La falta del tacto, una crisis sensorial relegada

  • 21/10/2020 00:00
Las restricciones de tacto, el distanciamiento físico y las medidas de bioseguridad en medio de la pandemia por el nuevo coronavirus han desatado una mayor preocupación en torno a la falta de contacto físico humano y sus consecuencias
Las restricciones para evitar más casos de la covid-19 han anulado también el contacto entre familiares y amigos, lo que podría tener consecuencias graves en la población.

El tacto es uno de los sentidos más primitivos en el ser humano y en medio de un panorama sin precedentes, debido a la pandemia, esta facultad se ha visto relegada, lo que podría dar pie a secuelas, de acuerdo con expertos.

Según el 42% de los epidemiólogos entrevistados por The New York Times, tendrá que pasar “un año o más para sentirnos cómodos abrazando a otros o dándole la mano a un amigo”, mientras que el 39% indicó que sería de 3 a 12 meses a partir del pasado junio.

Estas opiniones personales surgieron de un grupo de 511 epidemiólogos y especialistas en enfermedades infecciosas, quienes esperan que la pandemia se debilite de forma favorable para volver a realizar más de 20 actividades cotidianas, como salir a comer con un amigo, ir a un concierto o evento deportivo e incluso visitar a un familiar mayor en su hogar.

Tras las primeras restricciones por el distanciamiento físico, existe un gran porcentaje de personas que han quedado aisladas del resto incluso antes de que las mascarillas y las órdenes de permanecer en casa se volvieran parte de la nueva normalidad.

“Con el tiempo, la falta de contacto físico puede ocasionar una privación del tacto, lo cual a su vez puede generar problemas de salud como ansiedad y depresión”, comentó a The New York Times, Tiffany Field, directora del Instituto de Investigación del Tacto de la Universidad de Miami, que tiene un doctorado en psicología del desarrollo.

El antropólogo Paul Bryers estudió el fenómeno llamado 'Hambre de piel' entre los ancianos, encontrando que este sector de la población mundial “es el menos tocado” y el que sufre de mayores deficiencias emocionales y mentales por falta de tacto humano, según indicó a Infobae.

Este fenómeno se activa cuando el cerebro detecta la falta de contacto físico en la piel, lo que sucede al estar mucho tiempo aislados: “Todos los primates humanos estamos programados para el tacto, nos guste o no”, expresó a The Independent Francis McGlone, neurocientífico de la Universidad John Moores, en Liverpool, Reino Unido.

“Cuando tocamos la piel se estimulan los sensores de presión subcutáneos, que envían mensajes al nervio vago [del cerebro]”, explicó Tiffany Field, investigadora del Instituto para la Investigación del Tacto (TRI) en la Universidad de Miami al medio Wired.

“A medida que aumenta la actividad del nervio vago, el sistema nervioso se desacelera, bajan el ritmo cardíaco y la presión sanguínea, y las ondas cerebrales muestran relajación. También bajan los niveles de las hormonas del estrés, como el cortisol”, agregó para explicar la necesidad biológica del contacto físico.

“Hambre de piel' es el término de uso común para lo que en la ciencia se conoce como privación del afecto, que está asociado a una serie de daños psicológicos e incluso físicos para la salud”, según el profesor de comunicación en la Universidad de Arizona especializado en los vínculos entre el afecto táctil y el estrés, la depresión, la soledad y la ansiedad, Kory Floyd. “La gente que vive sola es más susceptible, y ahora sería razonable argumentar que casi todos somos más susceptibles que lo normal a la falta de tacto y otras formas de conducta afectiva”, añadió.

Pandemia

Panamá se sumió en un contexto sin contacto desde la llegada del nuevo coronavirus que ya ha cobrado la vida de más de un millón 116 mil personas y presenta más de 40 mil millones de casos en el mundo, lo que ha propagado el miedo por el contacto físico, incluso entre familiares y amigos.

“La privación del tacto es un trauma fuerte para las personas acostumbradas al contacto físico que hoy están separadas, como las nuevas relaciones románticas, o la gente que está hospitalizada”, explicó Field a Wired.

En una encuesta realizada por la experta, entre el 25 de marzo y el 5 de mayo, el 43% de los participantes dijo sentir soledad, el 58% dijo que experimentó sensaciones de aislamiento y el 42% se quejó por la falta de contacto físico, según recopiló Infobae.

Un abrazo, caricia o un simple apretón de manos se han convertido en elementos que la sociedad ha tachado de sus prioridades para proteger la salud general, sin embargo, son los que más se necesitan en momentos de dificultad.

