El barrio de Chualluma en Bolivia, es único en la ciudad de La Paz ya que todas sus paredes están pintadas de colores que resaltan los rostros de las cholas,...
- 05/07/2019 02:00
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Un compromiso lo podemos definir como aquel acuerdo u obligación que uno adquiere con relación a otra persona, o incluso con relación a uno mismo. En el caso del compromiso social, es aquella responsabilidad que adquirimos con la sociedad para que se dé el mejor desarrollo de la colectividad.
Al referirse al tema, Augusto Cury hace alusión a que participar en proyectos sociales es una técnica pedagógica que contribuye a desarrollar la responsabilidad social, a crear en nosotros la solidaridad, a trabajar en equipo y a concienciar sobre la paz y los derechos humanos. Asimismo, señala que el compromiso social debe ser la gran meta de la educación; es decir, que incidir en el sistema educativo con este tipo de actividades logrará que nuestros niños y jóvenes sean más empáticos, disminuyendo en la personalidad estos rasgos de individualismo, egocentrismo y el dominio de unos sobre otros.
De ahí la necesidad de que nuestros niños y jóvenes se involucren en proyectos como las campañas de prevención de la violencia, contra las drogas, de la disminución de la pobreza, de la salud física y mental, entre otras, de forma que construyamos para ellos una sociedad sana donde las relaciones interpersonales sean inteligentes y así podamos reeditar de su memoria aquellas experiencias esclavizantes que los controlan y que producen en ellos comportamientos enfermizos que socialmente les han sido impuestos, como es el caso del consumismo, donde se valora a una persona por lo que tiene y no por lo que es. También están el esteticismo, el placer inmediato y el egoísmo.
‘El 94% de los jóvenes son agresivos y solo el 6% son tranquilos; el 95% están alienados; es decir, no encuentran sentido ni interés en las cosas, en sueños o en proyectos de vida, y solo el 4% se preocupa por su futuro'.
El doctor Cury reveló los resultados de una encuesta realizada a más de mil docentes sobre su opinión en relación a la calidad de vida de sus jóvenes estudiantes, la cual me pareció muy alarmante. Dicha encuesta arrojó como resultado que el 94% de los jóvenes son agresivos y solo el 6% son tranquilos; que el 95% están alienados, es decir, no encuentran sentido ni interés en las cosas, en sueños o en proyectos de vida, y que solo el 4% se preocupa por su futuro.
Para lograr mejorar estas cifras tenemos que invertir en un modelo educativo que permita priorizar el desarrollo integral de nuestros niños y jóvenes, donde se garanticen aptitudes que desenvuelvan personas creativas, emprendedoras, líderes y que encuentren oportunidades laborales en un sistema competitivo.
Nuestro sistema educativo requiere fortalecer las capacidades socioemocionales en la comunidad educativa, de forma que se disminuya la cantidad de niños y jóvenes sin sueños, aspiraciones, metas ni identidad y que terminan afectando su futuro y el del país. Los padres y los maestros debemos manifestarles a nuestros hijos y alumnos su gran valía, elogiar los talentos que vemos en ellos, ya que esto les ayudará a tomar decisiones y a entender que las elecciones traen consigo tanto ganancias como pérdidas.
Ante un sistema social que por sus múltiples estímulos nos tiene completamente ansiosos y agitados, nuestros niños y jóvenes necesitan participar en proyectos sociales de forma que sientan que salen de la rutina, que su vida tiene sentido, que servir a los demás es importante. Necesitamos formar jóvenes que sean agentes de cambio, que escriban su propia historia, que encuentren satisfacción por sus vidas y por las cosas, más en una realidad que refleja un alto índice de jóvenes consumidores de drogas, depresivos y con pensamientos suicidas, que buscan en las adicciones aliviar su ansiedad.
Para evitar casos como los narrados, en las escuelas se debe lograr la aplicación de habilidades socioemocionales que desarrollen la capacidad crítica, que den sentido a la vida y al compromiso social, ya que de no ser así se verá afectada la emocionalidad y la salud mental de ellos.
En el 2016 tuve la experiencia y la oportunidad de viajar a São Paulo, Brasil, para conocer al Grupo Educacional Augusto Cury. Entre las vivencias de aquel viaje estuvo la visita a escuelas y centros de rehabilitación química, así como el desarrollo de dos programas.
‘Escuela de la Inteligencia y otro llamado Freemind (Gestión de la Emoción para una mente libre)' desarrolla la aplicación de técnicas pedagógicas que están evidenciando una mejoría en el estrés, tanto de docentes como de alumnos, en la concentración en clases, en los niveles de ansiedad; asimismo, en la disminución de conflictos interpersonales y un aumento en la participación de los estudiantes en clases y en propósitos sociales.
En conclusión, la participación en proyectos sociales crea en nosotros un compromiso social de querer mejorar las cosas, de transformar nuestra sociedad. También nos va a permitir conocer y convivir con personas completamente diferentes, nos permitirá contemplar realidades distintas que incidirán en nuestra manera de ver la vida y, de igual forma, en entender a cada persona en atención a su contexto, desarrollando en nosotros la capacidad de poder colocarnos en el lugar del otro.