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- 02/11/2024 00:42
- 01/11/2024 16:53
En uno de mis podcasts hablo sobre los valores, liderazgo y claro... políticos.
De hecho, no necesito hacer referencia a ningún político en particular por una sencilla razón: el lenguaje no verbal es universal, por lo tanto, no importa la raza, género, nacionalidad, color o idioma, todos los seres humanos sin importar condición alguna, realizamos los mismos gestos corporales, las mismas microexpresiones y hasta estamos alineados por algunos conceptos sociopolíticos; de ahí las asociaciones, partidos o clubes.
Se puede aprender muchísimo al estudiar la imagen de un político; por un lado, nos da información clave sobre la persona, pero, sobre todo, resulta muy revelador acerca del tipo de personas que votaron por él o ella. Aquí se activan mucho las neuronas espejo y la igualdad de valores.
En esta era, la mayoría de los votantes no sólo buscan rasgos especiales en un candidato x, sino que además busca rasgos psicológicos parecidos a ellos, por ende, todos los líderes actuales deben estar muy conscientes de la imagen que proyectan.
Recuerdo que el escritor francés Edmond Thiaudière, decía: “La política es el arte de disfrazar el interés particular como interés general”. Y esto, amigo lector, con el tiempo y por los ejemplos que observamos a diario a nivel mundial, se da por ambas vías.
En el libro La Biblia del Lenguaje Corporal, de Judi James hay una frase detonante muy interesante, la cual cito: “La realidad es que los líderes tienen los valores que son el reflejo de sus seguidores”. Cuando existe una alineación de valores entre el candidato y sus votantes, se produce la unión, de hecho, los mayores conflictos se dan por la falta de cohesión entre estos.
Aunque critiquemos, debo comentarle un hecho rotundo: la mayoría de las elecciones se ganan porque los candidatos manipulan o adaptan la percepción de valores que mueven a la mayoría de la población votante, o al revés, ellos son el reflejo de la mayoría de la población y, por lo tanto, hay una simbiosis de pensamientos.
Me viene a la mente la frase de Aldous Huxley, novelista y poeta inglés: “Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje”.
Los políticos de carrera, los que, si están plenamente conscientes de su lenguaje corporal, hacen gala de ello y dan cátedra a todo aquel que posea un liderazgo timorato. Obama, Clinton, Bush, Trump, Biden, Al Gore (a quien pude escuchar en vivo), Tony Blair, Margaret Thatcher conocida como ‘la Dama de Hierro’, eran y son maestros de la comunicación verbo-corporal y oratoria.
Abraham Lincoln decía: “Si quieres ganar un adepto para tu causa, convéncelo primero de que eres un amigo sincero”, y es aquí donde muchos se estudiaron ese mismo libro que indica: abraza, sonríe, besa, escucha, promete, convence, pasa por go y gana.
Tenga muy claro que todo líder político se vale de varias técnicas básicas para afianzar su estatus y poder cuando aparece en público. Una de las más comunes e importantes es la gesticulación para crear intimidad. Le pongo un ejemplo: el pulgar tipo like de Facebook, es el OK del político y, señalar a una persona o personas nos hace creer que conocen y están familiarizados con todo el mundo.
Blandir el dedo como batuta es un gesto de liderazgo muy habitual; observe detalladamente si ese dedo va en la misma dirección que la cabeza porque, donde haya un divorcio en el movimiento, hay una mentira. Le pongo un ejemplo: cuando Clinton decía no haber tenido relaciones sexuales con Mónica, su dedo iba para un lado, pero su cabeza y mirada iba para el lado contrario... ¡mintió!
Algunos políticos salen de la seguridad del podio para conectar más con su público y hacernos sentir que “hablan con el corazón”, hoy se sabe que en el podio está el teleprompter, un aparatito que refleja el discurso previamente escrito y le da indicativos de qué hacer.
Son pocos los políticos, los más preparados de hecho, que se atreven a hacer esto, y son pocos los directores de campaña a los que no les da un infarto por tan “espontáneo” acto.
Si hablamos de paralingüística, muchos políticos prefieren usar el “nosotros” antes que el “yo” en primera persona del singular, en especial cuando quieren transmitir responsabilidad o esfuerzo conjunto, pero, sobre todo, cuando quieren deslindarse de responsabilidad directa, y ello suele estar acompañado por un autoabrazo para mantener al público implicado y conectado... sí, es un acto de manipulación pura.
La pausa al hablar es otro de los grandes secretos, cuando un político habla y hace pausas prolongadas es para medir la respuesta de la audiencia y al mismo tiempo para centrar la atención visual hacia sus gestos o palabras.
Existe toda una escuela sobre el lenguaje corporal empleado en políticos, gerentes, líderes de área, coordinadores y jefes que bien pueden usarse de guía para beneficio propio. Recuerde esto: la magia no está tanto en lo que dice, sino cómo lo dice y hace sentir a quien lo escucha y observa.
Las habilidades sociales son capacidades y conductas aprendidas, de manera que el líder que quiera serlo puede adquirir estas competencias frente a la tesis del carisma.
Estudios serios e importantes de psicología han detectado que, dentro de la política global como dentro de las finanzas y otras carreras, existe un rango altísimo de personas con rasgos psicopáticos, por ende, muchos son sagaces manipuladores de la percepción y solo pueden ser detectados por sus acciones o paralingüística más que por su lenguaje corporal, además, solo un ojo entrenado es capaz de hacerlo.