Japón, 'mon amour'

Actualizado
  • 14/02/2021 00:00
Creado
  • 14/02/2021 00:00
La celebración hoy del día del amor y la amistad es una buena ocasión para conocer las costumbres, tradiciones y mitos que la cultura japonesa tiene sobre el amor, un sentimiento universal
Lago Toyoni en Hokkaido

El amor es un sentimiento universal, ya sea filial, fraternal, amistoso o romántico; no importa el color de la piel, creencias o género. Todas las culturas cuentan con mitos y leyendas que tratan este importante tema, reciprocado o no y, por supuesto, con todo tipo de finales desde los más alegres hasta los que nos sacan las lágrimas al conocerlos. Japón no escapa a este componente cultural.

Cómo explican el amor

Desde tiempos remotos la humanidad ha tratado de explicarse los fenómenos naturales y del afán de conocimiento nacieron leyendas, mitos y folclore. Para representar la belleza de la naturaleza la equipararon con el amor. Algunas leyendas panameñas son “El chorro de las mozas” y “La india dormida”, Japón con su cultura milenaria también creó las propias. La más conocida es el Tanabata –Séptimo atardecer–.

En tanabata, la costumbre consiste en colgar papeles de colores con sus deseos escritos en ramas de bambú que representan árboles.

Se celebra el encuentro de la pareja formada por la princesa Orihime y el pastor Hikoboshi –las estrellas Vega y Altair–. Su amor era tan grande que descuidaron sus oficios por lo que el padre de la princesa los separó y solo les permite encontrarse en el séptimo día del séptimo mes. Aunque el mes de celebración varía según la región, lo usual es que sea el día 7 de julio o agosto. La costumbre consiste en colgar papeles de colores con sus deseos escritos en ramas de bambú que representan árboles.

Otra leyenda de amor es la del Árbol de cerezas, un hada le otorga a un árbol –Yohiro– la posibilidad de transformarse en hombre o permanecer árbol a voluntad, con la esperanza de que al conocer los sentimientos humanos florezca. Yohiro conoce a Sakura, una bella chica de quien se enamora y le confiesa la verdad, ante la falta de respuesta, Yohiro, muy triste, decide convertirse en árbol, pero la chica lo abraza y con el beneplácito del hada conforman un solo ser, el árbol de sakura –cereza– y el amor les permite florecer.

La más conocida es la del Hilo rojo, originaria de China. Cuenta que todos estamos destinados a una persona y unidos por un cordel invisible de color rojo que une a los amantes por el dedo meñique. ¿Y cómo se explica el desamor? Se debe a que nos equivocamos de persona, pero no hay que desesperar porque encontraremos a la que nos corresponde.

Los chocolates son el principal obsequio en San Valentín.
Celebrando el amor

A nivel mundial se ha escogido un día específico dedicado al amor. Las parejas –o interesados en emparejarse– se hacen regalos y almuerzan o cenan juntos ese día. En Japón, el 14 de febrero más que joyas, cenas de lujo o regalos costosos, lo que se entrega son chocolates y dependiendo de a quién se le pregunte, ingentes cantidades de chocolate. Ellos pueden corresponder a dos características: tomo choco –chocolates de amistad– para los amigos o giri choco –chocolates obligados–. Este último tipo de obsequio inició en la década de 1950, pero no es muy bien recibido. En las empresas las mujeres debían regalarle a sus compañeros de trabajo, gastar mucho dinero a pesar de no congeniar con alguno de ellos o no saber si estaba regalando demasiado o muy poco. Esta costumbre se convirtió en una fuente de estrés en vez de regocijo por compartir con una persona especial.

Pero la tradición no termina ahí, el 14 de marzo se bautizó con el nombre de “día blanco”, en el cual las personas que recibieron chocolates anteriormente, deben hacer entrega del gyaku choco –chocolate recíproco–, a quienes les habían obsequiado en febrero. Esta costumbre surgió 30 años más tarde, en la década de 1980, auspiciada por las fábricas para disparar las ventas. Sin embargo, en los últimos años esas mismas compañías comprendieron que habían cometido un error y han tratado de “suavizar” dicha tradición. La fábrica Godiva en 2018 lanzó una campaña publicitaria que decía: “El día de San Valentín es para que las personas expresen sus sentimientos, no para mejorar las relaciones laborales”.

Una celebración tanabata, plasmada en un ukiyoe de Toyohara Chikanobu circa 1885

Otra tradición muy antigua se daba en los colegios, los estudiantes confesaban su amor mediante rabu reta –carta de amor–, que se deposita en el casillero de la persona que les ha robado el corazón. No estamos seguros si con el avance de la tecnología este método ha caído en desuso. Lo cierto es que en cualquier país del mundo conseguir pareja se ha convertido en una lucha; el trabajo, las distancias y las formas de socializar lo hacen cada vez más complejo. Por ello Japón ha inventado nuevas formas, como las reuniones goukon –evento en que amigos salen en grupo para conocerse–; la fiesta konkatsu organizada por una compañía dirigida a grupos específicos, ya sea por edad, gustos o ingresos y en la que se puede conocer más gente porque son multitudinarias.

Si lo anterior falla, siempre se puede visitar santuarios o templos donde se consiguen omamori –amuletos para el amor, suerte o dinero–. Los santuarios más populares se encuentran en Tokyo, tales como el Tokyo Daijingu, el Imado Jinja, lugar de nacimiento del maneki neko –gato de la suerte– o el Nitta Jinja, pero también pueden encontrarse en Kyoto, Saitama, Hakone, Nara u Hokkaido, entre otras ciudades. El peor esfuerzo es el que no se hace y si nada de esto funciona, tal vez un chapuzón en el lago Toyoni en Hokkaido podría ayudarnos; su forma recuerda a la de un corazón y es un lugar turístico muy visitado.

Omamori, amuletos para el amor

El amor no conoce fronteras y no importa cómo se practique, heterosexual, poliamor, homosexual, demisexual o digisexual, lo importante es encontrar a esa persona con la que nos sintamos felices.

El autor es catedrático de la Universidad de Panamá y doctor en comunicación audiovisual y publicidad.

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