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- 24/07/2024 00:00
- 23/07/2024 19:40
El acoso callejero sexual está normalizado, es común y siempre sucede en el área metropolitana de la provincia de Panamá. Este es una de los principales hallazgos de la investigación ‘Acoso sexual callejero y el derecho al espacio público de las mujeres en Panamá’ cuya autoría es de Javier Stanziola y Nelva Marissa Araúz Reyes.
“Los resultados tanto de la encuesta como de las entrevistas dan cuenta de la existencia de un problema que está alojado en la sociedad panameña y que se manifiesta de forma cotidiana y frecuente. Palabras y frases como ‘siempre he experimentado acoso sexual callejero’, ‘siempre me pasa’, ‘es lo más común’, ‘está totalmente normalizado’, fueron las principales expresiones de todas las personas entrevistadas, hombres y mujeres, respecto de esta problemática, que afirmaron de manera específica es realizada contra las mujeres”, expresó Stanziola a La Estrella de Panamá.
Los grupos etarios que fueron entrevistados van desde los 18 años hasta más de 75 años. Aproximadamente 50% fueron mujeres y 50% hombres. La mayoría de estas encuestas se enfocan en las experiencias de las mujeres. “Consideramos importante capturar las opiniones y vivencias de los hombres sobre estos temas, para nutrir más efectivamente programas de concientización y de prevención de esta forma de violencia”, detalló.
La encuesta se realizó en el área metropolitana para poder llegar a una muestra representativa con los recursos que contaban los investigadores. De acuerdo con Stanziola, se enfocaron en el área urbana más grande del país. “Nos gustaría expandir el estudio a diferentes provincias y explorar cómo se vive el acoso sexual callejero en áreas rurales”.
El proyecto fue financiado por la Vicerrectoría de Investigación y Extensión de la Universidad Santa María la Antigua y por el Sistema Nacional de Investigación de Panamá.
El 58% de las personas encuestadas reportaron ser víctimas del acoso sexual callejero. Por género, 75% de las mujeres respondieron haber experimentado situaciones de acoso sexual callejero. Este porcentaje es 39,1% para los hombres consultados, puntualizó.
Pero cuando se les daban ejemplos de formas de acoso a las personas, la cifra aumentó al 80%. En este caso, el 94% de las mujeres señalaron haber vivido algunos de los tipos de acoso sexual callejero y el 68% eran hombres. “Sin embargo, los hombres gais y bisexuales reportaron una incidencia más alta, del 80%”.
Al sufrir de acoso sexual callejero, las más comunes entre los consultados reportaron: miradas, piropos y silbidos, indicó Stanziola. “A pesar de que hay menor incidencia de agarrones, punteos, exhibicionismos y otras formas más físicas de acoso sexual callejero, estas tienden a ocurrir más seguido y tienen un efecto más profundo en decisiones de usar el espacio público, sobre todo en las mujeres. La encuesta y entrevistas que realizamos deja claro que la mayoría de las víctimas son mujeres, y la mayoría de los acosadores son hombres”, afirmó.
Debido a lo anterior, las mujeres son las que tienden a reportar efectos psicológicos por el acoso callejero, lo que les lleva incluso a destinar mayor recursos económicos, para evitar su exposición en espacios públicos. Por ejemplo, comprar un carro para desplazarse, que sus padres, hermanos o familiares las acompañen al trabajo o a las paradas de buses o bien pagar más por servicios de transporte selectivo para evitar caminar en la calle o usar un transporte colectivo donde la puedan acosadas, ilustró.
El proyecto abordó el tópico sobre la ‘apropiación colectiva como mecanismo de resistencia’. Sobre esto, Javier Stanziola explicó que entrevistaron a mujeres que pertenecen a colectivos artísticos, deportivos, sociales y culturales, porque son mujeres que usan diariamente el espacio público. “Todas estas iniciativas surgieron como una forma de resistir ante la violencia que sufrieron estas mujeres en el espacio público. Entonces se apropian de él colectivamente, para sentir mayor seguridad en las montañas haciendo hiking, jugando fútbol o cualquier otro deporte en las canchas públicas y también haciendo arte. Estos espacios, además de ofrecer seguridad, permiten que puedan tomar conciencia respecto de la violencia en el espacio público y resisten ante ella, usándolo”.
El proyecto está acompañado con un video que hace una síntesis de los hallazgos. En el filme se ve cómo una mujer dice: “Sin importar que me pongan, me acosan”. Este hecho resultó ser común entre las víctimas, comentó la doctora Nelva Araúz-Reyes a este medio.
“Esto pasa todo el tiempo, desde que son niñas de 13 años y caminan por las calles con sus uniformes. Al mismo tiempo, referían que para evitar el acoso han intentado estrategias de usar ropas más grandes, o taparse más el cuerpo, pero aún así las acosan. Es un tema de dominio, de control, de poder y del ejercicio de una masculinidad hegemónica. Incluso, una de las entrevistadas refería cómo el contenido de lo que le dice un acosador pasa de un supuesto ‘halago’ a un acto de violencia cuando se le enfrentaban. Es decir, no es un tema de halago o de atracción. Es una intrusión en la vida de las mujeres por la creencia de que pueden hacerlo sin reparos y esperando agradecimiento”, agregó Araúz-Reyes
Este video será lanzado como parte de una campaña en redes sociales para sensibilizar sobre el acoso sexual callejero. “Los investigadores creemos en la importancia de construir una mejor sociedad, por ende estaremos promoviendo una campaña en redes sociales con el video y estaremos difundiendo de forma gráfica los resultados. Nuestro interés es que se sumen todas las personas que propugnan por principios de respeto, inclusión, tolerancia, paz y democracia”, indicó la doctora.
Para Araúz-Reyes, la experiencia de la ciudad y del espacio público no es neutral al género. Por el contrario, es diferente para hombres y mujeres. “El acoso sexual callejero es una manifestación de violencia estructural que se vive en él”.
En ese sentido, Araúz-Reyes añadió que en el espacio público se deben reflejar principios democráticos, como la igualdad, seguridad e inclusión, especialmente para mujeres y grupos vulnerables. “Mientras haya acoso sexual callejero hay menos calidad de la democracia, porque estos principios no se cumplen para las mujeres y para las personas que tienen expresión de género femenina”.
“Debemos entender estos temas desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, es un tema de derechos humanos, de las ciencias de la salud mental por los efectos que tiene en las víctimas, y también es un tema económico, ya que esta forma de violencia encarece el costo de participación de las mujeres en la vida pública”, remarcó.
Si se pudiera implementar una política para erradicarlo, el estudio realizado por los doctores contempla varias recomendaciones. “Algunas de ellas guardan relación con programas permanentes de sensibilización en medios formales (escuelas) e informales (paradas de buses, metro, metrobuses, calles, espacios de reflexión); mejora de la infraestructura (aceras, luminarias, mantenimiento de áreas para evitar herbazales en la calle, ampliación de la cobertura de la seguridad pública y del transporte público); sensibilización a las autoridades de seguridad municipal y pública nacional; políticas y legislación que lo aborde”, concluyó.