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Nada Al-Ahdal, la niña que derrotó al matrimonio infantil
- 16/10/2023 00:00
- 16/10/2023 00:00
Estaba “aterrorizada, sin esperanza. Sabía que si mi tío no me ayudaba, regresaría con mi familia y me obligarían a casarme”, asegura Nada Al-Ahdal (Yemen, 2002). Nada tenía 11 años de edad cuando impulsada por el terror, escapó del segundo pacto matrimonial infantil orquestado por sus padres. El encuentro con su tío era crucial. Definiría su destino. Sería libre o esclava de un lazo sentimental que vulneraría su integridad física y emocional. En su afán por frustrar los planes de sus progenitores, Nada filmó y publicó un video en YouTube (2013), donde expone su experiencia y denuncia el matrimonio infantil en Yemen, su tierra natal. “¡Han matado nuestros sueños, han matado todo dentro de nosotros! ¿Qué han hecho mal los niños, por qué los casan de esa manera? Esto es criminal...”. Sus palabras resonaron: influyeron en la conferencia de diálogo nacional integral en Yemen para discutir una ley que penaliza el matrimonio de menores de 18 años y movilizaron a los medios de comunicación internacionales a delatar la práctica. Desde aquel momento, Nada se dedica a denunciar las nupcias de menores y a defender los derechos de las niñas y mujeres. Sin reservas, la joven yemení –por primera vez en la región– compartió su historia y misión con La Estrella de Panamá, desde Reino Unido, lugar donde se encuentra asilada. “Es un tema muy complejo, mis respuestas son muy largas”, advierte. “Espero no tengas problemas con eso”, añade. Sus palabras, diez años después de librarse de las garras del matrimonio infantil, denotan arrojo y desaprobación a una práctica invisible, pero real, en América Latina y el Caribe, región que se está quedando atrás en la reducción del matrimonio precoz y se encamina a tener el segundo nivel regional más alto en 2030, solo por detrás de África subsahariana (Unicef, 2023).
No tenía otra opción. Estaba tratando de comunicarme con mi tío, ya que él era mi única esperanza, pero no pude, así que grabar un video con la ayuda de un amigo de mi tío, era mi última opción. En ese momento pensaba que si algo sucedía, al menos hablé y dejé que el mundo supiera cuál es mi historia y la de millones de niñas. Lo que me daba miedo era el matrimonio infantil más que las amenazas en sí, ya que el matrimonio me hizo perder a mi tía y casi a mi hermana.
Estaba aterrorizada y buscaba ayuda. Vi en mi familia que mi tía se quemó hasta morir huyendo de la vida del matrimonio infantil, esto me hizo sentir que el matrimonio infantil es peor que la muerte. Mis padres intentaron casarme dos veces, primero, con una persona que mi tío conocía, así que cuando mi tío se enteró, habló con él y la canceló, y la segunda vez cuando me escapé.
Nunca lo conocí, mi familia dijo que una vez me vio jugando con unos niños y decidió que quería que me convirtiera en su esposa.
Mi abuela se casó a los nueve años y mi madre a los 14, por lo que era muy común. Lamentablemente se creía normal casar a todas las niñas de la familia sin saber las consecuencias o sin ser conscientes de que es un delito.
Que alguien se case con tu hija se considera una forma de reducir la carga financiera de la familia, ya que dejarían de ser responsables de su cuidado. Los padres lo ven como un alivio de la carga de un hijo. En algunas culturas, casarse temprano con una niña podría significar asegurar una mejor dote o arreglo matrimonial, como en el medio oriente y Yemen, puesto que las niñas más jóvenes pueden ser percibidas como más valiosas debido a su potencial para tener hijos. Es importante tener en cuenta que si bien estos supuestos beneficios podrían haber existido en ciertos contextos históricos y culturales, el matrimonio infantil es ampliamente reconocido como dañino; debemos difundir la conciencia sobre las consecuencias de este horrible crimen. A menudo conduce a resultados negativos, como oportunidades educativas reducidas para las niñas, riesgos para la salud debido a embarazos precoces y la perpetuación de ciclos de pobreza y desigualdad de género. Las perspectivas modernas enfatizan la importancia de proteger los derechos y el bienestar de las niñas y mujeres jóvenes abogando contra el matrimonio infantil. El matrimonio infantil es reconocido como un daño a la salud, la educación y el desarrollo general de las niñas. Por lo general no se considera beneficioso para ninguna de las partes involucradas, ya que puede provocar daños físicos y psicológicos, perpetuar los ciclos de pobreza y limitar las oportunidades para las niñas. Es importante priorizar los derechos y el bienestar de las niñas.
