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- 23/01/2022 00:00
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En 2008 Carmen y Gervasio Posadas, hermanos que se llevan 9 años y que ambos se han dado a conocer por sus libros, y Carmen por ser, además la Presidenta del Premio Planeta, labor a la que le dedica mucho tiempo, escribieron a cuatro manos un hilarante libro, mezcla de recetas, vivencias y aventuras (de su alborotado vagabundeo) de la familia uruguaya Posadas Mañé, basadas en un diario de la madre de ambos, Bimba. El libro ganó el premio SentSoví de literatura gastronómica, pero más que un libro de recetas es la descripción de una vida única, entre Madrid, Moscú y Londres, donde el padre de ambos estuvo destinado como embajador. Ahora, los autores han decidido reeditarlo y, a raíz de esa noticia, yo volví a leerlo, lo que me produjo una enorme satisfacción porque me divirtió mucho y también entendí mejor lo que los diplomáticos tenemos que hacer para adaptarnos al país donde nos destinan.
Doña Bimba era un personaje único, con ocurrencias irrepetibles, y madre de cuatro hijos, Carmen, Mercedes, Dolores y Gervasio. Tenía la ilusión de escribir un libro, pero siempre buscaba una excusa, entre que, si tenía que primero leer las memorias de Stalin, después las de Lenin, y así fue pasando el tiempo. Lo que hicieron sus hijos fue tomar sus recetas, muy originales, por cierto, y mezclar una redacción muy personal de cómo llevaban sus padres el puesto de embajadores en los diferentes países.
Carmen y Gervasio, al llevarse 9 años, pudieron conjugar a la perfección las vivencias de una y el otro, porque hay recuerdos que ella tiene que Gervasio no vivió, y otros que él tiene que Carmen, ya casada y con hijas, no experimentó. Por eso el resultado es de una excelencia que no solo divierte, sino que enseña mucho sobre la vida diplomática y cómo uno se tiene que apañar para quedar bien.
En el prólogo de la edición de 2008 dicen los autores que la vida de los diplomáticos se parece a un suflé, por fuera parece una cosa y por dentro es otra. También que lo peor es que sube y baja, un día está uno tomando caviar en una recepción en el Kremlin o el té con la Reina de Inglaterra, y al siguiente un bocadillo de sardinas mientras pega sellos en una pequeña oficina de algún ministerio. Y la misma Bimba decía que la vida era como un suflé: algo muy complicado de cocinar, si abres el horno durante la cocción se “resfría”, si demoras en abrirlo, se desborda. A veces queda crudo por dentro, otras se quema, la mayoría de las veces se desinfla.
Siguiendo con el prólogo, tocan el tema de los diplomáticos que escriben y que al final, según los autores, producen unas aburridísimas memorias. Si embargo hay sus excepciones, como es el caso que nos ocupa, porque los Posadas se valen del humor para retratar la vida de estos abnegados funcionarios que son una extraña mezcla de pararrayos, relaciones públicas, templadores de gaitas, cocineros, agentes secretos, confesores, etc.
Carmen Posadas participó en la última Feria del Libro de Panamá en un conversatorio organizado por el Embajador de la Unión Europea en torno al tema de los diplomáticos que escriben, que estuvo muy ameno, junto a otros dos embajadores.
Los Posadas empezaron su peregrinaje por el mundo en 1965, cuando a Luis Posadas lo nombraron Embajador en Madrid. Uruguayos ambos, tenían cuatro hijos de doce, diez, seis y tres años. Según cuentan sus hijos, su padre era un prometedor político que pudo haber llegado a ser presidente de la república. En esa ocasión tenía unos treinta y pocos años y pensó que estaría fuera del escenario político un lustro, que se extendió por veinte años en el servicio exterior y que destinaría a toda la familia a vivir en Europa por el resto de sus vidas.
De Madrid fueron destinados a la Unión Soviética y de allí a Inglaterra, un recorrido que está repleto de anécdotas, cenas, bodas, fiestas, encuentros, desencuentros, reuniones con las personalidades más relevantes del siglo XX, incidentes imprevistos como los vestidos que usó Bimba en una recepción con la Reina Isabel y la Princesa Diana. Al despedirse de la familia real española, el hoy rey emérito les hizo un gesto al llevarse dos dedos en forma de pistola a la sien cuando supo que los destinaban a la Unión Soviética, mientras la Reina Sofía ponderaba la riqueza cultural de ese país.
Muy divertidos son los relatos que muestran la vida en Inglaterra, cuando las damas de la corte se dirigían a Bimba con toda clase de nombres, porque les era difícil pronunciar su apodo (Mrs. Pilladas, Mrs. Pescadas, etc.). En los relatos, los hermanos Posadas insertan recetas de la matriarca y cómo quedar bien con pocos recursos, y todas las travesuras que hacían las hijas menores cuando estaban creciendo. Carmen se casó (a los 19 años) y se quedó en Madrid, donde tuvo a sus dos hijas, pero después se divorció y regresó al seno paterno y hasta allá la cortejó su segundo marido, que fue gobernador del Banco de España y que murió de un cáncer de colon en 1999, el mismo año que su padre moría de un ataque al corazón.
Familia de telentos
No es casual que de esa familia haya dos reconocidos escritores ya que el padre, Luis Posadas, fue profesor de literatura mientras estudiaba derecho y leía a sus hijos en voz alta los libros clásicos. Ella ha contado, en algunas de sus presentaciones, que su temor al juicio paterno era tanto que le enviaba como cartas a su padre sus historias pues recordaba su frase lapidaria de que “después de Shakespeare y Cervantes no hay nada que añadir”. Carmen dice que era muy tímida y sigue siendo muy reservada y disciplinada, por eso ha producido obras tan importantes como “Pequeñas infamias”, que le mereció el Premio Planeta en 1998, “La maestra de títeres”, “El testigo invisible”, “La hija de Cayetana” y la más reciente “La leyenda de la Peregrina”, que relata la trayectoria de la famosa perla pescada en el Archipiélago panameño de Las Perlas. Un total de 14 novelas y 24 libros de cuentos infantiles.
Gervasio por su parte, trabaja como director de Ámbito Cultural de El Corte Inglés y escribe en sus ratos libres. Ha publicado cinco novelas, entre ellas la más reciente “El mercader de la muerte” y la anterior “El mentalista de Hitler”.
En el libro “Hoy caviar, mañana sardinas” hay de todo, y muy bueno. Se leen desde los entresijos de la boda de la nieta de Francisco Franco, Carmen Martínez-Bordiú, la primera boda de Carmen que se celebró en Moscú en una iglesia ortodoxa, la cola que se saltó la novia para depositar, según la tradición, su ramo de novia en la tumba de Lenin, en la Plaza Roja, las aventuras en lo que Bimba Mañé llamó la “Unión Burocrática” y las artimañas de que se valía para conseguir que hicieran una reparación en su casa, las cacerías en el Reino Unido, la planificación de fiestas y bodas de sus hijas, en fin, el retrato de una vida familiar fascinante relatada con mucho humor y aderezada con recetas.
El libro lo publicaron cuando su madre todavía estaba viva y se lo llevaron a su casa y ella lo dejó sobre una mesa sin tocarlo por meses hasta que un día anunció que había leído el libro y en respuesta a qué le había parecido, dijo “Yo lo hubiera escrito mucho mejor”