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'Reflexiones de un penalista', la ley desde un punto de vista más humano
- 07/11/2023 00:00
- 07/11/2023 00:00
“Hay necesidad de un cambio, porque las leyes te lo exigen, pero hay mentalidades que se rehúsan al cambio, entonces ¿cómo se pueden hacer juicios y hablar de justicia? El poder legislativo es el que decide cómo se resuelven estos problemas, [pero sin un cambio de mentalidad] seguiremos viendo una justicia lenta y generadora de más problemas de los que pretende resolver”, dice el jurista y escritor panameño, Jorge Zúñiga, en una conversación con La Estrella de Panamá, resumiendo la intención de su libro Reflexiones de un penalista.
En su obra, Zúñiga analiza los cambios que con el tiempo el Sistema Penal Acusatorio se ha visto obligado a hacer debido a los cambios en la sociedad, así como el efecto que estos han tenido en los profesionales de la justicia, como los fiscales y jueces. De acuerdo al abogado, hace falta una perspectiva humanista en la comunidad jurídica y que ésta prevalezca al momento de emitir juicios o procesar a algún acusado.
El libro cuenta con 35 temáticas relacionadas a entender el nuevo modelo de justicia penal, que impone el fortalecimiento de la democracia así como el reconocimiento y fortalecimiento de los derechos humanos que debe hacer efectivos el Estado en los ciudadanos, lo que plantea un escenario distinto para las leyes y la justicia penal.
“Ver cómo se generaban los procesos políticos de Panamá durante más de 20 años, me hizo también tener una idea de lo que iba cambiando. El Estado lo que hace es ir por la vía de la fuerza y desea que los ciudadanos nos portemos bien, pero el nuevo sistema plantea que el Estado debe tomar muchos otros elementos en cuenta, como que el ciudadano también es un ser humano”, también señala.
Esta nueva concepción de la justicia plantea a la ciudadanía, como personas con derechos y obligaciones fundamentales, que debe cumplir y estos deben estar al mismo nivel de importancia e interés para el Estado, que debe a su vez mantener el orden y las libertades de los individuos.
Esto obliga a que jueces y fiscales tomen en cuenta factores como el estatus socioeconómico, la historia familiar y situación social de los acusados al momento de juzgar. De la misma manera el sistema y el Estado deben observar estas realidades para cuestionar su actuación y resolver el problema de raíz, sin embargo, hay una resistencia a la idea de que estos factores pueden estar relacionados a la criminalidad.
“Estamos tratando de resolver un problema con nuevas herramientas, pero con conceptos e ideas que ya quedaron en el pasado. En el criterio de justicia, como lo entendemos, hoy se evidencia que el delito genera un conflicto social. Este se tiene que se tiene que resolver a la luz del interés de la sociedad, no a la luz del interior del poder”, argumenta Zúñiga.
Otra de las experiencias que sensibilizó al autor al momento de pensar en los cambios que debía hacer el Sistema Penitenciario, fue su experiencia como director de un centro penitenciario de menores durante cuatro años. “Veía a niños de 14 años vinculados en homicidios. [En ese momento] había 50 chicos en el centro y esos niños a su edad estaban enfrentando problemas de adultos, siendo niños tenían que mantener a sus madres y llevar comida a casa”, recuerda el penalista.
Zúñiga le cuenta a este medio que varios de los adolescentes que atendió en su tiempo como director del centro vivían en pobreza y en situaciones sociales precarias, con padrastros abusivos, hermanos que también se dedican al pandillerismo, madres solteras sin trabajo e incluso hermanas embarazadas o en estado de madres solteras al ser menores de edad. Situaciones que el abogado considera imposibles de rehabilitar dentro de una cárcel, mientras el Estado sigue creando condiciones para que los ciudadanos vivan de esta manera.
“Uno comienza viendo el problema de la delincuencia como problema específico y termina viendo ese problema dentro de la problemática que tiene el Estado hoy. El Estado está en proceso de transformación, [es importante] organizar la estructura de poder para que esta sociedad avance en esta dirección”, destaca el autor.
Asegura que para esto es necesario fortalecer la democracia y reconocer los derechos humanos de la población para aumentar la participación ciudadana. La misma tiene que ser cada día mayor, así como la participación del Estado en la toma de decisiones cada día tiene que ser menor.
Para concluir, Zúñiga destaca dos principales razones para esto: el control que el Estado ha establecido no funciona y el Estado no es eficaz autocontrolarse, “por el contrario pierden la memoria, la visión y los sentidos, cuando se trata de determinar cosas”, creando medidas y un sistema en el que los menos beneficiados recurren a la criminalidad para subsistir en lugar de las herramientas que les proporciona el Estado.