Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 05/01/2019 01:00
- 05/01/2019 01:00
Hoy fue el rojo
Sobre el nácar celeste
Hoy los poetas tuvieron que limpiar la sangre en las espaldas
De sus musas
Descalzas y arreboladas muchachas nicas
Que sorben la pólvora
En las aceras
Hoy fue el mármol enriquecido con la furia de las balas
La luna de sangre más larga
La lucha terca del signo
La maldita avaricia que destruye las barracas
Desarmadas
Hoy te pensé
Errática y firme como me conoces
A veces minúscula
Y gris
Un pétalo acaso
Nunca flor
A veces oscura como una casa abandonada
Y pensé en todas las noches que no viviremos
Todas las caricias imaginarias
Todas las palabras sin rostro
Imaginé tu voz
En medio de la lectura matutina del diario
Cuando los titulares rocen el pan
Y se envuelvan en la caracola humeante del café
Recordándome
Que nada perdura
Ni este instante
Ni la luna en su traición con la blancura
Ni siquiera este anhelo de verso
Tan solo se acicala el deseo
Para esperar tu voz
Deslizándose
En las rajaduras de un mármol sediento
Y pensé
En esa chica tan pura que yace muerta
Imperfección de cadáver
Podría ser sirena
Podría ser un deseo escondido en tu equipaje
En su cuerpo todavía hay un tejido que late
Algo de conciencia en su rostro
Nos recuerda
Que alguna vez tuvo madre
Tengo fiebre, amor
Soy un tulipán que arde en un trópico inconexo con mis sueños
Soy una cometa enredada en un ciprés de un cuento
Esa materia que rehaces con palabras cada vez que escribes
Una punzada en el aire
Un aliento fresco en otoño
Quizás
Un secreto epíteto de tu melancolía
Yo solía ser un tren
Y atravesaba los marcos de las fotografías
Y podía ser mejor que las huellas
Que dejó la guerra fría en la piel de mis padres
Ahora me detengo
Y pendo del risco de un fonema
De la tersura del líquen
Del riel suspendido en ese abismo que conoces
Pendo del silencio en una lluvia de estruendos
Y ya no seré más
Sino alguien
Que encontró la brecha en la noche
En su paréntesis de sombras
Emulé el preámbulo de un adulterio
Pero estamos locos si creemos en
El fuego
Estamos jodidos
Si pensamos que Ícaro podía volar
Y sobrevivir al
Miedo
Hay veces en que me encuentro dormida en las esquinas
Persiguiendo la fiebre de mis ancestros en mi propia médula
Hay veces en que insisto en cantar
Y ser flexible
Como el barniz de las promesas
Mas estoy de este lado
Me enseñaron a manejar los cubiertos
Y te juro que me cuesta ensuciarme los dedos
Agradezco tu voz despertando mis párpados
Esta voz que veo
Y que huele
A pomarosa
Y a la palabra vainilla
Escarbo un agujero en el medio del patio
Y sumerjo allí
Una lágrima rota
Mira la luna que nace en esta noche iluminada de vísceras
Una noche de besos inexistentes
De infinitos adioses de amantes que no pudieron darse
Hay un laberinto que termina en mis huesos
Escribe un poema para mí, poeta
Y repártelo a esos muchachos
Que no amanecerán
En lunas ni en soles como los nuestros
ELA URRIOLA
Escritora, filósofa y artista
Investigadora y profesora del Departamento de Filosofía de la Universidad de Panamá, posee un doctorado en Filosofía Sistemática en la Karlová Univerzita, Praga.
Dicta las cátedras de Estudio del Pensamiento Creativo y Teoría Estética en programas de maestría y postgrado en la Facultad de Bellas Artes.
Su obra literaria está incluida en varias antologías y ha obtenido, entre otros, el Premio Nacional de Cuento José María Sánchez en 2015 y el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró en dos ocasiones (2014 y 2018), por sus obras La nieve sobre la arena y La edad de la rosa .