días se expone el primer capítulo de la exposición Hotel Señorial, un lugar que permanece en el corazón de la artista ya que allí no solo atesora los recuerdos más preciados de su infancia sino que se convirtió en el epicentro de muchas historias y en un lugar edificador para ella misma.

Para Remedios -que es el seudónimo de la artista colombiana María Camila Bernal- la búsqueda del consuelo y el significado en la reminiscencia, es un componente fundamental de su obra. Con diversas piezas plasmadas en el lienzo y la cerámica, Remedios habla de un lugar en el que no solo experimentó lo vívido de las heliconias y otros objetos curiosos y fascinantes que se encontraba por el camino, sino de esa construcción oral formada por los cuentos de la abuela entremezclados con las huellas que dejan los conflictos familiares, los secretos a voces y los relatos inconclusos.

Al pasar los años, estos elementos son capaces de formar la personalidad de alguien como Remedios, quien busca provocar en el espectador un gran sentido de reflexión sobre cómo la memoria puede ser un gran repositorio de los recuerdos al tiempo que puede convertirse en un campo de batalla ante las vivencias que produjeron mucho dolor y que son capaces de transformarse en esas cicatrices del pasado que necesitan de una sanación.

El Hotel Señorial tiene un significado especial para Remedios ya que allí construyó los recuerdos que le dieron las vacaciones que pasaba durante su infancia en ese hotel regentado por su abuela, una figura familiar que sigue siendo el norte en su vida.

“Decidí que esta exposición fuera un homenaje en vida a mi abuela Elisa, que tiene 86 años de edad. Este lugar adopta ciertas características de ese universo de Macondo propio del realismo mágico de Gabriel García Márquez y tengo la suerte de tener mi propio Macondo personal que es el pueblo donde crecí que se llama Villeta, situado a dos horas de Bogotá. El Hotel Señorial nos dio una infancia maravillosa a mí y a mi familia. Era el lugar donde nos reuníamos y donde se empiezan a crear muchas historias y se empieza a gestar la personalidad, los gustos, la conexión con la abuela, el gusto por los detalles, por las plantas, por estos momentos. Esta exposición pretende rendir un homenaje a eso que nos formó. Me aferro mucho a la reminiscencia y a las memorias, y para mí Hotel Señorial es el lugar que representa todo eso”, explicó.

Sin embargo, la historia está lejos de terminar de ser contada. Remedios seguirá explorando muchos más aspectos en un segundo capítulo en el que lo plasmado en sus cuadernos de dibujo y las anécdotas de su abuela serán los protagonistas. Se prevé además que la continuación de esta historia tendrá un componente audiovisual en el que sus primas recordarán las vivencias que se fueron tejiendo en los pasillos del Hotel Señorial.

Buscando una voz

Remedios no recuerda exactamente cuándo fue que sintió la pulsión por el dibujo. No obstante, ella recuerda que en su infancia, el acto de dibujar le suponía una vía de escape ante un ambiente en el que no se sentía comprendida por quienes la rodeaban. Por otro lado, su seudónimo se remonta al célebre personaje de la novela de Gabriel García Márquez Cien años de soledad Remedios La Bella, conocida por su inocencia e intriga. Es así que entre los 14 y 15 años de edad, los amigos de María Camila la empiezan a llamar Remedios y ella adopta ese nombre en su cuenta de MySpace, una de las redes sociales más populares de aquel tiempo cuando se descifraba el impacto social que el internet estaba a punto de brindar.

Para ella, su obra artística ha sido un refugio de la realidad que ha estado viviendo en esa Colombia de los años 1980 y 1990, que estaba inmersa en un escenario violento en el que los términos “coche bomba” o “toque de queda” eran habituales en el vocabulario de los colombianos. Para la joven Remedios, aquello era inexplicable.

