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Záchrisson, temas, motivos y técnicas, en su más importante retrospectiva
- 21/08/2022 00:00
- 21/08/2022 00:00
Julio Záchrisson está de vuelta y esta vez, para quedarse. El pasado jueves 18 de agosto se dio apertura formal a la exposición 'Záchrisson, un artista entre dos orillas', retrospectiva del artista panameño más universal, con más de cien obras, parte de la donación póstuma que recibió en Museo de arte Contemporáneo y que formarán parte de su colección permanente.
Las dos plantas del museo acogen 75 grabados en punta seca, litografía, aguatinta, aguafuerte, xilografía; treinta y tres óleos sobre lienzo, treinta y cinco dibujos en técnica mixta y 25 esculturas en cerámica, madera y cartó., Además, se exhibirán Animaciones por Cine animal del largometraje Toro volandero (2023) sobre la vida y legado de Zachrisson y el corto Záchrisson, de abner Benaím así como fotografías del artista, documentos históricos, archivos, cartas y publicaciones.
Algunas de las obras cuentan con comentarios en audio en voz del propio artista al que se puede acceder a través de un código QR.
Es la mejor forma de dar la bienvenida a la mayor donación que recibe el Museo de Arte Contemporáneo (MAC ), un proyecto que tomó tiempo en cuajar por todas las aristas que conlleva pero que finalmente se ha cristalizado.
“Es la donación más grande hecha a un museo panameño por un artista. Pensar que en este momento el museo cumple 60 años y ocurre algo así, es confirmar el legado que el museo ha mantenido por más de seis décadas, en crear una comunidad cultural y artística y la confianza para conservar, promover y salvaguardar el patrimonio nacional”, dijo María Lucía Alemán, directora ejecutiva del MAC en sus palabras de bienvenida en la inauguración.
“”Hemos tratado de mostrar la complejidad de su obra, de los distintos formatos que trabaja, la complejidad también de los temas que aborda y ofrecer un panorama bien amplio de todo lo que hizo”, expuso Juan Canela, curador del MAC.
“Ha sido un privilegio trabajar con este cuerpo de obra, una responsabilidad también, recibir todo este acervo que pasa formar parte de la colección del museo, y curar esta muestra de un artista entre dos orillas, una muestra que arrancó en Madrid, y que vuelve a Panamá, al Museo de Arte Contemporáneo en el que Julio dio sus primeros pasos, expuso en distintas ocasiones, la primera muestra en el año 63, la última en 2015 (...) la historia y larelación entre Julio Záchrisson y el MAC es larga”, comenta Canela.
“Záchrisson fue un artista que pasó una gran parte de su vida en España, pero que siempre mantuvo esa vinculación con Panamá. Habiendo hecho ese viaje inverso, entre esas dos orillas del océano, ha sido un privilegio primero y una responsabilidad pero hecha con mucha alegría”, aseguró el curador.
Marcos Giralt, sobrino y albacea de la obra de Záchrisson, quien viajó para la apertura de la exposición dijo sobre su tío: “Julio tienes esa cualidad de los artistas genuinos que es su curiosidad. al artista siempre le interesa el mundo, le interesan las personas. Julio era una persona que le interesaba hablar con cualquiera interrogaba de igual manera a un taxista, un camarero, un funcionario detrás de una ventanilla que a un primer ministro. Le interesaban exactamente al mismo nivel. Y sacaba lo mejor de ellos porque lo miraba con generosidad, la generosidad del que tiene curiosidad pro el mundo”. Para Giralt, Julio Záchrisson fue un artista universal y fue un artista universal desde su panameñidad”.
“Es una exposición tan amplia, completa, abarcadora, en cuanto a la variedad de técnicas temas y épocas que cubre, que puedo decir que pocas veces hemos tenido una oportunidad de ver la carrera de un artista panameño en todas sus fases, como va a ocurrir”, asegura Canela
“Nos planteamos en algún momento mostrar o no las obras que ya teníamos, pero viene tanto que nunca se ha mostrado en Panamá que decidimos mostrar solo obras que vienen en la donación y dejar por ahora las que ya estaban en la colección, que de hecho se han visto varias veces”, comenta Canela, quien ha tenido a su cargo la curaduría de la retrospectiva.
“Pensando en tantas cosas que había y cómo seleccionarlas, te das cuenta que con esto se van a poder hacer muchísimas muestras, y va a ser un acervo muy importante para el museo, para ir jugando con él, contextualizarlo con otras cosas (...) lo que hemos intentado es que haya una representación, un poco de todo lo que él ha hecho, que sea una primera muestra donde se enseña todas las técnicas que ha trabajado y todas las épocas”, explica.
