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El arte de empollerarse, tradición que llevan con orgullo las panameñas
- 16/01/2023 09:23
- 16/01/2023 09:23
El desfile comenzaba a la 1:00 p.m., pero desde muy temprano, miles de mujeres se encontraban preparándose para lucir su traje típico. Reunidas en las casas tableñas, cuyas salas están ocupadas por maletas, cajas, ganchos de ropa y bolsas, estos contienen camisolas, pollerones, zapatos de satín, joyeros, maquillaje, tembleques y todo lo que puedan necesitar.
Después de desayunar, las mujeres empiezan a peinarse. Una línea en el centro de la cabeza divide el cabello en dos partes; se hacen una trenza a cada lado, que luego enrollan para hacer un moño. Gel fijador, peines y ganchos hacen que el peinado quede perfecto. Una vez peinadas, pasan a maquillarse entre ellas o por si solas –algunas contratan maquilladores profesionales-.
En la casa donde reciben al equipo de La Estrella de Panamá, la primera en vestirse es una joven que lucirá la pollera montuna. La viste su madre, Lupita Atencio, restauradora de polleras y miembro fundadora de la Asociación Amigas del Flocklore.
La joven se coloca la camisola. La restauradora le pone la enagua, “primero se amarra de atrás hacia adelante, y después de adelante hacia atrás”, explica la también artesana mientras ajusta los tirantes de la prenda. “La montuna lleva una sola enagua sencilla”, añade.
Luego de colocado el pollerón, Atencio procede a poner el joyero (juego de prendas). Le amarra el tapahueso al cuello, pasa a las cadenas: el guachapali “se sujeta con alfileres para evitar pérdidas”; la cadena bruja “se ajusta con un broche”; por último, agrega una cadena chata.
“Dentro de lo sencillo, lo regio”, afirma la artesana cuando explica que la pollera montuna lleva pocas cadenas, “el brazalete es opcional en este caso. Lleva sombrero y el cabello trenzado a cada lado, a ella, por tener el cabello largo no fue necesario añadirle extensiones”.
“El gallardete, el enjaretado y los zapatos van del mismo color. El enjaretado se ajusta a preferencia de la mujer, tomando en cuenta que tanto escote quiera mostrar. Las mangas deben ir a la altura de los codos, se ajustan con cintas o ligas”, detalla Atencio.
La pollera montuna santeña está lista. Preciosa. Agarra el reboso y se lo coloca para la foto, “originalmente se usaba para cubrirse del sol o del frío, pero para el desfile no lo llevo porque me da mucho calor”, dice la joven.
Mientras tanto, en otras áreas de la sala, hay ocho mujeres más haciendo el mismo proceso. Los hombres de las familias también tienen sus respectivas tareas: encender la bocina con música típica, mover las cosas pesadas, servir bebidas a las damas y encargarse de comprar lo que haga falta.
Lupita Atencio es artesana certificada por la Dirección General de Artesanías Nacionales en Textiles y Manualidades del Ministerio de Comercio e Industria de Panamá (Mici), mientras se vestía, conversaba con este diario sobre la preocupación por el relevo generacional. Actualmente dicha certificación la entrega el Ministerio de Cultura (MiCultura).
“Las jóvenes quieren usar la tecnología y no se interesan por el trabajo artesanal”, para ella es importante que las nuevas generaciones se involucren para poder conservar el patrimonio.
La artesana viste una pollera de gala santeña. Cuando llegó a la casa ya tenía el peinado y parte del maquillaje avanzado. Se coloca la camisola y las dos enaguas que debe llevar la pollera de gala, “para dar más volumen”, expresa.
“Empollerarse se vuelve un vicio”, dice una de las mujeres mientras se maquilla. Otra dama lo afirma, “es verdad y cada año quieres agregar algo nuevo a tu traje o usar uno diferente”. De ese vicio se contagia toda la comunidad, en las calles de Las Tablas no hay una sola persona que no esté haciendo una actividad referente al Desfile de las Mil Polleras. Todos se ven felices.
