La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
- 05/06/2022 00:00
PPP
“Plata para el amigo, plomo para el enemigo y palo para el indeciso”. Así es que era la famosa frase dictatorial, ¿no? Una frase que nos retrotrae a tiempos obscuros y convulsos. A otros tiempos. A otros miedos.
Una frase que hoy, lamentablemente, está en práctica en nuestro día a día a pesar de que ya no esté en boca de nadie, (aunque no dudo que está en la mente de muchos).
El Gobierno que nos desgobierna está repartiendo la plata de nuestros impuestos a tutiplén. Bolsas de comida entregadas por gente dizque de la realeza, bolsas que han sido pagadas por usted y por mí. Vales digitales, subvenciones y ayudas, becas universales.
No me malinterpreten, tengo muy claro que el apoyo solidario es fundamental en cualquier sociedad que procure el bienestar de sus miembros. Efectivamente, apoyar al que menos puede es imperativo, pero apoyarlo para que desarrolle su potencial y pueda caminar solo. Nadie que se rompe una pierna desea tener que usar muletas toda la vida. No se equivoquen, las ayudas que han ofrecido todos los gobiernos no son para reflotar a los que no pueden nadar, sino que son zapatos de concreto para hundirlos y mantenerlos abajo mientras ellos, de vez en cuando, insuflan en los pulmones secos una bocanadita de oxígeno.
Mientras eso pasa, el plomo se lo están repartiendo los pobres entre ellos, los maleantes tratando de arrebatarles a los que tienen algo, aquello que los honestos han conseguido a base de sudor y esfuerzo y los honrados defendiéndose como pueden, a balazos si es preciso.
La gente dándose plomo en las redes defendiendo a uno u otro bando, que si hizo bien al disparar, que así está salvando la vida de los que hubieran sido asesinados por la prenda difunta. Que si el fenecido era un chiquillo que no había tenido más posibilidades en la vida que agarrar una pistola e ir a atracar al comerciante.
Mientras el pueblo se plomea, los gobernantes reparten palo parejo a los que no están de acuerdo con su mierda de desempeño. Si no aplaudes como una foca las erráticas decisiones de estos mangurrianes eres poco patriota; si no aceptas y acatas los decretos y mandatos, que solo tienen sentido si los vemos desde el prisma de su voracidad y codicia, eres mala persona.
Plata, palo y plomo, permítanme pecar por peliculera, pero pocas pes parécenme para paliar (perdónenme por ahora de poner más palabras principiando con pe), el desastre al que nos abocamos.
Y ahí seguimos dándole vueltas a que si el príncipe es príncipe o simple caciquillo tribal de tres al cuarto, que si el certificado de princesa se hizo en página de descarga de plantilla o si la reina Isabel II le dio o no le dio un certificado a la actriz que pretendió tener el papel de su vida, así como la rubia que se convirtió en rubia real de Mónaco. Así seguimos en una cuadriga comandada por un auriga borracho, dando bandazos, los pobres cada vez más pobres, más ignorantes, más atados por las correas del paternalismo clientelista, los ricos cada vez más involucrados en los zipizapes del poder, metiendo sus zarpas en negocios turbios y a pesar de todo ello siendo cada vez más ricos. Y la clase media, ahogada en deudas, en impuestos, en tasas, en boletas y multas. Paralizada.
Cuando queramos reaccionar estaremos loando la figura de un nuevo dictadorzuelo que volverá, como todos los que en la historia han sido, a enarbolar la bandera de las tres pes. Y solo nos quedará decidir a qué pe queremos pertenecer.