Canela se dio a la tarea de conversar con muchas personas que conocieron al artista y su obra para tener una panorámica más completa. Conversó con Mónica Kupfer, Adrienne Samos, Mirie De la Guardia, Gladys Turner, Humberto Vélez, con otros artistas plásticos panameños y también revisó los catálogos de anteriores exposiciones que realizara Záchrisson en el MAC.
“Es un universo súper complejo lo que presenta en su obra y queremos que se ve vean bien los temas importantes en Záchrisson, que tienen que ver con esa complejidad de la cultura, panameña. También es un artista que vivió en España, pero que siempre ha estado conectado con Panamá y tiene esa mirada de un panameño desde fuera y de lo que eso significa; de cómo tomas distancia, pero a la vez sigue muy cercano”.
La primera vez que Záchrisson salió de Panamá fue a México donde recibió una influencia muy importante del movimiento muralista. Luego en Europa pasó por Italia y Francia para terminar en España asentado y recibe también toda esa influencia de los grandes maestros europeos de las vanguardias.
“Esto lo trabaja muy bien en sus grabados técnica en la que tiene un impresionante dominio de la técnica. Y con eso, obviamente ves que ha recibido una gran formación en esos centros, pero con una mirada totalmente panameña”, sostiene el curador.
Canela llama la atención sobre los personajes extraños en escenas grotescas que hablan del particular sentido del humor del artista, pero también su mirada muy crítica a hechos históricos.
“De la conquista, hechos de 1492 a un retrato de Simón Bolívar, a Vietnam, a los hechos históricos panameños, por supuesto. Y también tuvo una mirada muy política. Y luego, cosas muy panameñas. la música era muy importante para él. La salsa, el Cristo Negro de Portobelo y muchos personajes que se van vinculando con la cultura, los animales... esos animales que se van convirtiendo también en algo más onírico”, comenta el curador.
En las obras de Záchrisson hay personajes que reflejan las culturas indígenas y afro. “Él fue capaz de conseguir aunar toda esa complejidad y plasmarla con de toda esa cultura occidental, entonces hay una gran amalgama en su colección”, asegura.
“Idealmente el Museo tendrá algún día una colección que recorre el arte panameño y cualquier experto en el mundo que quiera estudiarlos aquí”, establece Mónica Kupfer, historiadora del arte quien ha tenido a su cargo la catalogación de la Colección permanente del MAC. “Yo creo que el MAC se puede convertir en un centro, siempre quiso serlo, porque incluso en su historia aparece la idea de contener archivos, de guardar información, de ser un centro de acopio de material sobre Panamá. Y es lo que va a ocurrir con Záchrisson. Imagina ahora si cinco artistas nos quisieran donar un legado de este tamaño...”, reflexiona.
“Un volumen de obra implica un volumen de información que tiene que acompañarla. El archivo crece de la misma manera. Los estudiosos vendrán, observarán y publicarán. Todo eso hace que el arte de Panamá tenga Historia con H mayúscula, porque pensando en obras artística todo el mundo visualiza las exposiciones, pero no el trabajo de investigación que pueda haber sobre todo ese acervo que se conserva; lo que hay detrás y lo que debe venir. Es lo que ello va a generar”, considera.
“Yo estoy feliz. Me daba temor que la obra de Záchrisson fuera a quedar toda en España y de hecho dejó bastante allá, porque tuvo una vida muy prolífica, como se ha descubierto al desempacar”, asevera Kupfer.
“Es la razón de ser de un museo como este, contar con una colección de un panameño importante”, indica Kupfer. Y esto es por varias razones. “No es solo que vamos a tener una que otra obra del artista sino que vamos a tener toda una visión de su carrera”, afirma. Por otra parte, promoverá la idea que el Museo sea el lugar que albergue donaciones como estas. un espacio que cuente con las condiciones físicas necesarias, así como la seguridad.
La fuerza del trabajo gráfico del maestro Záchrisson representará un empuje para el Laboratorio Gráfico, espacio antes denominado Taller Gráfico en el que se formaron artistas locales que hoy gozan de gran reconocimiento.
