El barrio de Chualluma en Bolivia, es único en la ciudad de La Paz ya que todas sus paredes están pintadas de colores que resaltan los rostros de las cholas,...
- 12/07/2015 02:00
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Frisaba yo los dieciséis años. Participaba de una interesante, y, para mí, elevada y casi inaccesible y muda tertulia, que animaban Manuelita Alemán y su inseparable amiga de siempre, ‘Mami' Arias. Sus padres veraneaban en el reconocido balneario de las Mendozas de Penonomé.
Sentados junto al Zaratí, bajo las acogedoras sombras de sus árboles frondosos, se hablaba de diversos tópicos. Se mencionaron, entre otras cosas, autores de renombre internacional. José Ortega y Gasset fue uno de ellos. De pronto, Manuelita, a quien había conocido en casa de su padre, don Julito, tronco y honra de uno de los hogares más sólidos y prestigiosos del país, me preguntó: ‘¿Conoces a Ortega y Gasset?',
Mi negativa, casi ingenua y desentendida, recibió el inmediato reproche de Manuelita: ‘Un hombre inteligente como tú, que ocupa siempre el primer puesto de su clase, no debe desconocer a autores como Ortega y Gasset'. ¡Magister dixit! Y desde entonces, leer y familiarizarme con los altos vuelos del pensamiento. A Ortega le siguieron los nobeles Romain Rolland, Lagerkvist, Camus, Tagore, Zweig, así como autores latinoamericanos y panameños; ‘Dicky' Bermúdez, primo de Manuelita y amigo mío, Sinán, Jurado, Arroyo y demás. Leer fue reto permanente y compromiso indeclinable. La verdad es que me convertí en lector empedernido hasta el presente.
Estoy seguro de que fui uno de los primeros de muchos, de decenas de miles, que recibieron el afán de Manuelita de inducir a leer, desde hace ya algunos años institucionalizado con su programa ‘Me gusta leer', programa social que aspira a transformar la lectura en sabiduría.
Manuelita no se encerró en su torre de marfil. Pluma en ristre, desde su vocación periodística, que la incluye entre los fundadores del Sindicato Nacional de Periodistas; su ejercicio formal por décadas en El Panamá América , La Estrella de Panamá , y otros órganos; sus exitosos programas radiales por la Red Panamericana y la RPC; su conquista de Mención Honorífica del Ricardo Miró con su novela Rombos , hasta el desempeño de las relaciones públicas del Instituto de Turismo y algunas empresas privadas, plasmó su entrega, con vocación y con desprendimiento, a su empeño de toda una vida promoviendo la lectura.
A los niños pobres del Marañón, del Chorrillo, de los suburbios, de interior, a ellos donó los más de 80 cuentos que escribió, editados en ocho volúmenes, y distribuidos en treinta mil copias, con el apoyo de entidades que practican, de manera formal, su responsabilidad social empresarial.
A los 97 años que se acerca Manuelita habla con una extraordinaria claridad mental de sus proyectos aún por realizar, como su última entrega escrita ya entrados sus noventa, en conmemoración del Centenario del Canal, Chiquitín en el Canal de Panamá , una deliciosa historia de un taimado y pequeño lagarto coclesano, que en compañía de buenos amigos de la fauna panameña, recorren las famosas ‘escaleras de agua' en toda su extensión.
Más que merecido es este homenaje que le rinden el INAC, la Biblioteca Nacional y la Academia de Literatura Infantil, y al que se unirán su legión de amigos y admiradores, a una periodista y escritora que ha puesto todo lo que tiene al servicio de los panameños, en la tarea imprescindible de elevar su capacidad intelectual, y ensanchar el horizonte de su entrega a la patria.