“Yo no entendía eso de coche bomba, toque de queda o limpieza social, no entendía por qué el hecho de pensar distinto te condenaba a muerte. Había un contexto violento y muy fuerte fuera del Hotel Señorial y del universo que plasmaba en mis dibujos. Por eso, desde niña me creé mi propio universo para protegerme a mí misma de toda esa violencia que estaba sucediendo afuera. Obviamente, a nivel intrafamiliar siempre hay discusiones y problemas que en realidad suceden en todas las familias. Ha sido muy lindo este ejercicio artístico del Hotel Señorial porque me puse en contacto con muchos de mis familiares y muchas de mis primas que vimos de una manera muy especial a este hotel en un punto efervescente de la infancia y de la adolescencia. Cuando ellas me cuentan sus relatos, casi ninguna de ellas me quiere hablar de lo malo que estaba pasando. Todas quieren recordar lo lindo que vivimos allá adentro porque todas estábamos viendo lo que pasaba fuera de ese entorno del hotel como aquello de que el tío se peleó con la tía y etc. En fin, situaciones que pasan en todas las familias”, señaló.

Por eso es que Remedios es fiel creyente de que la memoria se encarga de atesorar los momentos más felices que le brindan mayor seguridad a uno mismo y que quedan inmortalizados para la posteridad. “Mi obra es un poco eso: aterrizarnos en la idea de que si bien afuera del lugar seguro que tenemos hay cosas terribles pasando, nos deberíamos enfocar en lo lindo que pasó y lo que nos formó. Es una celebración del rescate de esos momentos. La vida está llena de todos los matices pero uno decide qué es lo lindo que uno va a recordar para protegerse y sobrevivir a este mundo que a veces suele ser muy hostil”, dijo.

Una mejor amiga

Una idea que Remedios repite con insistencia durante la entrevista que sostuvo con La Estrella de Panamá es el amor y la admiración que siente por su abuela. Esa relación de mejores amigas, que se caracteriza por la complicidad, nació desde que era pequeña.

“Ella ha sido una mujer muy inspiradora porque es esta guerrera brillante que siempre está echada para adelante. Y además de ser fuerte y determinada, es una persona súper noble con un corazón muy inmenso. Desde muy niña, he tenido un gran apego a ella y una admiración muy grande”, agregó.

Esa complicidad se manifiesta, por ejemplo, en un ritual que realizan abuela y nieta cada vez que se reencuentran en Colombia. Ellas se reúnen a tomar whisky juntas compartiendo entre ellas una botella que la señora Elisa tiene siempre guardada en su clóset para disfrutar exclusivamente con su nieta cada vez que regresa de Panamá. Mientras disfrutan el licor conversan sobre esas anécdotas que al principio fueron abordadas con un tono más infantil y que, al pasar el tiempo, se convirtieron en relatos con mucho contenido y picardía.

Remedios desea tener la misma valentía que tiene su abuela ante las circunstancias de la vida. Un aspecto en el que confiesa que tiene todavía mucho trabajo por hacer. “Mi abuela Elisa salió adelante por sí misma en un contexto en el que para la mujer era bien difícil progresar sola. Ella rompió con todos los estándares y las normas que le imponía la sociedad y con todo eso pudo crear el Hotel Señorial. Ese lugar maravilloso lo creó sola y eso solo lo hace una persona fuerte como ella. Me gustaría decir que nos parecemos en eso pero siento que todavía no le llego ni a los tobillos. La admiro demasiado”, dijo.

Otra de las cualidades de su abuela Elisa es su sentido de nobleza. “Lo que también admiro de ella es su capacidad de entregarse a las personas. Ella fue enfermera por muchos años y en el Hotel Señorial, que era un lugar mágico y aleatorio porque ese era un sitio para irse de vacaciones, también era casi un geriátrico. En algunas habitaciones, habían viejitos que ella cuidó hasta la muerte. De hecho, se perdió la cuenta de cuántos viejitos murieron en sus brazos porque ella los cuidó hasta el final. Ella los cuidó como familia. De ella, rescato muchísimo esa nobleza y ese amor que le entregó y que le sigue entregando a la gente que está a su alrededor. Doña Elisa es humanidad pura”, dijo.

María Camila Bernal ‘Remedios’
Artista
Decidí que esta exposición fuera un homenaje en vida a mi abuela Elisa, que tiene 86 años de edad. Este lugar adopta ciertas características de ese universo de Macondo propio del realismo mágico de García Márquez.”
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