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- 28/07/2020 00:00
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“La ausencia más clara que tiene Panamá es en la interrelación entre distintos actores de la sociedad, en la participación por un bien y propósito común para generar bienestar a la comunidad”, fue la reflexión de Ignacio (hijo) Mallol, CEO de Mallol Arquitectos, este sábado, al ser consultado sobre el balance de la cultura local en torno al desarrollo de la arquitectura en el país.
Como parte de la agenda de 'Trama: encuentro de cultura y economía creativa', se llevó a cabo el webinar 'La arquitectura y la escala humana', un espacio en el que parte de este importante gremio intercambió posturas acerca de los retos de esta disciplina.
Para Mallol, que compartió una serie de reflexiones sobre la evolución de la arquitectura en el istmo, construir bienestar a la comunidad “requiere específicamente en el discurso arquitectónico, una participación fortalecida de personas con alto nivel de conocimiento, desde distintos frentes y sectores como: la práctica profesional; la educación; el gobierno, donde se toman gran parte de las decisiones; la sociedad civil, donde se hacen las reclamaciones necesarias para la búsqueda de la mejora de los espacios, y el sector crítico, con la creación de un discurso y un balance de lo que producimos”, enfatizó.
Al referirse a las cifras de desigualdad social en Panamá reportadas por Naciones Unidas, el arquitecto enunció que “no estamos discutiendo, analizando y generando una síntesis real, desde todos los frentes, de cuáles podrían ser las posibles soluciones para lograr una equidad. El discurso debe centrarse en un pensamiento holístico ya que la arquitectura, la naturaleza y la interacción social no funcionan como conceptos aislados, sino generando un diálogo entre sí”.
Mallol subrayó que la arquitectura enmarca una dinámica constante que debe estar en transformación permanente “para que siga generando y mejorando la sociedad en la cual vivimos”.
En el encuentro, moderado por Gilberto Guardia, representante de la firma Fémur, Trama encomendó a un grupo de profesionales locales a presentar su visión sobre el papel de la arquitectura en la sociedad y su potencial para la innovación y el impacto social positivo en la activación de tejidos urbanos y economías locales.
David Tapia, arquitecto, compartió que en el proceso de diseño, la investigación es fundamental porque “en la medida en que recolectamos más información del contexto del proyecto, del terreno, del programa, de las limitaciones de la norma, es más sencillo crear algo único”.
“El proceso creativo parte de una labor de investigación y de un trabajo colectivo que requiere crítica, conversación entre colegas y entre las personas de la oficina en diferentes niveles”, reconoció.
Sobre el proyecto que actualmente desarrolla la firma en Panamá Viejo, destacó que nació tras encontrar un espacio céntrico en la ciudad y en base a normas especiales, con las limitaciones propias de la cercanía al Patrimonio Histórico, “este proyecto busca una solución generando valor a través del diseño y la investigación. Al final, en el edificio se ve, desde su forma y lenguaje de fachada, lo que hay en el entorno”.
Por su parte, Erika Schnitter, en representación de Isthmus Escuela de Arquitectura y Diseño, analizó la relación entre el proceso de diseño y la formación académica. “Tenemos que salir del esquema lineal al que estamos acostumbrados. En cuanto a la educación desde nuestra institución, entendemos que se trata un poco de ver las actividades como proyectos de una manera sistémica, donde los diferentes agentes que participan se conviertan en entes de cambio y transformación”.
Para Schnitter, en la medida en que los procesos cuentan con una perspectiva abierta y sistémica, las variables se abren a otras disciplinas. “La recomendación es dejar de pensar en causa-efecto y considerar sistemas más abiertos que involucran a otros actores en los procesos”.
Sobre la vía para conectar los procesos de desarrollo creativo de los estudios de diseño con la enseñanza, para complementar el sistema de educación en carreras afines, la arquitecta reseñó que “si bien en las instituciones se trabajan los sueños, es en la calle donde se resuelven las situaciones reales; así que se trata de integrar estas dos dimensiones de las necesidades de una sociedad y establecer enlaces entre estos agentes y las comunidades”.
“Es importante invitar también a los actores encargados del gobierno y las políticas de manera que sea un clúster mucho más amplio en el cual se piense fuera de la caja. Una de las lecciones del diseño y la arquitectura es entender el problema como una oportunidad”, remarcó.
En cuanto al rol de las instituciones, destacó la necesidad de que “dejen de ser fábricas de sueños para que se integren a quienes verdaderamente tienen las necesidades”.
Eduardo Quintero, arquitecto de Fuerza Creativa, analizó la fase del diseño que termina dándole identidad propia a los proyectos. “Lo más importante es nuestro llamado y vocación a cambiar el mundo, el entorno y lograr un máximo alcance, dándole la oportunidad a la arquitectura de lograr su mayor impacto al generar intelectualidad”.
“Hemos descubierto que el proceso es la herramienta más potente para generar resultados que transforman y llevan la arquitectura a su máxima expresión. Esto lo que significa es trascender las posibilidades del individuo o su creatividad. El proceso nos permite lograr resultados que normalmente no podríamos obtener solos, como individuos”, comentó.
Al ser consultado sobre la integración del paisajismo y la sostenibilidad en el proceso de diseño arquitectónico, puntualizó que la colaboración es clave en la disciplina. “Trabajar con un paisajista, considerar sostenibilidad, iluminación, ingeniería, todo debe estar siempre al servicio del proceso y de los planes que se establecen. Desde el principio, paisajistas y arquitectos tenemos que decidir en base a los lineamientos para buscar las mejores soluciones”, dijo, “sin arbitrariedades ni caprichos”.