Atencio se coloca el joyero, tiene prendas hechas de oro y plata bañada en oro, adornadas con perlas. “Cada joyero cuenta una historia, esta moneda es del año 1851”, cuenta cuando muestra las monedas del cabestrillo, “este tiene seis monedas”.
Para ese entonces, ya se había puesto la gargantilla, el rosario, la cadena solitaria, el cordón salomónico, el escapulario, todo ajustado con alfileres que “no se vean y que no dañen la arandela de la camisa”, resalta. Termina de colocar las cadenas guachapali, bruja y chata. Ubica la mosqueta debajo de la mota o pompón de la camisa.
Ahora, la artesana pide ayuda a su hija para colocar los adornos de la cabeza. “El peinetón va en el centro, debajo se ubica el peinetoncillo. A los lados, van las peinetas roba corazones y sobre estas, las peinetas de balcón”, detalla. La pajuela es una sola, Atencio se la ubica en el lado izquierdo de la parte de atrás de la cabeza.
A los lados, delante de las peinetas de balcón, agrega los jazmines, unas piezas doradas con forma de flor, “pueden ser cuatro o seis”, apunta la experta. Los tembleque dorados en forma de mariposa lo coloca a los lados, en la parte de atrás, “deben moverse”, dice.
Atencio abre una caja llena de elegancia y tradición panameña. Una caja llena de tapamoños, pavos, palmas y tembleques hechos de escama de pescado, van colocados en ese orden. “Los tembleques pueden ser ocho, diez o doce, dependiendo de la cantidad de cabello que tenga la persona”.
La pollera panameña es la combinación de diversos vestidos españoles de antaño, ha pasado por modificaciones a través de los años, hasta convertirse en lo que es hoy: uno de los trajes típicos más atractivo y lujoso del mundo.
Bajo el sol resplandeciente llegaron miles de personas a la ciudad de Las Tablas, en la provincia de Los Santos, para formar parte del Desfile de las Mil Polleras realizado este sábado 14 de enero de 2023.
“Después de pasar los dos años de pandemia la gente ha esperado con ansias el evento, hay un entusiasmo único desde hace muchos meses (…) los hoteles han estado saturados desde hace más de un mes, esto representa una gran inyección económica para la región, desde Chitré hacia acá no hay un solo hotel disponible. Algunos de los 54 artesanos del Ministerio de Cultura están abandonando el área porque ya vendieron todo”, dijo a este diario el director regional de cultura de Los Santos, Nicanor Castillo.
El paseo folclórico empezó con el recorrido del ministro de gobierno, Roger Tejada, quien fue el abanderado del desfile con la delegación de la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP). La entidad organizadora del evento, esperaba la participación de más de 11 mil polleras.
Aris Acosta, creador del desfile de Las Mil Polleras, contó a los medios de comunicación que el primer desfile se realizó en Calle 50, en el año 2003. No fue hasta el 2013 que se llevó a Las Tablas.
La delegación del Ministerio de Cultura (MiCultura) estuvo encabezada por la ministra Giselle González Villarrué, el abanderado de la delegación, Eduardo Hansell, ganador del Premio Dora Pérez de Zárate 2022 y estuvieron acompañados por la Reina del Festival del Manito de Ocú y miembros de su patronato, luciendo polleras de la tierra ocueña.
Unas 200 conformaron la delegación de la entidad, desfilaron las diferentes polleras que hay en las regiones del país. “La finalidad de mostrar la gran variedad de polleras que tenemos en Panamá es reforzar el reciente Proyecto Ley 215, que 'declara las Indumentarias Tradicionales y sus Técnicas Artesanales como Patrimonio Cultural Inmaterial de la República de Panamá', aprobada en tercer debate el pasado mes de octubre”, manifestó Esther Pérez, directora nacional de Artesanía de MiCultura.