Cerebro, sexo y ciclo menstrual

Algunos estudios señalan un aumento de la libido durante la ovulación y la fase premenstrual. Otros consideran que ocurre durante la men...

Algunos estudios señalan un aumento de la libido durante la ovulación y la fase premenstrual. Otros consideran que ocurre durante la menstruación. Sea como sea, lo que sí parece demostrado es que las contracciones uterinas y la relajación de la vasocongestión que se consigue con el orgasmo reducen con frecuencia los dolores de espalda y de la pelvis, así como los calambres abdominales.

En muchas mujeres la libido fluctúa de una manera espectacular a lo largo del ciclo menstrual. El interés sexual de los humanos sigue una pauta mayoritariamente cerebral, sin importar cual sea la secreción hormonal, los estímulos visuales o afectivos son los principales desencadenantes del impulso sexual. La influencia de las fluctuaciones hormonales durante el ciclo femenino parece afectar la conducta sexual de la mujer pero es difícil concretar el tipo de influencia ejercido.

En general los estudios indican un aumento del impulso sexual en la fase de la ovulación y en la fase premenstrual, lo cual hace pensar que, aunque el ser humano se halla libre de la dictadura de la ovulación para mantener relaciones sexuales pudiendo mantener durante todo el ciclo, existe una influencia hormonal que aumenta el deseo en las fases fértiles. En algunos casos, no obstante, el temor al embarazo hace controlar tal impulso en esas fases, llevando a evitar las relaciones sexuales.

Ese aumento del deseo no se da, sin embargo, en la mayoría de las mujeres que padecen del síndrome premenstrual, en las cuales el sufrimiento parece estar relacionado de forma lógica con una disminución del deseos sexual. En algunas de esas mujeres, la hinchazón de mamas produce molestias durante la relación sexual, por lo que evitan esta forma de estimulación; en otras, la irritabilidad o la depresión les hace perder interés en las relaciones íntimas.

El cansancio, el malestar general son malos acompañantes para la sexualidad. Así que, resumiendo, podemos decir que en la mayoría de las mujeres que no sufren de síndrome premenstrual, o en las que éste es muy leve, se da un ligero aumento del deseo en esa fase del ciclo, mientras que en las mujeres que lo sufren existe una disminución del mismo.

Es absurdo pretender separar a la mujer de su complejo entorno y sus experiencias a pesar de la probable predisposición biológica en la fase premenstrual y menstrual, ya que, la mujer responderá según sus circunstancias de pareja. Por eso al valorar la frecuencia que la mujer inicia las relaciones sexuales según la fase de su ciclo menstrual no se aprecian diferencias significativas.

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