Una alerta

“La soledad es uno de los enemigos más comunes en estos momentos, lo que afecta nuestra salud mental, emocional y física, ya que la mente es un actor poderoso que puede afectarnos antes de darnos cuenta”, indicó a La Estrella de Panamá la psicóloga Yadiuris Herrera. Y agregó que “aún más para los adultos mayores que no están acostumbrados a estar solos, ahora no tienen las visitas de sus hijos o nietos, lo que los lleva rápidamente a casos de ansiedad, irritabilidad y depresión”.

Para el psicólogo Alexander Yu, pese a que existen medidas de prevención que implican un distanciamiento físico con las personas, "aún se puede mantener y fortalecer los vínculos emocionales con las personas que son importantes para nosotros". El experto explicó a este diario: "Conviene tener espacios de interacción, de compartir y de juegos con los niños, la pareja u otros familiares que viven en la misma casa; manteniendo y fortaleciendo las medidas de bioseguridad ahora que muchos han regresado a sus trabajos de manera regular. Dedicar la atención a estas personas y en lo que se hace con ellas y disfrutar de esos momentos hace de la experiencia algo muy significativo".

Así mismo, Yu apuntó que no el distanciamiento físico no debe condicionar la cercanía emocional que tenemos con nuestros familiares y seres queridos: "Considerar llamar a vecinos, adultos mayores y personas que viven solas para demostrarles interés por ellos y saber cómo están; si es posible hacerle una visita presencial sin necesidad de acercarse mucho o entrar a sus casas. También podemos enviarle algún regalo o comida especial a nuestros seres queridos".

"Es importante mencionar que dentro de la comunicación no verbal no sólo se incluye el saludar con manos, dar besos o abrazos. También se complementa con los gestos, la mirada, el tono y la inflexión de la voz... todo esto puede enriquecer nuestra comunicación verbal y comunicar cercanía y afecto", indicó, "debemos recordar lo valioso que somos en la sociedad y lo mucho que podemos contribuir a través del apoyo, ayuda y solidaridad".

El sentido del tacto es el más primitivo del ser humano, siendo el primero que se desarrolla a partir del nacimiento, cuya función es ayudar al sistema inmunológico y neurológico.

Para Herrera, es poco probable que la población panameña se acostumbre a llevar una vida aislada y sin contacto físico postpandemia: “Ahora sentimos que la distancia es necesaria porque hay una tela de temor que nos ha cubierto los últimos siete meses, pero no es algo que sea permanente ya que el ser humano no es una isla, necesitamos los abrazos, las manos y la cercanía de otros para mantenernos sanos y felices, aun en medio de una crisis sanitaria”.

Según Yu, el ser humano es un ser social y, por lo tanto, necesita estar en constante interacción con otras personas, especialmente aquellos con los que tiene un afecto importante. "Los bebés necesitan ese contacto físico: abrazo, caricias, besos de parte de sus padres o cuidadores principales para su adecuado desarrollo físico y mental. Los niños, jóvenes y adultos también lo necesitan en cierta medida para su bienestar psicológico, socio-emocional y corporal".

Herrera afirmó que los pacientes mayores de edad que la visitan son motivados a la lectura y actividades en casa, pero considera que es una “situación compleja” por la necesidad de salir a realizar actividades de esparcimiento. “Es necesario que las familias se mantengan unidas, nada va a reemplazar un abrazo o un beso, pero por protección es bueno mantenerse cerca a través de la tecnología, visitarlos con todas las medidas de bioseguridad necesarias y ayudarlos con sus condiciones físicas o mentales”.

En el caso del distanciamiento familiar y de adultos mayores, Yu anotó que es posible realizar visitas con todas las medidas de bioseguridad, sin embargo, insta a los ciudadanos a respetar el distanciamiento y fortalecer la comunicación: "Considero que la comunicación constante debe estar presente durante todo momento y seguir fortaleciendo los vínculos afectivos. Ahora que se permite mayor movilidad, se podría hacer algunas visitas presenciales a esos miembros de la familia que no hemos visto por meses. Avisándoles con anticipación y tomando las medidas preventivas necesarias". 

"Es importante respetar el espacio personal de las personas. Puede ser aunque sea una visita en la que saludemos desde el carro o desde una distancia considerable in necesidad de entrar en el hogar", expresó.  

“Una vez que la vacuna esté lista, los niveles de contacto van a volver a subir, porque muchos querrán estar nuevamente con sus amigos y seres queridos, pero no hay que olvidar los lineamientos de seguridad aunque la necesidad de contacto esté latente”, advirtió la psicóloga.

“Necesitaremos un tiempo para acostumbrarnos a estar en medio de multitudes e ir a actividades con tumultos en espacios cerrados, pero mientras mantengamos un estado emocional sano, podremos tomar decisiones pertinentes y que sean de ayuda para los demás”.

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