El hambre aumenta mientras un alto volumen de alimentos se desperdicia

Actualizado
  • 16/03/2020 00:00
Creado
  • 16/03/2020 00:00
La escasez de alimento afecta a un promedio de 400,000 panameños, mientras que la ciudad de Panamá genera cada año aproximadamente 122,000 toneladas de desechos alimentarios

Paradoja alimentaria. En América Latina y el Caribe (ALC), según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida por sus siglas en inglés como FAO, anualmente más de 127 millones de toneladas de alimentos , lo que equivale a 223 kilogramos por persona por año, se pierden y desperdician. Esto ocurre en una región en la que cerca de 42 millones de personas padecen subalimentación aguda (hambre).

El hambre en el mundo está aumentando. Aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos se pierden.

En Panamá, solo en el antiguo Mercado de Abastos, diariamente se generaban 30 toneladas de desperdicio de comida. Con el traslado a las instalaciones a Merca Panamá las mermas han disminuido a 22 toneladas diarias, sin considerar los desperdicios generados antes de llegar al mercado.

Se hace necesario aclarar que “las pérdidas se refieren a la disminución de la masa disponible de alimentos para el consumo humano en las fases de producción, post-cosecha, almacenamiento y transporte mientras que el desperdicio de alimentos alude a las pérdidas derivadas de la decisión de desechar los alimentos que todavía tienen valor y se asocia principalmente con el comportamiento de los vendedores mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y consumidores”, detalla Raúl Benítez, exrepresentante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.

Necesidad de alimentos

“El hambre ha aumentado en los últimos tres años, volviendo a los niveles de hace una década”, recoge la FAO en su página web.

Los últimos datos indican que el número de personas que la padecen en el mundo alcanzó los 821 millones en 2018, una de cada nueve personas. En América Latina y el Caribe, llegó a afectar a 42,5 millones de personas, el 6,5% de la población regional, según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, 2019”.

“El hambre está aumentando en casi todas las subregiones de África y, en menor medida, en América Latina y Asia occidental. Otro hecho alarmante es que cerca de 2,000 millones de personas padecen inseguridad alimentaria moderada o grave en el mundo. La falta de acceso regular a alimentos nutritivos y suficientes que estas personas padecen las pone en un mayor riesgo de malnutrición y mala salud”, advierten en su prólogo conjunto al informe los responsables de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Todos debemos contribuir con la reducción de la pérdida.

A este panorama el ex representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe le añade que “con los alimentos que se pierden en América Latina y el Caribe sólo a nivel de la venta al detalle es decir en supermercados, ferias libres, almacenes y demás puestos de venta retail, se podría alimentar a más de 30 millones de personas, es decir, al 64% de quienes sufren hambre en la región”.

Panorama nacional

El informe realizado por la FAO, el FIDA, el UNICEF, el PMA y la OMS establece que el hambre en Panamá se redujo más de la mitad en quince años, pero todavía hay un promedio de 400,000 panameños que sufren el flagelo.

Entre los años 2004 y 2006 la tasa de hambre en Panamá se encontraba en 22.9% y pasó a 10% entre los años 2016 y 2018.

Mientras miles de personas carecen de alimento, según un estudio realizado por Producción Acreditada Mundialmente Responsable (WRAP), una organización independiente, la ciudad de Panamá genera cada año aproximadamente 122,000 toneladas de desechos alimentarios.

Aunque la falta de datos confiables en relación con los desechos es actualmente un problema, se estima que la mayor cantidad de desechos alimentarios (cerca de 60%) es generada por los hogares. Los sectores de la hospitalidad (hoteles y restaurantes), mercados, supermercados y fabricantes de productos alimenticios también generan cantidades significativas de desechos alimentarios.

“De entre los distintos grupos de alimentos, las frutas y las hortalizas corresponden al 45% de las que más se pierden y desperdician en el mundo en los diferentes procesos del sistema alimentario”, afirma FAO Panamá.

Tan sólo a nivel de venta al detalle, en América Latina y el Caribe se desperdician alimentos suficientes para satisfacer las necesidades alimenticias de más de 36 millones de personas, es decir, más que la población que sufre de hambre en la región (34 millones de personas).

El hambre aumenta mientras un alto volumen de alimentos se desperdicia

“Estos altos índices de pérdidas y desperdicios de alimentos representan un problema ético y de ineficiencia en el uso de los recursos productivos, ya que la producción de alimentos que finalmente se pierde o desperdicia involucra no sólo el uso de recursos como el suelo, agua e insumos productivos, entre otros, sino que genera emisiones y desechos que afectan la sostenibilidad de los sistemas productivos” (FAO).

Iniciativas

A nivel mundial, no son pocos los proyectos alineados a disminuir la relevante cifra de pérdida y desperdicio de alimentos.

En este orden, bajo la coordinación del Banco Interamericano de Desarrollo, se lanza #SinDesperdicio, una plataforma de socios comprometidos a trabajar por una América Latina y el Caribe sin pérdidas ni desperdicios de alimentos. La iniciativa impulsa cuatro ejes de trabajo: proyectos innovadores, políticas públicas a nivel nacional y local, generación de conocimiento y hábitos de consumo responsable.

Benítez, exrepresentante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe afirma en nota a la FAO que “existen formas de evitar las pérdidas y desperdicios en todos los eslabones de la cadena, principalmente mediante inversiones en infraestructura y capital físico”.

“Se debe mejorar la eficiencia de los sistemas alimentarios y la gobernanza sobre el tema mediante marcos normativos, inversión, incentivos y alianzas estratégicas entre el sector público y privado. Un ejemplo son los bancos de alimentos, los cuales reúnen comida que por diversas razones sería descartada para su redistribución, y que ya existen en Costa Rica, Chile, Guatemala, Argentina, República Dominicana, Brasil y México”, detalla.

Ejemplo de ello, el caso de la Asociación de Bancos de Alimentos de México, una organización sin ánimo de lucro que en 2013 rescato 56 mil toneladas de alimentos.

La sensibilización pública también es clave, y se puede realizar a través de campañas dirigidas a cada uno de los actores de la cadena alimentaria.

El Banco de Alimentos de Panamá, organización que busca mitigar el hambre en Panamá, proporcionando asistencia alimentaria a los sectores más vulnerables del país, a través del rescate, inspección y selección de alimentos consumibles, no comercializables, que de otra forma fueran descartados, desde su fundación en el 2014, ha repartido 9 millones 105 mil platos de comida, a través de organizaciones benéficas como: comedores infantiles y asilos.

Entre sus objetivos está combatir el hambre y la desnutrición en Panamá. y crear conciencia en la sociedad para evitar el desperdicio de alimentos.

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