Ciclistas, atletas, patinadores y paseantes de la capital colombiana tienen una cita infaltable desde hace 50 años: la ciclovía de los domingos y festivos,...
- 29/12/2018 01:00
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Estaba muerta… ¡Dios mío!... es la muerte. Levitaba sobre una espesa veladura rojiza, anaranjada, muy brillante, vaporosa y aterradoramente calurosa. Navegaba así, en el cuarto. No había ventanas, ni mesas, ni sillas, en fin, ningún chéchere a mi alrededor. ¿Acaso era mi casa? No.
¿Mi reloj? Son las doce y treinta y dos minutos de la noche. ¿De la noche o de la madrugada? No sé.
‘Claro, ¿tú ves? Como a las 12 y 30; no era el 19 sino el 20 de diciembre, sonó el tarratatá... ¡Dios mío! Horrorísimos tambores me alzaron sobre una luz anaranjada, donde sigo levitando, como una pluma rota de paloma, negra, consumida'.
Creo que hoy es martes, 19 de diciembre, me parece, ¿o era miércoles?
Esta mañana, o ayer en la mañana, preparaba los tamales de la Nochebuena.
¿En dónde estoy ahora? ¡Santa Bárbara bendita!
A nadie oigo y nadie me escucha. Allí… allá veo una chispa azul. ¿Será el negro Rambau, con su acetileno, que suelda el borde de la ventana del vecino? ¿Pero, a esta hora?
¡Qué va! No hay nadie. El mundo se acabó… se acabó.
Estoy perfectamente muerta.
Solo veo arriba y debajo de mí, lo rojo naranja y allá lejos, el rayo azul.. Siento que en un segundo la cara se me ha vuelto una huesada, monda y blanca calavera… ¡Ay!... Yo que el año pasado fui la reina del carnaval, iba en la comparsa de ‘Los Campesinos'. Me suena en la memoria todavía el tun..tun..tun..tra…tarrata tá…tun..tun…tarrata..tá… de los tambores. Sudaba sangre, del son y del amor… ‘Qué buena tú estás, negra' -me piropeaban los muchachos del patio. Tun…tun…tun...
Claro, ¿tú ves? Como a las 12 y 30; no era el 19 sino el 20 de diciembre, sonó el tarratatá... ¡Dios mío! Horrorísimos tambores me alzaron sobre una luz anaranjada, donde sigo levitando, como una pluma rota de paloma, negra, consumida.
¡Estoy supremamente muerta!... Pero lo que más me mata es esa terrible luz anaranjada.
POETA Y ENSAYISTA
CARLOS FRANCISCO CHANGMARÍN
Sus primeros años los vivió en el campo, hizo la escuela primaria en la Escuela Dominio del Canadá, en Santiago.
Se graduó de maestro de primaria, en la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, colegio fundado en 1938.
Laboró también como profesor de dibujo en la Escuela Normal J. D. Arosemena (1946-1952). Fue miembro de la Asociación Nacional de Profesores y destituido de su cargo, a raíz de una huelga de estudiantes, junto a otros docentes, acusados de ser los autores intelectuales de dicho movimiento.
Escribió varias obras como La Mansión de la Bruma , Poemas Corporales -premio Nacional Ricardo Miró-, El Gallo de las Horas y Los Versos de Machachita .