El mayor de los logros del Taller Gráfico, fue la carpeta de 11 grabados en la que participaron artistas como Manuel Chong Neto, Alfredo Sinclair, Luis Aguilar Ponce, Antonio Alvarado, Hugo Bilbao, Eduardo Pérez, Alicia Viteri, principal impulsora del taller. Guillermo Trujillo, Coqui Calderón y Julio Záchrisson quien envió su placa desde España ya que se le hizo imposible viajar en ese momento. Estos 11 grabados están exhibidos actualmente como parte de la muestra TrópicoMágicoGráfico, que también presenta obra gráfica de la colección permanente y obra nueva de los artistas Isabel De Obaldía, Julián Velásquez, Milko Delgado y Libertad Rojo.
La exposición Julio Záchrisson, un artista entre dos orillas se rpesentará en el Museo de Arte contemporáneo hasta enero de 2023 y se acompañará de una serie de actividades
La Sala Muta del museo se convertirá en un mini teatro donde estarán disponibles el el documental “Zachrisson” de Abner Benaim y una selección de cortos y largometrajes temáticos. A partir del 9 de septiembre se organizarán ciclos de MicroCine con CineAnimal.
El próximo 2 de septiembre se celebra el Aniversario del Viernes Feroz en el museo, ocasión en la que se ofrecerá un encuentro con los artistas de TrópicoGráficoMáfico: Isabel de Obaldia, Julian Velasquez, Libertad Rojo y Milko Delgado.
De septiembre de 2022 a enero de 2023 se organizarán visitas guiadas, un Conversatorio sobre Julio Zachrisson y su trayectoria junto a panelistas expertos en su vida y trabajo.
El tema del Viernes Feroz en Halloween, con fiesta de disfraces será ZACHRIficio.
Además, en MAC presenta una rica agenda de actividades como: taller de cerámica, caminata en conmemoración al día internacional de la mujer indígena, taller de fotografía para iniciadores, Campamento Creativo con talleres de arte, Baúl MAC Mercadito, Presentación de Circo, Parking en el MAC para jóvenes, taller de serigrafía para iniciadores, el Laboratorio Gráfico 2022 con los 10 artistas seleccionados, y la subasta anual en octubre.
La última vez que estuve en Madrid, hace apenas un año, no vi a Julio Zachrisson, aunque él tampoco me habría visto a mí si hubiera ido a su entrañable casa-taller-escaparate de él mismo, en el barrio de Ventas. Los ojos de pícaro observador del mundo le habían ya abandonado, pero recreaba de memoria todo lo que algún día le impresionó y pudo plasmar con acierto en la pintura que le convirtió en uno de los más grandes, siendo él particularmente chiquito, “Julito”, protegido en su estatura para no hacerse viejo nunca.Sí escuché su voz vivaracha, como de "pelao" de barrio, durante una conversación telefónica durante la visita que hicimos a su magnífica exposición retrospectiva, la última en vida, inaugurada en el Museo Contemporáneo de Madrid, en el Centro Cultural Conde Duque. En plena capital española, en el antiguo cuartel enclavado en una de las zonas más castizas de la ciudad, oír su charla entusiasmada al reconocer acentos compatriotas, nos colocó a todos en su San Felipe de la infancia, con la jerga inconfundible del panameño redomado.“Ya no veo ni camino”, nos dijo para disculpar su ausencia, como si hicieran falta excusas a sus 90 años, 30 vividos en España. Pero hiló palabra tras palabra sin respiro hasta declarar contundente:“Ahí tienen ustedes mi obra, que es el testimonio de mi panameñidad”. Aunque de lejos, Julio Zachrisson pintó siempre en panameño. Tal vez por pura supervivencia. Totalmente integrado a su Madrid adoptivo, en el que se quedó por amor a su mujer, Marisé, ejerció cada día de su vida, sin claudicar, reflejando su identidad patriota en su narrativa artística nacionalista, reivindicativa y libre. Para no olvidar. Soberanista. Nostálgico en el afecto y visionario en la propuesta. Marcando camino. Como un guía. Abría por eso generoso sus salones a los panameños de ida y vuelta, usándonos como torpedos a la línea de flotación del país estancado que decidió abandonar. “Manden saludos a los amigos”, nos dijo jovial. Su regreso ahora puede ser triste, por póstumo, pero también oportuno, porque le recibimos como al héroe que retorna. Porque entendimos sus consignas. Rompedoras, irreverentes, cuestionadoras. Mutatis mutandis. Cambiar o morir. Con su exposición “Entre dos orillas”, vuelve el artista fundamental para quedarse para siempre con nosotros, escuchando el rumor del mar y el baile de los árboles al son del canto de los pajaritos. Mirar, pensar, vivir ....pintar.
La autora es periodista.