El barrio de Chualluma en Bolivia, es único en la ciudad de La Paz ya que todas sus paredes están pintadas de colores que resaltan los rostros de las cholas,...
- 13/07/2020 00:00
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Del grupo de niños, ella trabajaba minuciosamente sin levantar la cabeza y eso captó mi atención. Al acercarme y ver su trabajo, mis ojos vieron inmediatamente las nubes pintadas en un color amarillo. Le pregunté inmediatamente con mucha dulzura: '¿Por qué usas ese color para las nubes?'. Ella, abriendo sus ojitos, me miraba esquivando los míos, y con un hilo de voz me dice: 'Me gustan las toua kuarâa (nubes amarillas)'. De modo que le pregunto si existen nubes amarillas y dónde las ha visto; ella muy tímidamente me dice que: 'Sí existen... yo las veo todos los días en la falda de mi abuela'.
Djaraba junmara idi ebaride dadji ankoréba eda akuya es el saludo de buen día que Esquivel Chami, presidente del congreso local, junto al “Nocó” Hugo Pacheco y el licenciado Ercio Tunay, jefe regional de la comarca Emberá, me reciben cordialmente. Pero es Esquivel el vocero para nuestra entrevista de hoy lunes, que nos ayudará a conocer de esa lejana comarca. La batería de preguntas se inició de inmediato.
La fundación Unión Chocó fue propuesta por el general Omar Torrijos Herrera a la familia de Lino Guainora en el año 1969. En 1970 se construyeron las primeras viviendas, con la idea de que el gobierno revolucionario ofrecería todas las facilidades de los servicios básicos como vivienda, salud, seguridad y educación, respetando la cultura y tradición del pueblo. Los primeros habitantes fueron las familias Guainora, Lino, Tunay, entre otros. Prueba de ello es la construcción de la escuela, el puesto de salud, el acueducto rural, la electrificación rural y una pista de aterrizaje. El nombre de la comunidad fue denominada por su unidad de trabajo, porque en su origen todos los trabajos (ya fuera de construcción, de vivienda o de agricultura de subsistencia) se hacían en grupo.
Anteriormente se les denominaba indios chocoes por su cercanía al departamento fronterizo de Chocó de Colombia y a que a sus habitantes se les conoce como chocoanos. El emberá se conoce desde siempre así, como grupo emberá. La gran mayoría tenemos ascendencia colombiana de los departamentos de Chocó, Antioquia y Córdoba.
No, en la comarca hay dos idiomas: el emberá y el wounaan.
El hombre emberá cree en el Ankoré, el dios omnipotente, también cree en el Jaibaná, que es un ser espiritual que se invoca para curar a personas enfermas o que también puede ser invocado para hacer algún daño o mal a otra persona. Para el mal, podemos mencionar el Bewará (espíritu del muerto), el Antumiá (madre de agua), y el Pankonré (ser maligno que se convierte en cualquier animal o cosa). Esta es la esencia que ha conservado el emberá.
El pueblo Emberá-Wounaan tiene el Jaibaná, que es considerado como un médico tradicional y espiritual, que a través de sus conocimientos ancestrales ha curado enfermos.
Creo que nuestro pueblo tiene una estrecha relación de colaboración, de convivencia, porque somos una región multicultural e interbilingüe.
Lo interpreto de esta manera: en esa vertiente existimos los grupos Emberá, Wounaán, Guna y afrodescendiente, y todos trabajamos la tierra y producimos para nuestro sustento. Es así que, dentro de una comunidad de afrodescendientes conviven grupos originarios y viceversa, y con esa convivencia tan estrecha, se van conformando parejas que después se convierten en familia y procrean descendientes mestizos, creando así un ambiente de grupos enrazados muy marcados en la región. Tenemos entonces, una mezcla de emberá con afrodescencientes, gunas, wounaan, etc.
No. Una de las razones de que nuestras costumbres se hayan ido perdiendo, es porque sufrimos de mucha discriminación, sobre todo en el hombre cuando usa el guayuco, o cómo se corta el cabello (el famoso corte totuma), el uso del pinrú, entre otros.
Sí. En el Ministerio de Educación hay un programa bilingüe intercultural, de ayuda externa, solo para el Ministerio de Educación.
Fallamos en que todos los planes y programas de capacitaciones y talleres que se elaboran, se quedan en la oficina central del Ministerio de Educación. Lo ideal es que esos planes y programas lleguen a las comunidades de la comarca, es ahí a donde tienen que llegar.
Propongo lo siguiente: Creación de la dirección regional de Ministerio de Cultura en la comarca Emberá-Wounaan. Educación: La creación de una escuela Ancestral Cultural y Tradicional. Nombramiento de docentes ancestrales. Creación del museo cultural y tradicional Emberá. Salud: La conservación de los médicos y curanderos tradicionales (Jaibaná) Seguridad: La conservación del zarra cultural (guardia voluntario).
Esa pregunta me apasiona. Decía un gran estadista “lo que quiero para mis hijos, lo quiero para mi pueblo”. Quiero decir lo siguiente como un análisis de nuestra situación actual. Me preocupa primero nuestro idioma, tenemos un atraso de 50 años, porque nosotros evolucionamos con el tiempo en todos los aspectos y hay que ir a la vanguardia. Por ejemplo, hoy muchas cosas que no existían hace 50 años, ahora han aparecido, como los inventos. En nuestra lengua no tenemos cómo mencionar esos inventos, porque sencillamente no existen. Igual pasa con nuestras costumbres y tradiciones, sencillamente la civilización nos está absorbiendo. Es por ello que sueño con un congreso de cultura donde se debatan temas como estos de dar nombre a los nuevos inventos. O puesto de otra manera, crear un diccionario emberá y las escuelas ancestrales. Mis sueños están plasmados en esta última pregunta.
Nunca pensé encontrarme en una zona tan lejana del país, con el toque mágico de la diosa de las artes, pues esa niña que ve y pinta nubes amarillas (desde su punto de vista) me llevó a las mismas consideraciones que tuve frente a los impresionistas alemanes del Jinete Azul, a los nocturnos enfurecidos de Van Gogh, donde las percepciones son, empero, de un proceso discurrido con causa manifiesta para entregarnos a reflexiones más profundas; la aceptación plena de las diversidades.
La aceptación de modos y culturas distintas en convivencia con las nuestras, son riquezas que funden a una nación dándole una identidad propia; donde las relaciones interculturales son pernios vitales que manejan el bienestar común de todos los panameños. Motivaciones para que aquellas abandonadas realidades sean conservadas y valoradas, dándoles participación, voz y visibilidad.
Le pedí a aquella tímida niña que me regalara su hermosa pintura –hoja de papel en colores a témpera– porque sus toua kuarâa (nubes amarillas) no solo estarán vivas en la nagua de su abuela, también en lo profundo de mi corazón y de todos los que soñamos que existe un cielo repleto de nubes de variopintos colores... un cielo vestido de gala, para la unión de todos y que solo existe en la república de Panamá.