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- 30/11/2017 01:03
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Este 2017 estuvo cargado de muchas tendencias decorativas, principalmente con el regreso del terciopelo, una fibra —de origen oriental, hacia finales del siglo XIII—, delicada que evoca elegancia y sofisticación dentro de los espacios de la casa, como en el área de trabajo, pues, será imprescindible para la temporada de invierno.
En diseño de interiores este textil se ha destacado en los tapizados de sofás, sillones, cabeceros de camas, incluso, en cortinas y cojines. Además, se puede personalizar con los tonos que propuso Pantone para este año como el greenery, cobre tostado, azul turquesa, rosa tierra y amarillo curry.
La diseñadora de interiores, Sandra Marcos, afirma que se trata de uno de los textiles que aporta calidez a cualquier ambiente y, gracias a su versatilidad a la hora de combinar con otros tejidos y materiales, permite renovar un espacio sin necesidad de cambiar todo el mobiliario.
Mientras que el diseñador de interiores, Jorge Enrique Ruidiaz Platañiotyz, agrega que así como existe el terciopelo original con hilos de seda también hay otros tipos hechos con fibras sintéticas (acrílico, poliéster y algodón) para darle durabilidad y resistencia a la decoración.
RESISTENTE COMO POCOS
En general, el terciopelo cuanto más corto y denso es, más resistente será. Pero, entre más largo se ve más lujoso es, sin embargo, también es más difícil de cuidar, señala Marcos.
‘En el caso de las cortinas, éstas dan un toque elegante a cualquier salón o comedor, más si se apoyan en el suelo añaden un plus. En colores que contrasten con la pared son todavía más impresionantes, pero cuidado con los tonos burdeos (rojo púrpura oscuro?) si no quieres que el salón parezca un cine de los años 50', explica la diseñadora.
Agrega, que otras de las funciones que tienen las cortinas hechas con tela de terciopelo es que aíslan del frío y protegen de corrientes de aire en los meses fríos.
Para la confección de cortinas aconseja cuidar el pelo del tercioplelo y que éste vaya hacia arriba. ‘Así se logra que las cortinas se vean radiantes y no de un color plano. Para asegurarse de ese detalle se debe pasa la mano desde abajo hacia arriba, ésta debe sentirse suave', recalca.
Los cojines y otros complementos de terciopleo son la forma más simple de incorporar a la decoración el toque glamuroso.
‘Unos cuantos cojines de terciopelo despliegan todo su poder de seducción, su brillo magnético y los colores de múltiples matices. Además, encajan muy bien sobre la cama de un dormitorio femenino como sobre', resalta.
Añade que la forma más económica y sostenible de dar un aire nuevo al salón es tapizando las sillas, eso sí, con un terciopelo de calidad. ‘Debemos huir de las imitaciones y elegir tejidos que ofrezcan garantías. No importa la forma, el material o el modelo de las sillas o sofá', aclara Marcos.
LIMPIEZA Y CUIDADOS
Al tratarse de un tejido muy delicado hay que tener mucho cuidado, aún, tratándose de terciopelo de fibras sintéticas, es mejor evitar el contacto con el agua o lavado en lavadora.
‘Imprescindible evitar las manchas de líquidos, la exposición al sol y al calor pues perderá el brillo, así mismo, evitar plancharlo aunque sea de revés. El único planchado que resiste es con vapor en vertical', aclara Ruidiaz.
Actualmente el terciopelo es considerado en la industria textil como uno de los tejidos más complejo de producir. ‘El más mínimo error en cualquier momento de su largo proceso dará lugar a un tejido no comercializable. La razón de ello es el nivel de exigencia elevado de sus consumidores y el alto precio tanto del tejido como de los productos terminados', detalla Ruidiaz.
EN ESTE SIGLO, APARECE EL TERCIOPELO POR PRIMERA VEZ
El tacto suave del velvet y sus magníficos tintes, hicieron de ésta una tela lujosa, con la cual, se vestían los nobles y reyes en la época medieval. En la Edad Media, las telas más suntuosas eran los terciopelos italianos. Estos eran decorados con sedas, hilos de diferentes colores, lana y dorado. Los principales lugares italianos donde se producía era Lucca, Florencia, Venecia y Génova. En la actualidad en Génova es donde se sigue produciendo.