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Un despliegue de arte en la Catedral Basílica Santa María La Antigua
- 25/07/2022 00:00
- 25/07/2022 00:00
La ciudad de Panamá se pone pantalones largos con la próxima develación del paño mural sobre la cúpula de la sacristía en la Catedral Basílica Santa María la Antigua. La obra es del maestro Aristides Ureña Ramos. Con esta tercera y última entrega, el Obispado de Panamá culmina el proyecto pictórico –de carácter religioso– en espacios emblemáticos en la ciudad de Panamá.
La primera fue en la iglesia de San Francisco, en memoria de las víctimas de la pandemia de covid-19; la segunda para recordar a las víctimas de la invasión, en la iglesia de Fátima, en El Chorrillo, y esta última obra, dedicada a Santa María la Antigua, primera advocación mariana en tierra firme.
Carmen Mena García en su obra Sevilla y las flotas de Indias: la gran armada de Castilla del Oro –describe con gran boato– la salida de la Virgen, desde Sevilla, a su destino, en Panamá en 1510, en el poblado de Darién. Esto ocurrió cuando ese año llegaron a estas tierras, Vasco Núñez de Balboa y el bachiller Martín Fernández de Enciso.
Es desde entonces que la presencia de Santa María la Antigua se hace evidente entre la sociedad panameña.
Sobre un andamio, a 30 metros de altura sobre el suelo de la basílica, conversamos con el artista.
La obra se desarrolla sobre una superficie cóncava –primer ejercicio en Panamá de este tipo– que impone un gran desafío técnico.
Demandó, como primera tarea, preparar la superficie, asunto que se resolvió recubriendo la cúpula con un género de algodón.
Hubo que sobrepasar otros problemas técnicos de humedad que presentó la superficie de la cúpula, indicó entre otros temas el artista. “Es una técnica muy difícil; una cúpula puede ser la muerte o el final de un artista plástico”.
Aristides Ureña tiene pintadas dos cúpulas en Italia, y la tercera será en la tierra que lo vio nacer.
Nos sigue narrando, que “se hace necesario establecer un mapa del proyecto, marcar flechas visuales para controlar los ejes de las miradas de los conjuntos alegóricos e individuales de la composición”.
“Se hace necesario hacer bocetos para luego traspasarlos con puntos de referencia sobre la superficie cóncava. Los trazos con mano libre son parte de la tarea y le dan, además, el carácter que deseo imprimir. Hay que considerar que la perspectiva visual, 30 metros más abajo, junto con la superficie cóncava, son elementos clave para completar el proyecto artístico y lograr, sobre todo, la fuerza emocional”, cuenta Ureña.
La empresa evangelizadora en Tierra Firme resultó en un choque cultural violento sin precedente alguno.
La tarea de imponer conceptos de la fe cristiana a una comunidad de hombres y mujeres originarios del istmo no fue tarea ni grata ni fácil. Quedó en la narrativa de los conquistadores de estas tierras, la obstinación ofrecida por el cacique Cébaco, por ejemplo, quien junto a Antón Mandinga, negro cimarrón, enfrentó a representantes del catolicismo en tierras americanas, cruenta y persistente resistencia. La oposición indígena y posteriormente la resultante de la mano de obra esclavizada de los negros arribados al istmo se transforma en la narrativa pictórica del artista.
Esta narrativa de los indígenas y negros se pinta “en jornadas”, tal y como se hubiese hecho hace más de 500 años, por los maestros florentinos.
El proyecto pictórico sobre la cúpula de la sacristía ha sido escuela para estudiantes de la Escuela de Bellas Artes y de otros artistas emergentes que promueve la Fundación Aristides Ureña.
Se trata de elevar el nivel de dominio técnico de artistas panameños y generar la experiencia técnica sobre este formato, novedoso y sin precedentes en el ámbito artístico panameño.
Queda, entonces plasmada, desde la compleja interpretación del artista, la imagen mariana, la primera en suelo panameño.
La misma que ondeaba sobre pendones de terciopelo rojo, en la cubierta de la nao de Pedrarias Dávila y que sobre las aguas del Guadalquivir, un día de aquel año de 1510, zarpó hacia tierras lejanas, tú, señora Santa María la Antigua, para posarse hoy sobre la cúpula de la basílica, que lleva tu mismo nombre. Ave María gratia plena.