Es la unión formal o informal entre al menos una persona menor de 18 años y un adulto u otro menor. Es una práctica que a menudo ocurre sin el consentimiento pleno, libre e informado de ambas partes, particularmente del niño. Esta práctica está profundamente arraigada en la desigualdad de género, las tradiciones culturales, la necesidad económica y las normas sociales. A menudo refleja el papel y el valor percibido de las niñas y las mujeres en la sociedad, donde pueden ser vistas más como mercancías o propiedades que como individuos con derechos y aspiraciones. En esencia, el matrimonio infantil es una violación de los derechos humanos de los niños, ya que les niega la libertad de elegir su futuro, crecer, aprender y desarrollar todo su potencial.
Las niñas novias a menudo se enfrentan a embarazos precoces, lo que puede conducir a mayores riesgos de salud tanto para la madre como para el niño, porque el cuerpo de una niña no está completamente desarrollado. Además, ¿cómo espera nuestra comunidad que un niño críe a otro niño y tener una gran generación?, generación que ha sido criada por un niño que tiene cero experiencia sobre cómo cuidarse. Las complicaciones durante el parto también son comunes. A menudo se espera que las niñas casadas asuman las responsabilidades del hogar a una edad temprana, lo que limita su capacidad para perseguir sus aspiraciones y carreras profesionales. Las niñas novias corren un mayor riesgo de sufrir violencia doméstica, incluido el abuso físico, emocional y sexual por parte del esposo o los miembros de su familia y, de niña, no pueden hablar ni defenderse, y ocurre frecuentemente que cuando la niña se queja con su familia o va en su busca para que la ayuden, no recibe ayuda e inmediatamente la devuelven a su esposo abusivo.
Profundo y duradero en la vida de las personas involucradas, en particular las niñas. A menudo conduce a una cascada de efectos adversos.
El matrimonio infantil es un problema multifacético, influenciado por una combinación de factores culturales, religiosos, educativos y socioeconómicos. Abordarlo requiere un enfoque integral que respete las complejidades de las comunidades en las que ocurre, mientras se trabaja para educar, empoderar y brindar alternativas para las niñas y sus familias. Es una misión que exige la colaboración entre sectores, incluidos gobiernos, oenegés, líderes religiosos, educadores y las propias comunidades, para crear un cambio duradero.
Tenía solo 11 años y enfrentaba desafíos difíciles solo para salvar mi vida. No debí tener que luchar por mi vida. Debí haber sido protegida como cualquier otro niño en este mundo. Viví en muchos países huyendo del peligro en Yemen; en la guerra fui secuestrada por ISIS, también escapé. Vivir en Yemen no era seguro para mi vida, especialmente cuando comencé a defender los derechos de las niñas. Pero estas experiencias me hicieron más fuerte, me dieron valor para luchar por las niñas cuyas vidas están en peligro, me permitieron convertirme en su voz ante el mundo. Tener a mi tío a mi lado me hizo superar el dolor, me hizo convertir el sufrimiento en una fuerza instantánea y fue entonces cuando decidí crear la Fundación Nada para ayudar a tantas niñas como pueda, brindándoles refugio y educación gratuita. Me mudé de un país a otro y terminé en el Reino Unido, que es el lugar más seguro en el que puedo estar, y continuar con mis actividades a favor de las víctimas del matrimonio infantil.
La mayor parte de mi infancia viví con mi tío, él era el responsable de todo. Recuerdo a mi madre muy enojada conmigo. Después que mi historia se hizo pública, me dijo que ya no era su hija porque rompí las reglas de la familia y mis tradiciones, pero aun así siempre quise estar cerca de mis hermanos, así que hice todo lo posible para cambiar la mentalidad de mis padres sobre el matrimonio infantil, me tomó años hacerles creer y detener este crimen, pero funcionó, ahora me apoyan en mi trabajo contra el matrimonio infantil, también apoyan la educación de mi hermana y no piensan en casarla a una edad temprana.
La Fundación Nada ganó un premio, entre las mejores organizaciones de oriente medio y África del norte. Como soy representante de la fundación, viajé a Londres para recibir el premio y decidí vivir en el Reino Unido porque era seguro. Solicité asilo y obtuve el derecho a vivir en el Reino Unido. La Fundación Nada ha sido registrada para trabajar aquí.
