El Edificio

– ¿Llamaste para ver si pueden recibir el sobre?, le pregunto a mi amiga, quién quedó en averiguarme si aún puedo enviar los documentos de ese trámite bancario que he dejado postergado.

– Si, ya te lo he dicho como tres veces. Me indican que tienen un nuevo horario nocturno, me responde.

Me es difícil creer que ahora ese banco tenga un horario tan extendido. Siempre me ha parecido un edificio lúgubre, triste y hay más cajetas que seres humanos. En definitiva debo entregar los papeles, ya que hoy martes 13 de octubre es la fecha límite para hacer el préstamo.

Cuando llegué, me atiende un joven muy guapo, pero algo pálido y me recibe el sobre. Me indica que la Gerente desea hablarme, ya que tienen como política hacer una primera conversación para conocer al cliente.

Me llama mucho la atención tantas cajetas por todos los lados y no hay casi nada de personal a estas horas de la noche que atienda.

– Pase, me indica el joven de la recepción.

– Ouch, acabo de golpearme con una cajeta. ¿por qué hay tantas? De verdad, me pregunto como puede ser el banco que te da la tasa más baja del mercado, pero tienen un aspecto del otro mundo.

Bienvenida, me dice la Gerente. ¿Desea algo de tomar?

Respondí que no. Ya empezaba a sentir un poco de frio, ya que las ventanas del piso 23 estaban abiertas, otra particularidad.

Después de casi 30 minutos de interrogatorio, sentí un olor fuerte y pesado en el ambiente que no distinguía, pero iniciaba a marearme.

De las cajetas surgieron sombras que me jalaban fuertemente hacia ellas y yo paulatinamente cedía a mis fuerzas. Antes de convertirme en un ser inanimado más, me entregaron la siguiente nota:

“Tu préstamo ha sido aprobado satisfactoriamente” Vencimiento: Indefinido.

Tasa: la más baja del mercado, tan baja que ya no sientes el pulso.

Requisitos para aplicar: un alma ingenua

Condiciones: Sujeto a liberación en el próximo siglo, siempre y cuando tengamos una adecuada garantía.