Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 28/12/2024 00:00
- 27/12/2024 17:04
El 13 de junio de 1962, los presidentes Chiari y Kennedy convinieron autorizar conversaciones sobre las objeciones de Panamá a algunos aspectos del Tratado del Canal. Esas conversaciones se llevaron a cabo en niveles burocráticos de escaso rango y resultaron fallidas porque el Gobierno de Estados Unidos consideró que conversar no significaba negociar. El presidente panameño, disgustado por la leguleyada invocada, puso término al encuentro entre ambas naciones.
A partir de entonces, las reivindicaciones nacionales entraron en receso y la política exterior panameña carecía de un plan inmediato para revisar el Tratado de 1903 y los otros textos sobre el Canal. De modo que el 9 de enero de 1964 no interrumpió ningún proceso negociador.
En esa fecha, los estudiantes panameños solo anhelaban que se cumpliera el acuerdo entre ambas naciones de izar la bandera panameña al lado de la bandera de Estados Unidos en determinados sitios de la Zona del Canal. La oposición de los estudiantes zoneítas al cumplimiento de lo acordado y el rechazo que se hiciera a la gestión institutora dio origen a la tragedia del 9 y 10 de enero de 1964 que dejó un saldo de muertos y heridos.
A partir de aquel 9 de enero de 1964, Panamá adoptó una política exterior emancipadora y el discurso de todos los panameños estuvo identificado con los altos y permanentes intereses del país. Es preciso recordar los nuevos planteamientos fraguados el 9 de enero de 1964, el día que cambió el rumbo de la nación.
El 11 de enero de 1964, la Comisión Legislativa Permanente de la Asamblea Nacional aprueba dirigirse a todos los congresos de los países que integran las Naciones Unidas, en procura de solidaridad con nuestra causa y de condena a la agresión norteamericana.
La ejecución de esta estrategia se inicia el 12 de diciembre de 1947, cuando la constituyente Gumersinda Páez sostuvo que los problemas relativos al Canal “no solo son nuestros, sino de toda América”. La misma tesis fue expresada el 17 de diciembre de 1947 por Diógenes de la Rosa, al manifestar en la Asamblea Constituyente que “el problema del Canal no puede interpretarse ni resolverse si no se considera como un problema internacional de todos los países de América”.
El 10 de enero de 1964, el Consejo General Universitario, bajo la rectoría de Narciso Garay Preciado, pide el rompimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, la renuncia inmediata del Tratado de 1903 y la nacionalización del Canal de Panamá como aspiración de la República que debe ser planteada “sin pérdida de tiempo”. He aquí la voz del espíritu del 9 de enero. Este documento fue elaborado por los profesores Diógenes Arosemena, Carlos Iván Zúñiga G., Erasmo Escobar, Ricardo Arias Calderón, Fabián Echevers, Ernesto Castillero P. y Dulio Arroyo.
El clamor de la nueva nación se extendió por todo el país. El Comité Distritorial de Penonomé en Defensa de la Soberanía pide el 11 de enero la abolición del Tratado Hay-Bunau Varilla y declara con gran visión que “el 9 de enero se inicia nuestra verdadera y total independencia. El Canal es nuestro. En la Zona del Canal ondeará una sola bandera: la panameña”. Este documento llevó la firma de los ciudadanos Ricardo A. Ríos, Marcelino Jaén, Julio C. Fernández, Aníbal Grimaldo, Heriberto Torres y Miguel Lombardo.
El Sindicato de Conductores de Taxi, con la firma de Horacio Montenegro, pide el 13 de enero de 1964 que se trate de nacionalizar el Canal de Panamá lo más pronto posible, alegando que el tratado vigente debía anularse totalmente.
El 9 de enero internacionalizó el problema del Canal de Panamá. El 12 de enero la Asociación de Estudiantes de Periodismo de la Universidad Autónoma de Nicaragua, declara tres días de duelo en homenaje a los caídos y se solidariza con Panamá.
En Barcelona, en La Paz y en casi todas las capitales de América, el pueblo protesta en las calles. El Sindicado de Industriales, el 22 de enero, declara que ningún hombre libre de América puede aceptar el Tratado de 1903. La Federación de Estudiantes, en un grandioso mitin celebrado en la plaza de Santa Ana, hace suyo el pronunciamiento de la Universidad de Panamá.
