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- 11/09/2016 02:01
La novela corta de Carlos Fong, Aviones dentro de la casa , ganadora del Premio Sagitario 2016, es un texto que merece ser leído.
Su temática, que se desarrolla para la época de la invasión norteamericana a Panamá en 1989, transcurre en la Chorrera en el seno de una familia compuesta por tres hijas, Brenda, Natalia y Vielka, la madre (Julia), mujer de casa, y el padre, Ricardo. teniente de la extinta Fuerzas de Dedensa de Panamá. Hay otros personajes, como Paolo, novio de Brenda, que, si bien no es civilista, hace oposición al régimen (no gobierno, según la novela) del dictador Noriega. En la vecindad, donde la familia vive, hay además un denunciante (sapo) y otra vecina, Tomasa, cuya madre necesita de una botella de oxígeno para vivir.
Es a partir de este núcleo, desenvuelto en cinco capítulos, que sabemos que el padre desaparece de la casa tres días antes de la invasión, que había participado en la represión de la oposición (aunque no golpeó o mató a nadie), que había participado (como redactor de la proclama) en la intentona frustrada del tres de octubre para deponer al General (se cuida de no mencionarlo como dictador), pero que terminó con el fusilamiento del mayor Giroldi y sus secuaces y que había ido a la escuela militar de los tomasitos avisando de la invasión inmanente.
Él, en efecto, no está de acuerdo con la invasión y aparecen en el texto palabras que conocemos como dignidad, soberania, oligarquía, democracia y libertad. No osbstante, lo más interesante del texto, aparte del punto evidente de recuperar la memoria nacional, es la manera de cómo el mismo se cuenta, es la estructura de sus voces, que se intercalan en el devenir de la narración que, como hemos dicho, transcurre en cinco capítulos.
Aparte de Vielka, que tiene quince años y es la menor de las tres hijas, casi todos intervienen con su voz en el texto. Hasta parece que Noriega. Y el fallecido mayor Giroldi aparece en un diálogo con el padre, donde éste descubre, finalmente, el miedo, por temer sobre el destino de su familia.
Pero, lamentablemente, hay una voz que quedó ahogada y quizás habría sido la voz más original de toda la novela: Natalia, llamada Naty. Ella es descrita, sobre todo por Vielka, como ciega, sensible y que está atada a una silla. Fue hija prematura y nació con una parálisis cerebral.
Sabemos, sin embargo, que llena la cama de orine, que gime y llora, que sufre y reacciona a su medio ambiente. Pero no se entra en su cabeza. ¿Por qué? Aquí me parece que esta es la verdadera pregunta literaria sobre Aviones dentro de la casa , que, según Vielka, son los aviones que vuelan bajito y que parecieran que estuvieran dentro.
Y lo pregunto porque la fuerza de la literatura es precisamente representar al otro (no importa el género, la raza o su condición física o mental), a quienes nunca o a quienes casi siempre se les niega la voz (por otra parte, darles la voz tampoco es garantía de buena literatura) y, de esta manera, entrar en un espacio más allá de la simple realidad con sus esquemas conocidos.
Por ejemplo, ¿qué sería de la literatura si Cervantes no hubiera representado al loco de Don Quijote y si Flaubert no hubiera escrito sobre la desgraciada Madame Bovary? Creo que muy poco. Y, en este sentido, Aviones dentro de la casa , si bien es un texto narrativo coherente y que merece ser leído (y reseñado), perdió la gran oportunidad (o la posibilidad) de saltar sobre la frontera de lo que conocemos.