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La musicoterapia como una disciplina con rigor científico
- 07/09/2022 00:00
- 07/09/2022 00:00
Un sesión de musicoterapia es una intervención para individuos, grupos, parejas o familias; forma parte de un proceso terapéutico que es abierto, dinámico, creativo y delimitado por el perfil y las necesidades del paciente. Así lo explicó la presidenta de la Asociación Panameña de Musicoterapia (Apamu), Vilma Esquivel.
El proceso tiene varias fases. La primera consiste en una evaluación, en la que se recopila información y datos necesarios para definir los objetivos, métodos y estrategias para la intervención musical.
Después se lleva a cabo el tratamiento, donde se realizan las sesiones regulares de acuerdo con la estrategia establecida para lograr los objetivos terapéuticos. Luego se hace otra evaluación que permite analizar los progresos y avances del paciente, y definir futuros objetivos y estrategias.
Los métodos y las técnicas en musicoterapia son variadas y dependen de una serie de factores que están determinados en gran medida por el perfil del musicoterapeuta y su especialización –musicoterapia hospitalaria, modelo Nordoff-Robbins, musicoterapia comunitaria, musicoterapia neurológica, musicoterapia educativa, musicoterapia preventiva–.
El pleno de la Asamblea Nacional de Panamá aprobó en tercer debate el proyecto de ley 702 para el reconocimiento del ejercicio de la musicoterapia en el país. Con el propósito de reconocerla como una disciplina terapéutica que posee una evidencia científica muy extensa.
“La musicoterapia es una profesión de la salud que se practica en más de 40 países del mundo. Es el uso profesional, planificado y sistemático de la música y sus elementos, para alcanzar y mantener la salud y el bienestar, y puede atender, dentro de una relación terapéutica, las necesidades físicas, emocionales, intelectuales y sociales de las personas”, así lo afirmó Esquivel.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el impacto de la pandemia en todas las dimensiones sociales: económicas, laborales y políticas, ha desencadenado consecuencias graves en materia de salud física, mental y emocional en la mayoría de las personas.
Esquivel agregó que “ante este escenario, el pleno reconocimiento de la musicoterapia en Panamá como disciplina de la salud, es de extrema importancia. Su campo de acción es amplio y diverso, en las áreas de prevención, diagnóstico, tratamiento, educación y rehabilitación es una intervención poderosa y versátil que puede complementar otros servicios y hacerle frente a los variados y complejos desafíos de salud pública que enfrentamos hoy”.
La experta detalló los beneficios que se obtienen de la musicoterapia.
En primera infancia y niñez: facilita la comunicación, la expresión y la integración de niños de 0 a 6 años con trastornos neurológicos, anomalías genéticas, dificultades sensoriales, trastornos en la comunicación y en situaciones de riesgo social, integrando a las familias en el proceso terapéutico
En oncología: minimiza los efectos psicológicos de tratamientos oncológicos específicos como la quimioterapia; se usa como complemento de la morfina o el fentanilo, disminuyendo el dolor e influyendo en la vida emocional del paciente.
En salud mental: reduce los niveles de agitación y ansiedad, promoviendo un aumento positivo del estado de ánimo y la socialización entre las personas con demencia, cuyos efectos se extienden también a los cuidadores.
En hospitales: los pacientes experimentan una mejor percepción de la experiencia hospitalaria, una disminución de la duración de la estancia en el hospital, un mejor estado de ánimo, una mejor interacción entre el paciente y el personal del hospital, una disminución de la ansiedad y el estrés, y un mejor control del dolor mediante métodos no farmacológicos.
En entornos laborales y comunitarios: contrarresta los efectos negativos del estrés y previene su aparición. Mejora la comunicación verbal y no verbal y la autoexpresión dentro de los equipos.
En educación: en general, en todos los ámbitos de la educación sirve para mejorar el desarrollo integral de los estudiantes. Tiene un impacto positivo en el lenguaje, la socialización, las emociones y el desarrollo motor de los estudiantes.
En el adulto mayor: aumenta la socialización al reducir los comportamientos de aislamiento o distanciamiento. Favorece la exploración y expresión emocional del paciente. Proporciona estimulación cognitiva; mejora el recuerdo de palabras, estimula las habilidades de memoria a largo plazo y mantiene las habilidades cognitivas existentes.
Ezequiel también explicó que la musicoterapia trabaja con todas las poblaciones, “los musicoterapeutas utilizan intervenciones musicales (en sesiones individuales o de grupo) para abordar una serie de objetivos cognitivos, físicos y socioemocionales que se identifican a través de una evaluación previa”.
Las áreas de atención que pueden beneficiarse de esta disciplina son: cuidados paliativos, oncología, discapacidad, trastorno del espectro autista, educación especial, intervención en la primera infancia, atención a la tercera edad, rehabilitación, salud mental, atención neonatal, pediatría, entornos laborales y comunitarios.
Por otra parte, la presidenta resaltó que el musicoterapeuta es alguien que ha completado una formación académica (licenciatura, maestría o doctorado) acreditada en una universidad, lo que significa que se ha formado en diversas aplicaciones de la música como terapia para una variedad de poblaciones.
“Un profesional de la musicoterapia debe haber estudiado todos los aspectos de la interpretación, la historia y la teoría de la música, además de psicología, fisiología, la teoría social y los modelos de intervención terapéutica. Durante ese período, los estudiantes también deben completar prácticas profesionales con pacientes en una variedad de entornos clínicos, a través de la Asociación Panameña de Musicoterapia. Esta profesión posee su código deontológico que regula las bases éticas de su ejercicio en Panamá.”, añadió Esquivel.
En este sentido, la Apamu pidió a los medios de comunicación y a los líderes de opinión que ayuden a combatir la desinformación, las ideas falsas y los prejuicios sobre la musicoterapia como disciplina de la salud, “no es educación musical, no es escuchar canciones de Spotify con audífonos, no es tocar un instrumento, no es bailar al son de una música alegre, no es escuchar música mientras se viaja en un medio de transporte”.