El cielo antes de morir

Actualizado
  • 13/12/2009 01:00
Creado
  • 13/12/2009 01:00
Una isla tropical es tal vez la más común recreación del paraíso. A muchos nos pasa por la cabeza la idea de permanecer unos días tendid...

Una isla tropical es tal vez la más común recreación del paraíso. A muchos nos pasa por la cabeza la idea de permanecer unos días tendidos al sol, pero no es hasta cuando el avión se aproxima a Aruba y divisamos además del azul turquesa del mar, las hermosas playas de arena blanca que rodean a la más bien pequeña masa de tierra que conforma la isla, que empezamos a creer que es cierto que llegamos al cielo antes de morir.

Aruba es uno de los destinos de descanso más populares en El Caribe, parte de las llamadas Antillas Holandesas, o islas ABC (Aruba, Bonaire y Curacao), cuentan con hermosas playas, arenas blancas y finas y muchos días de sol.

Su buen clima y casi nada de lluvia permite la práctica de diversas actividades acuáticas como el velerismo, parapente, el uso de motos acuáticas, kayacs, botes banana, snorkeling, buceo e incluso el submarinismo. Pero quienes no quieren ni siquiera mover un dedo, pueden centrarse en rendir culto al astro rey desde una litera o silla plegable, escuchando el romper de las olas y disfrutando una bebida fría o un coctel exótico.

DE PASEO POR LA ISLA

Las más populares playas de Aruba se ubican prácticamente en línea recta una detrás de otra. Entre ellas está Palm Beach, donde se encuentra el sector que alberga los hoteles establecidos en edificios altos (High Rise Hotels); Eagle Beach, con los hoteles de instalaciones medianas (Low Rise Hotels) y Baby Beach, así llamada por su escasa profundidad, lo que la hace un destino favorito para el snorkeling. Otras playas como Hadicurari, Boca Catalina, Arashi, Manchebo, Druif y Surfside forman parte del apetitoso menú, aunque se puede asegurar que en Aruba no hay una playa que no sea hermosa y lo mejor de esto es que absolutamente todas son públicas y cualquier persona tiene la oportunidad de disfrutarlas. Además, la mayoría de los hoteles están ubicados justo frente a ellas. Solo hay que salir de la habitación con el bañador y la toalla para encontrarse al borde del mar.

Un espectáculo acuático natural y gratuito es el romper de las olas en la parte noreste. Las formaciones rocosas y arrecifes de coral permiten que la danza de las olas sea uno de los más llamativos shows en la isla. En ese sector se puede visitar las ruinas de una antigua mina de oro y el llamado puente natural, una formación rocosa en forma de arco horizontal casi recto.

Aruba tiene aproximadamente 30 kilómetros de longitud por 8 de ancho. Puede ser fácilmente recorrida en un solo día y sin temor a extraviarse. Una de las formas más populares para hacerlo es a través de un Jeep Safari. Tour que recorre los principales puntos de interés de la isla o sencillamente alquilando un automóvil. Los vehículos 4 x 4 son la opción más popular dada la aridez del terreno y la gran cantidad de caminos sin pavimentar.

Fuera de sus hermosas costas, en la isla queda solamente un gran desierto. Tierra árida, gran cantidad de rocas de diferentes tamaños y una vegetación de casi solamente cactos forman parte del paisaje. Las rocas se han convertido en un elemento emblemático pues de acuerdo con uno de los guías turísticos, los visitantes iniciaron una tradición que a través de los años se ha difundido. “Si logras apilar 5 rocas, una sobre otra, significa que regresarás a Aruba”, dijo. Eso explica la gran cantidad de piedras en las orillas de los caminos, en las formaciones cercanas al mar y en los lugares considerados atracciones turísticas.

Dos acompañantes imprescindibles son un buen sombrero y un bloqueador solar. Los rayos de sol en exceso por la ausencia de sombra en amplias zonas podrían ser perjudiciales y se hace necesario protegerse para visitar lugares como la reserva de burros o la granja de avestruces donde tendrá la oportunidad de observar de cerca e incluso alimentar a estos vistosos animales.

Otra visita obligada es al viejo faro California, bautizado así por un barco del mismo nombre que tuvo la mala fortuna de hundirse un par de años antes de su construcción en 1910. Aunque el faro no funciona en la actualidad es uno de los grandes íconos de la isla, al igual que los árboles Divi, con su peculiar forma torcida debido a los vientos. Desde el faro se puede divisar prácticamente toda la costa oeste de la isla, donde se encuentran la mayoría de las playas y ofrece un paisaje espectacular sobre todo, al atardecer.

PARA LOS SIBARITAS

Pero en Aruba no todo es calma y quietud. En el centro de Oranjestad, su capital y aunque en la isla no haya más de 70 mil habitantes, puede quedar inmerso en un embotellamiento. Y es que la actividad comercial es muy movida especialmente entre los turistas. En los centros comerciales los compradores entran y salen mientras que los comerciantes ofrecen las mercaderías más diversas que van desde artesanías hasta artículos de lujo y ropa de diseñador. Encontrará ofertas en diamantes, esmeraldas, fina relojería, carteras y calzados.

Por otra parte, la propuesta gastronómica y de vida nocturna es riquísima, al igual que variada. Podrá probar comida caribeña en lugares que se especializan en la preparación de platos con pescados y mariscos del día, pero también se topará con restaurantes dedicados a la cocina de países como México, Cuba, Francia, China, Brasil o Japón. Encontrará desde franquicias de comida rápida como Taco Bell, KFC, Pizza Hut y Starbucks, hasta restaurantes con clasificación de 4 y 5 diamantes. Algunos de ellos ofrecen incluso un espectáculo musical en vivo como Mr. Jazz, que recibe a sus comensales con una copa de champaña y una rosa. Pero la aventura gastronómica continúa incluso en los supermercados, donde encontrará un pedacito de Europa reflejado en sus productos.

La isla es pequeña pero plena de actividad, lo suficiente para disfrutar de unos días de descanso, sol, playa, compras, diversión nocturna y hasta un paseo en submarino. Eso sí, no hablamos de un destino económico, pero es que todo tiene su precio, y tratándose de un paraíso, siempre es más alto.

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