La estimulación excesiva y los desafíos en el arte de educar

Actualizado
  • 19/07/2019 02:00
Creado
  • 19/07/2019 02:00
En una sociedad que ha hecho del frenesí su estilo de vida, el Síndrome de Pensamiento Acelerado plantea uno de los mayores desafíos para los educadores. Entre la avalancha informativa y estimulación audiovisual sin tregua, la capacidad de atención es un lujo

Una de las mayores inquietudes que comparten los padres y los docentes se refiere al cumplimiento de los retos que nos impone el nuevo siglo en lo referente a la educación.

Siempre es importante conocer las realidades y buenas prácticas de otros países de forma tal de entrelazar esfuerzos que nos permitan el crecimiento y desarrollo de nuestras expectativas, específicamente en el tema de la enseñanza-aprendizaje.

Para esto me permití entrevistar a la profesora Denise Cavalini, directora pedagógica de la Escuela de la Inteligencia y del Instituto Augusto Cury, quien es pedagoga, psicopedagoga calificada en educación especial, especialista en inteligencia multifocal y educación a distancia.

Cuenta con más de 30 años de experiencia en educación especial en aulas, y es autora de más de 64 cursos de educación socioemocional.

Es importante señalar que esta profesional ha estado en nuestro país este año en dos ocasiones, compartiendo con profesionales de la Universidad de Panamá y del Ministerio de Educación sobre el tema de la gestión emocional y la educación socioemocional. De nuestra conversación surgieron las siguientes interrogantes:

Hoy, en su opinión, ¿cuál es el mayor desafío que enfrentan los educadores en el arte de educar? ¿Existen diferencias por grupos de edad?

Vivimos en una sociedad urgente, rápida y ansiosa. Nunca la gente ha tenido una mente tan agitada y estresada. La paciencia y la tolerancia para los contratiempos se están convirtiendo en artículos de lujo. Es en esta sociedad que el Síndrome de Pensamiento Acelerado (SPA) ha desarrollado el mayor desafío para los educadores de hoy. Entre sus causas están el exceso de estímulos, actividades, información, la presión por el conocimiento, para saber más y más sobre todo lo que se produce en términos de conocimiento. Pensar es bueno, pensar lúcidamente es genial, pero pensar demasiado es una bomba contra la salud psíquica, el placer de vivir y la creatividad. Todos los maestros en el mundo saben, aunque no entienden la causa, que los niños y adolescentes en los últimos 20 años están cada vez más agitados, inquietos, sin concentración en las necesidades académicas, sin placer en el aprendizaje, con dificultades en las relaciones, etc. La causa es el SPA. Si las personas que padecen síndrome no aprenden a manejar sus pensamientos y a manejar sus emociones, pueden repetir los errores, retrasar su madurez, volverse irritables, con un umbral bajo para frustraciones y poca capacidad de adaptación a la adversidad, pueden sufrir insatisfacción crónica y un rendimiento intelectual comprometido.

Explíqueme su enfoque de la Teoría de la Inteligencia Multifocal del doctor Augusto Cury: ¿por qué cree que esta teoría es importante?

En este siglo, nos enfrentamos a nuevos retos personales, profesionales y educativos. Por lo tanto, se necesitan nuevas habilidades para poder tener salud psíquica, brillantez intelectual y éxito profesional. Frente a estos desafíos y preocupado por el aumento de los índices de trastornos psíquicos en la población general, el doctor Augusto Cury desarrolló la Teoría de Inteligencia Multifocal, basada en décadas de estudio junto con la experiencia práctica proporcionada por más de 30 mil sesiones de psicoterapia. Es una de las pocas teorías mundiales que estudian: 1) el complejo proceso de construir pensamientos, 2) la formación del ‘Yo' como un administrador psíquico, 3) los roles de la memoria y 4) la formación de los pensadores.

¿Cuál es la importancia de aplicar las competencias socioemocionales como disciplina curricular en el trabajo escolar?

‘Si las personas que padecen este síndrome no aprenden a manejar sus pensamientos y a manejar sus emociones, pueden repetir los errores, retrasar su madurez, volverse irritables'.

En la escuela, los niños y los jóvenes aprenden a lidiar con los hechos y el conocimiento lógico, pero a la mayoría no se les incentiva a pensar en los fenómenos de la mente humana y en cómo estos se enfocan en la formación de los pensamientos, para aprender a lidiar con las dificultades, los fracasos y las relaciones, comenzando por la relación consigo mismo. Aprenden a resolver problemas matemáticos, pero no saben cómo resolver sus conflictos existenciales. Están entrenados para hacer cálculos, pero la vida está llena de contradicciones, los problemas emocionales no se pueden calcular ni tienen una cuenta precisa. No estamos educando emociones ni estimulando el desarrollo de las funciones más importantes de la inteligencia, como contemplar lo bello, pensar antes de actuar y reaccionar, exponer y no imponer ideas, gestionar pensamientos, tener un espíritu empresarial. Estamos informando a los jóvenes, no formando su personalidad. Por lo tanto, en Brasil, el doctor Augusto Cury creó la escuela de inteligencia, un programa de educación socioemocional que fue diseñado y estructurado para llenar estos vacíos en el sistema educativo en relación con las habilidades socioemocionales, porque no sirve de nada ser un experto con conocimientos del mundo exterior y perderse en las turbulentas aguas de las emociones, en el mundo interior. Frente a este escenario alarmante, la ‘Escuela de Inteligencia' actúa estratégicamente como una herramienta de amplio alcance basada en su desempeño en el currículo de las escuelas, por medio de una clase de una hora por semana. Es un dispositivo de prevención en una sociedad que solo se ha preocupado por remediar. Otro diferencial es su naturaleza integradora, ya que desarrolla una metodología que trabaja con estudiantes, padres o tutores, maestros y todos los profesionales de la escuela.

¿Qué piensa de su labor en la ‘Escuela de la Inteligencia'?

Es un gran privilegio para mí, desde 2010 que estoy con el doctor Augusto Cury y su hija, la psicóloga Camila Cury, como coautora de todos los materiales de la Escuela de Inteligencia, para seguir los fabulosos resultados que hemos logrado a lo largo de los años y para asegurarnos de que, de esta manera segura, estamos contribuyendo a un mundo mejor y más emocionalmente saludable y humano.

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