Como activista de derechos humanos, uso las plataformas para educar a las personas sobre los impactos negativos del matrimonio infantil en las personas y la sociedad. Comparto historias, estadísticas e información a través de las redes sociales, talleres, seminarios y otros eventos públicos. Trabajo en estrecha colaboración con las comunidades afectadas por el matrimonio infantil para participar en debates abiertos, desafiar las tradiciones dañinas y promover formas alternativas de pensar. También colaboro con oenegés locales, organizaciones internacionales y otros activistas para aprovechar los esfuerzos colectivos y compartir recursos en la lucha contra el matrimonio infantil. Empodero a las niñas y a mujeres jóvenes con información, habilidades y oportunidades que les permitan tomar decisiones informadas sobre su vida y su futuro. Me comunico con líderes religiosos y comunitarios, formuladores de políticas y personas influyentes para obtener su apoyo para crear conciencia y abordar el matrimonio infantil. Además, como activista de derechos humanos utilizo varias plataformas de medios para resaltar el tema del matrimonio infantil, compartir historias de éxito de niñas que se resistieron o escaparon del matrimonio infantil, e inspirar a otros a tomar medidas. Pero recordemos que combatir el matrimonio infantil es un esfuerzo complejo y de largo plazo que requiere persistencia, sensibilidad cultural y colaboración. Defender los derechos y el bienestar de las niñas, puede contribuir a un cambio positivo y ayudar a crear un futuro en el que el matrimonio infantil ya no sea una práctica frecuente.
Abordar el matrimonio infantil en grupos aborígenes en Panamá, particularmente cuando está protegido bajo el término de cultura, requiere un enfoque sensible y respetuoso. Estos son los mensajes que enviaría. A las chicas: tienes una voz, y tus sueños y deseos importan. La educación, el crecimiento personal y la libertad de elegir tu camino son tus derechos. Busca el apoyo de aquellos que creen en ti y nunca tengas miedo de hacer preguntas y aprender más sobre el mundo que te rodea. Conéctate con otras niñas, mujeres y miembros de la comunidad que te brinden apoyo y que puedan compartir experiencias, brindarte orientación y ayudarte a superar los desafíos y las oportunidades que se avecinan. Juntos, pueden construir una red de apoyo y aliento. A las autoridades: Si bien respetamos y valoramos profundamente las ricas tradiciones culturales de los grupos aborígenes de Panamá, es fundamental encontrar un equilibrio que proteja los derechos y el bienestar de las niñas. Esto incluye su derecho a la educación, a la salud y a la libertad de tomar decisiones informadas sobre el matrimonio. Instamos a las autoridades a trabajar en estrecha colaboración con las comunidades aborígenes, las oenegés y los expertos en bienestar infantil para desarrollar políticas y programas culturalmente sensibles que aborden el matrimonio infantil. Esta colaboración debe incluir el diálogo abierto, la educación y la participación de la comunidad para garantizar que las intervenciones sean respetuosas y efectivas.
Aumentar la visibilidad y abordar los matrimonios infantiles y forzados en América Latina y el Caribe requiere un enfoque multifacético que involucre a varios actores y estrategias. Hay muchos pasos que podemos dar para visibilizar el problema y combatirlo de manera efectiva, por ejemplo: Colaborar con organizaciones, investigadores y gobiernos para recopilar datos precisos sobre la prevalencia, las causas y las consecuencias de los matrimonios infantiles, precoces y forzados en la región. Los datos firmes pueden ayudar a construir un caso más sólido para la acción. Lanzar campañas en los medios que utilicen historias, datos e imágenes convincentes para arrojar luz sobre el problema. Utilizar plataformas de medios tradicionales y digitales para llegar a un público más amplio y generar debates. Asociarse con organizaciones locales y líderes comunitarios para realizar campañas de concienciación a nivel de base. Desarrollar programas educativos dirigidos a escuelas y organizaciones juveniles para brindar información sobre los riesgos y las consecuencias del matrimonio precoz. Capacitar a los jóvenes con conocimientos para tomar decisiones informadas. No olvidemos que el cambio lleva tiempo y la colaboración es clave. Combinar la promoción, la educación, la concienciación y el empoderamiento puede ayudar a dar visibilidad al problema del matrimonio infantil y trabajar para poner fin a esta práctica dañina en la región.
Sí, el matrimonio infantil se puede erradicar, pero requiere de un esfuerzo concertado y sostenido en múltiples sectores de la sociedad: cultural, económico, educativo y social.