A escasas horas de los hechos del 9 de enero, se observa la coherencia y la unidad del reclamo panameño: abrogación, nacionalización e internacionalización del problema del Canal. Aquilino Boyd en las Naciones Unidas, define el Tratado de 1903 como inicuo y demandó la nacionalización de la ruta de agua, o sea, del Canal. La Cámara de Comercio, bajo la presidencia de Roberto Eisenmann, ordena imprimir cincuenta mil ejemplares de un documento que contenga los objetivos panameños para ser distribuidos entre comerciantes de Estados Unidos.
Los partidos democráticos de Venezuela apoyan la causa panameña. Acción Democrática pide un nuevo Tratado que se “adapte a la realidad y aspiraciones de Panamá y de los demás pueblos de América”. Los partidos políticos, los sindicatos y los gremios magisteriales sin excepción, repudian la agresión y piden la abrogación de los tratados.
El Comité de Defensa de la Soberanía, el 17 de enero de 1964, recomienda que todos los automóviles lleven un cintillo que diga: “Nacionalización del Canal”.
El Consejo Extraordinario de Municipalidades, con la asistencia de 63 municipios, solicita la anulación de los tratados firmados a partir de 1903 y sugiere que en todas las capitales de provincia se levanten monumentos a los mártires.
La solidaridad mundial se incrementa día a día. El 18 de enero, el Panamá América informó de manifestaciones de adhesión a Panamá en Lima, Arequipa y el Cuzco. En la Plaza San Martín de Lima, los estudiantes piden que Perú rompa relaciones con Estados Unidos. En la Universidad de Los Andes, de Mérida, queman la bandera de Estados Unidos y enarbolan la panameña. El Washington Post pidió un nuevo orden en Panamá y expresó que “la tragedia de la semana pasada se repetirá periódicamente si no se cambian los acuerdos existentes”.
Ante mis ojos tengo todos los pronunciamientos dignísimos de personas y de entidades panameñas y del mundo por los sucesos del 9 y 10 de enero de 1964. Podría redactar con ellos no menos de 50 artículos como el presente. El 9 de enero conmovió al mundo e impuso un nuevo vocabulario en la diplomacia panameña y un nuevo ideal nacional. En esa fecha se erigió en el corazón del panameño una estatua al Presidente digno y patriota, Roberto F. Chiari. Pero igualmente se diseñó toda la estrategia que debían adoptar los negociadores de 1967 y los de 1977, es decir, de los tratados Johnson-Robles y Torrijos-Carter. La Comisión de Reafirmación Nacional con su vocero el Dr. Octavio Fábrega, fijo las pautas: “Estados Unidos, dijo, no solo deberá negociar las exigencias actuales del Gobierno, sino que debe prepararse para un retiro eventual del Canal, dejándolo bajo el control exclusivo de las autoridades panameñas”. El Dr. Octavio Fábrega, el 19 de enero de 1964, acompañado de J.J. Vallarino, Bey Mario Arosemena, Erasmo de la Guardia, Raúl García de Paredes, Osvaldo Velázquez y otros, diseño la línea maestra de los que estaba por venir en el campo de las negociaciones: “queremos fijar, dijo, un periodo limite, después del cual el control panameño sobre el Canal y la Zona de este aumentará gradualmente hasta la eventual posesión total para el país.
Esa fue la estrategia que adoptó, sin duda, el equipo negociador de 1967 y 1977. Esta estrategia no se podía concebir antes del 9 de enero de 1964. El lenguaje de Octavio Fábrega en 1964 no era el lenguaje que se manejó en las negociaciones del Remón-Eisenhower, de 1955. Esta es la grandeza emancipadora del 9 de enero de 196 4. ¿Se podrán olvidar estos hechos que constituyeron la piedra angular de las reivindicaciones nacionales?
El Dr. Jorge Illueca, como presidente del Colegio de Abogados, en esos días de enero dijo en Colón: “Los muchachos del Instituto Nacional salieron a rescatar la vergüenza nacional y han marcado nuevos rumbos a la nacionalidad. Ellos son los héroes que con sangre... se han convertido en redentores de la patria”
Después de lo leído y ahora que el Canal es nuestro, sería del todo justo que el país se inundara de cartelones que dijeran: “ ¡Gracias, Mártires de Enero! ¡Gracias, redentores de la Patria!”. Sería un mandato de gratitud y un mandato de la historia.
Por el Dr. Carlos Iván Zúñiga Guardia. 20 de enero de 2001.